Zidane reanima al Madrid
Se estrenó Zidane en el Real Madrid y reanimó al equipo, sin grandes florituras, a las primeras de cambio. Isco y Bale lograron los goles ante un Celta insípido. Se reivindicó la vieja guardia, con un Marcelo resucitado y un Keylor que fue titular
Ha vuelto Zidane y ha recuperado a la vieja guardia. Su capacidad para ilusionar al madridismo, si no para el presente sí para el futuro, se ha contagiado a un equipo hundido en un pispás. El Real Madrid ganó a un Celta endeble con tantos de Isco y Bale con un juego al menos aceptable y con un buen segundo tiempo. Se reinvindicaron Marcelo y Asensio, enterrados en el banquillo por Solari, y Keylor fue titular bajo los palos.
Era una tarde para la ilusión, para la esperanza, para el optimismo. Era una tarde soleada y el madridismo había decidido regresar al Bernabéu. Era el estreno de Zidane. Con la temporada tirada a la basura como él mismo advirtió, el Real Madrid recibía al Celta y Zizou tiraba de toda la vieja guardia. Faltaban Casemiro por sanción y Carvajal por lesión, que habrían sido titulares por Odriozola y Bale. Zizou habría repetido el once de Kiev (menos Cristiano Ronaldo, obviamente), su última alineación como entrenador del Real Madrid.
Esa declaración de intenciones suponía borrar de un plumazo la oscura etapa de Solari y recuperar a Keylor (que se irá alternando con Courtois en los once partidos que quedan), Marcelo e Isco, tres de los proscritos en la era anterior. Kroos, Modric y el malagueño formaban el triángulo central, mientras que Asensio, Bale y Benzema eran los atacantes. Sorprendía la presencia en el once del Real Madrid del galés, sentenciadísimo para verano, pero quizá cualquier escaparate es bueno para que se vaya revalorizando.
Muy pronto se vio el primer detalle táctico del nuevo Real Madrid de Zidane. Era un 4-4-2 con Asensio y Bale en las bandas y con Isco como segundo delantero junto a Benzema. Tampoco es que el equipo saliera en tromba, pero al menos manejaba la pelota con cierta suficiencia. Marcelo fue protagonista de las dos primeras incursiones del equipo de Zizou. La primera la abortó Rubén Blanco, el portero del Celta, la segunda la desperdició Isco con una ruleta torpe y autointerrumpida dentro del área.
Partido tostón
Respondió el Celta al cuarto de hora con un cabezazo de Maxi López que despejó Keylor adornándose un poco. Con o sin postureo, el meta del Real Madrid evitó el tanto. El partido se cayó y pasó del fútbol al bostezo. Pérdidas de balón, pases más planos que el vientre de una modelo y áreas en desahucio. El primer tiro a puerta del Madrid lo hizo Kroos al filo del 27. El punto de mira se le desvió un poco alto.
El Bernabéu sesteaba entre la resignación y el desconsuelo. El madridismo está más pendiente de listas de altas y bajas que del fútbol más inmediato. Un par de remates acrobáticos de Benzema y Bale, que se estrelló contra el travesaño, fueron el siguiente hecho reseñable de que el Real Madrid estaba al menos de cuerpo presente.
Luego Rubén sacó una buena mano a disparo cruzado de Marcelo. Zidane había movido todo. Isco a la izquierda y Asensio de mediapunta. Luego Bale a la derecha y Asensio a la izquierda. El Real Madrid apretaba sin ahogar a un Celta ordenado como los cajones de una farmacia. Antes del descanso apareció el VAR para dejar sin sanción un agarrón a Asensio al filo del área y un codazo de Bale, que fue juzgado como amarilla y perfectamente podría haber sido roja.
Nespresso patrocina este partido
Nos fuimos al descanso y volvimos con el mismo partido soporífero. Bale que es más de izquierdas que Pablo Iglesias, apareció para irrumpir por el área del Celta. En el 55 marcó Modric un gol de volea con Varane en fuera de juego. ¿Influía o no en la acción? El colegiado lo dio por válido pero el VAR, que de vez en cuando acierta, le corrigió.
Al Celta se le empezó a hacer largo el partido. Se olía el gol del Real Madrid, que llegó en el 62 después de una buena maniobra de Marco Asensio, que fue dejando atrás rivales como Pedro Sánchez en unas primarias. De Asensio a Benzema (en posición muy dudosa) y de Karim pase de la muerte para Isco, que anotó en el segundo palo. Lo revisó el VAR mientras la pelota estaba ya en el centro del campo y, al final, el árbitro dio gol.
Zidane aprovechó el gol para cambiarle. Isco había hecho poca cosa en el partido, más allá de mostrar un porte nada apolíneo (digamos que tiraba más a Paquirrín antes de la reducción de estómago), pero al menos se había reivindicado con un tanto. Ceballos le suplió y Bale siguió exhibiendo desborde. Y el Real Madrid, para qué negarlo, falta de puntería.
Marcelo y Bale espabilan al Madrid
Al 75 quitó Zidane a Modric para meter a Valverde. Interprétese como descanso más que como otra cosa. Y justo ahí hizo el Real Madrid el segundo. Lo cocinó Marcelo como en sus mejores tiempos y se lo comió Bale, que es el jugador con más gol de este equipo. Y lo tenemos en oferta, oiga. Baratito, además. Por 120 es suyo, jeques del mundo. A 120 vale, a 120 cuesta.
El tercer cambio de Zizou, con el partido resuelto, fue Mariano por Benzema, otro que necesita descanso. Ya no quedaba mucho por contar. El Real Madrid dejó pasar los minutos, el Celta no tenía más fuelle para oponer resistencia, así que, colorín, colorado, Zidane demostró que, aunque tiene mucho trabajo por delante, ha sido capaz de reanimar al Madrid desde el día en que se conoció su regreso.