La extorsión de las mafias de seguridad a las constructoras: «O me contratas o sufrirás robos»

viviendas nuevas
María Villardón

La Policía ha detenido hoy a una persona por extorsionar a empresarios de la construcción para que contrataran sus servicios de seguridad y hacerse con el monopolio de la zona sur de Madrid. Un hecho que, sin embargo, no es en absoluto aislado, las empresas constructoras españolas tienen que destinar una parte de sus presupuestos para pagar a las mafias que les “ofrecen” sus servicios de vigilancia. “Si no les contratas o les vas dando largas te dan un primer aviso que consiste en robar en la obra y si pretendes echarles un pulso, las amenazas son personales”, explica a OKDIARIO un empresario del sector.

El ‘modus operandi’ siempre es el mismo: se acercan a las obras, localizan al jefe del proyecto y le ofrecen sus servicios de vigilancia ‘amablemente’ por un pago mensual en dinero ‘opaco’. “Esto normalmente se suele hacer en los proyectos más pequeños y la ‘tarifa’ suele estar en los 400 euros mensuales aproximadamente, aunque puede variar”. Eso sí, insisten las mismas fuentes, “siempre prefieren el pago en ‘B’”.

Por su parte, las grandes empresas que lideran grandes proyectos optan por pagar a sus extorsionadores de otro modo. En lugar de pagarles en ‘cash’ optan por hacerles un contrato de trabajo temporal como vigilantes, les dan de alta en la Seguridad Social y les pagan un salario de alrededor de los 1.100 euros mensuales.

Aseguran que intentan no ceder a sus amenazas, pero al final optan por ahorrarse problemas y pagarles para que no les desmantelen los proyectos. “Lo primero que hacen, tras haber ofrecido sus servicios, es perpetrar un robo para hacerte ver que lo que puede pasar si no les contratas”, explican. Este es solo el primer aviso, si siguen sin ‘entrar en razón’ las amenazas llegan a ser físicas. Fuentes policiales señalan que roban maquinaria industrial como camiones, excavadoras y demás material de construcción que “resultan una faena a los constructores, eso sumado al miedo que tienen por el poder de estas mafias”.

La Policía confirma que la extorsión a los empresarios de la construcción es algo muy usual, pero “ninguno de ellos denuncia y si no hay denuncia de por medio nosotros no podemos actuar”. Explican, además, que “muchas empresas no acuden a la policía por las posibles consecuencias que puede haber después y porque muchas veces no saben ni quiénes son”.

Empresarios del sector señalan a este periódico que lo normal es que una vez que les ‘contratas’, ni aparezcan por allí para vigilar. Eso sí, aseguran que ‘el servicio’ es 100% eficaz, “no te roban nada, obviamente, porque son ellos mismos los que roban si no les pagas”. Por ejemplo, el hombre de 30 años de raza gitana detenido hoy por la Policía y conocido como ‘El Nenuco’ robaba a los empresarios que no contrataban sus servicios, pero lo hacía amenazando con armas de fuego a dos terceras personas para que lo hicieran por él. Al joven, que tiene 11 antecedentes, se le imputan delitos de amenazas, lesiones y detención ilegal.

Además, no son espontáneos que actúan de manera ‘amateur’. Estas mafias, están lideradas normalmente por individuos de raza gitana o gitana rumana, tal como confirman fuentes de la policía, y están muy bien organizadas por barrios o zonas de las ciudades. Hay un acuerdo tácito entre los diversos grupos mafiosos, “nadie se mete en las zonas de los demás. En caso de alboroto por la posesión de una obra, son los patriarcas de los diferentes clanes los que tienen la última palabra”, explican fuentes conocedoras de la situación.

Un escenario que no solamente va en detrimento de las finanzas de las empresas de construcción española, sino también de las compañías de seguridad. Tener los servicios de un vigilante de seguridad privado cuesta alrededor de 4.000 euros mensuales a una constructora, según los empresarios consultados, pero “se han dado casos de empleados de empresas privadas de seguridad que han sido agredidos o les han robado”. Además, los empresarios con los que ha hablado este periódico se terminan preguntando: “¿Para que vamos a tener contratada doble seguridad?”, aclaran.

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