Xavi vuelve a ser el primero de la fila
Xavi Hernández es la primera opción de Joan Laporta para sentarse en el banquillo del FC Barcelona ante un hipotético despido de Koeman
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Xavi Hernández vuelve a estar en la pole como relevo para el banquillo del Barcelona. La más que posible destitución de Ronald Koeman ante un nuevo tropiezo en los dos próximos envites ligueros pone en jaque la continuidad del holandés al frente del banquillo culé, de ahí que desde hace días, desde la Junta Directiva de Joan Laporta se esté buscando a un sustituto de garantías para ocupar su sitio. En esas, el nombre de Xavi, vuelve a ser el primero de la fila.
Xavi es el preferido de Laporta y también de Mateu Alemany. El presidente y director de fútbol del Barça tienen claro que el entrenador catalán cumple con todos los requisitos necesarios para ser el futuro líder del banquillo culé. Buscan irremediablemente al nuevo Pep Guardiola, un técnico de la casa, que conozca de sobra todos los entresijos del Camp Nou y que suponga un auténtico pelotazo de crédito y barcelonismo. Destituir a Koeman para traer a Xavi sería un giro de guión muy aplaudido por la afición y que tendría su beneplácito.
El de Terrassa, además, tiene muy buena prensa. Su trayectoria como jugador, sobre todo liderando a la selección española, le colocan en un puesto de favor, muy distante a la posición actual de Koeman. Xavi es un gran conocedor de La Masía y sus valores y no dudará, como hicieron con él, en apostar por la nueva camada de jóvenes blaugrana que se avecina con los Gavi, Balde o Demir. También tiene su peso la conexión que existiría desde el primer momento con el núcleo de veteranos, muchos de ellos ex compañeros y amigos de confianza como Gerard Piqué o Sergio Busquets.
En el club son conscientes, como ya comprobaron con anterioridad, que la opción de Xavi no es sencilla. El entrenador tiene sus prioridades y en estos momentos tiene contrato en vigor con el Al-Sadd, con el que renovó el pasado mes de mayo hasta 2023 en medio de conversaciones con el Barcelona. Se rumoreó en varias ocasiones que con aquella renovación pactó una cláusula liberatoria para salir rumbo al Barça aunque él mismo aseguró que era «incorrecto» y que respetaría lo firmado.
Una de las exigencias que pediría Xavi para sentarse en el banquillo del Camp Nou es tener plenos poderes en la parcela deportiva. El catalán quiere tener el control del primer equipo en todas las áreas, tanto sobre el día a día deportivo como la confección de la plantilla en cada mercado estival. Él quiere poder decidir quiénes son las bajas y quiénes son las altas, quién vale y quién no y quién tiene las cualidades perfectas para jugar al estilo blaugrana.
Xavi, una opción complicada
El estilo de juego es una de las premisas que desean recuperar desde la presidencia culé, algo fallido con Ronald Koeman que ha demostrado ser rebelde en este sentido y que antepone los resultados a un esquema o una única forma de jugar. Con Xavi se espera recuperar el inamovible 4-3-3 y el juego posicional de toque al exceso, hasta entrar en la portería.
Pese a que fue partícipe de la candidatura de Víctor Font con el que pensaba sentarse en el banquillo, Xavi llegó a rechazar en dos ocasiones a Joan Laporta y los suyos tras llegar al poder. «Por suerte o por desgracia le he dicho dos veces no al Barcelona. Por circunstancias diferentes: familiares, profesionales, contractuales…», explicaba a principios de junio, asegurando que «decir que no es muy difícil porque soy culé, pero no era el momento». El de Terrassa no se arrugó para decir que no era el momento de dar el salto al Barça y que será él que se marque su propio camino como entrenador.
Está por ver si algo ha cambiado hasta ahora en la cabeza de Xavi Hernández, si el grito de socorro que proviene desde el Barça es suficiente para hacer cambiar el guión que él quiere seguir en su trayectoria como culé. Hasta el momento, su única experiencia en los banquillos es en Qatar, algo que ya generó dudas en su momento entre la directiva culé. El escenario actual del Barça tampoco es el idóneo para el catalán, que debería ponerse al frente de un plantilla por construir y con la moral aún dañada tras un verano turbulento con dos marchas sensibles como las de Leo Messi y Antoine Griezmann.