El Real Madrid está a 90 minutos de conseguir una UEFA Youth League que se lleva deseando durante demasiados años por Valdebebas. El último obstáculo de los chicos de Raúl será un Benfica que le ha roto el sueño en dos ocasiones y contra el que tratarán de que esta vez los que terminen celebrando cuando el árbitro pite el final del partido sean los que van vestidos de blanco. Los lusos han disputado tres finales, pero como los madridistas, que nunca alcanzaron el último partido, tampoco han sido capaces de ganar.
Raúl y sus jugadores están a un partido de la gloria. A un duelo de pasar a ser historia del club blanco. A ocupar ese lugar de privilegio en el que están otros equipos eternos de la cantera del Real Madrid. La mejor cantera del mundo. Este grupo de jóvenes y excelentes jugadores quiere sentarse en la misma mesa que aquel que consiguió jugar una final de la Copa del Rey, que el que gestó a La Quinta del Buitre o el que ascendió a lo grande con hombres como Nacho, Lucas, Carvajal o Jesé. Todos ellos campeones de Europa. Esta mezcla entre juveniles y Castilla no se quiere ir de Nyon sin la copa y sin formar parte la leyenda del club.
El Real Madrid llega a esta final tras una temporada muy complicada donde el maldito coronavirus alteró la vida de todos. Antes de que el bicho pasase a ser protagonista de nuestras vidas, el Juvenil A dirigido por Dani Poyatos era uno de los candidatos a ganar la Youth League, lideraba con autoridad el Grupo V de División de Honor y ya pensaba en la Copa de Campeones y la Copa del Rey. Luego, todo se fue al traste, los jugadores de ese equipo se tuvieron que ir durante tres meses a sus casas, las competiciones nacionales se suspendieron y Poyatos aceptó una oferta irrechazable del Panathinaikos.
El gen ganador de Raúl
Por ello, cuando la UEFA decidió que la ‘Champions Juvenil’ se tenía que terminar al igual que la de los mayores o la Europa League, el club tuvo que improvisar. Lo primero que tenía que encontrar era un entrenador y Raúl era el elegido. El técnico del Castilla y leyenda de la entidad aceptaba un reto muy complicado. Lo segundo era hacer una selección entre juveniles y jugadores que esta temporada formarán parte del primer filial. Y tercero, pero no menos importante, concienciar a todos de que conseguir el título era posible.
Durante un mes Raúl y el cuerpo técnico del Castilla trabajaron a destajo en Valdebebas para recuperar a unos jugadores llenos de ilusión, pero con la inactividad lógica tras lo vivido. Y además, convenció a todos de que cuando uno se pone el escudo del Real Madrid sólo puede pensar en ganar. Con este pensamiento y el trabajo bien hecho, pasaron por encima de la Juventus, del Inter de Milán y del Salzburgo. Ahora, ante el Benfica, el reto es importante y la confianza máxima. La gloria está a 90 minutos.
