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MEDALLA CON DEDICATORIA MUY ESPECIAL

El trágico obstáculo que superó Queralt Castellet

Queralt Castellet llevaba mucho tiempo esperando el día de gloria que ha vivido en los Juegos Olímpicos de Pekín. La medalla de plata supone la culminación a toda una carrera deportiva, pero también le permite dedicar su logro a la persona que lo fue todo para ella y que se marchó cuando aún tenía toda la vida por delante: su novio y entrenador Ben Jolly.

Cuando apenas tenía 19 años y solo era una promesa del snowboard, Castellet conoció a Jolly. Así recuerda ella misma aquel momento: «Siempre se ha dicho que hay entrenadores que marcan la carrera de algunos deportistas de élite. En mi caso, esta afirmación es absolutamente cierta. Desde que conocí a Ben Jolly di un salto a todos los niveles, configurando en apenas seis años tanto la persona como la deportista que soy hoy día. Ben se convirtió en mi pareja y en mi entrenador al mismo tiempo. Y, pese a que en estas circunstancias en ocasiones aparecen roces, no fue ese nuestro caso».

Estas palabras pertenecen a la emotiva carta de despedida que la española hizo pública en 2015 para despedirse de Jolly. A su pareja le habían diagnosticado dos tumores cerebrales y, a la vista del pésimo pronóstico médico, optó por quitarse la vida. En aquel momento Castellet venía de conquistar la primera medalla mundial en la historia del snowboard español. Estuvo varios días sin pisar su tabla ni la nieve, rumiando su vida y su futuro. Salió adelante aún más fuerte.

«Ben fue quien me convenció de que podía estar en la élite. Y su legado supondrá para mí el compromiso de ser todavía mejor. Ojalá pronto pueda mirar al cielo desde lo más alto de un podio y dedicarle mis éxitos. Porque siempre sabré que serán también suyos», se despidió en aquella misiva a la que le faltaba el epílogo. Queralt ya lo ha escrito en estos Juegos Olímpicos de Pekín.