Bale vs Cristiano: El Protector del Reino contra El Padre de Dragones
«Cuando juegas al Juego de Tronos, o ganas o mueres». Sirva la amenaza de Cersei Lannister a Eddard Stark, antesala de su decapitación, de corolario al duelo que enfrentará este miércoles a Gareth Bale y Cristiano Ronaldo por un lugar de privilegio en la gloria de la final de Saint-Denis.
Cristiano contra Bale. Bale contra Cristiano. Será un juicio por combate. Un guerrero indomable de las islas del norte contra una fuerza desatada de la naturaleza, natural también de una ínsula, pero del sur. Dos aspirantes al trono de hierro, camino del salón real, pero sólo uno quedará en pie.
Su Alteza CR7, señor de los cuatro Balones de Oro
Su Alteza Cristiano Ronaldo, de la Casa Dos Santos, el cuarto de su nombre, rey de la isla de Madeira, señor de los cuatro Balones de Oro y Protector del Reino de Portugal. Un hombre forjado a sí mismo que aprendió a ser zurdo de tantos reveses que le dio la vida. Un superviviente. Un luchador. Un gigante hecho futbolista. Una leyenda.
Siempre tuvo la ambición y el sentido de familia de los Lannister y sobre su pecho hercúleo grabada a fuego aquella frase del patriarca Tywin: «El león no se preocupa de las opiniones de las ovejas». Las críticas le resbalan como sus hordas de haters, envidiosos de su belleza, de su riqueza y de su talento.
Cristiano Ronaldo, el protector del Reino de Portugal –permítaseme la licencia, que ya sé que es una República–, nunca se arruga, ni cuando pierde las batallas. Y nunca deja nada para mañana. Aplicará ante Gales el ultimátum de Tywin Lannister a su hijo Jaime: «Necesito que te conviertas en el hombre que siempre se esperó que fueras. No el año próximo. No mañana. Ahora».
Gareth Bale, el padre de dragones
Enfrente de Cristiano estará Gareth de la tormenta, de la casa Bale, el primero de su nombre, el que no arde en las finales. Príncipe de Gales, Khal del gran mar de hierba, rompedor de la cintura de Bartra y Padre de Dragones.
Un guerrero del norte, de las Islas Británicas, pulido a golpes de coz y de lluvia en la liga inglesa, que marchó para conquistar la gloria en el ejército más grande y con más conquistas del mundo: el Real Madrid.
Gareth Bale, un hombre recio, algo tosco, tímido como buen norteño, pero dispuesto a empuñar su pierna zurda, de acero valirio puro, con la que destrozar a sus enemigos. Un luchador criticado, cuestionado, acusado de blando y hasta de inválido, como Brandon Stark, pero que puede echarse un país a su espalda sin herniarse.
El Padre de Dragones quiere guiar al pequeño principado de Gales a una conquista imposible, luchando contra gigantes. Y Bale sabe que su ventaja está en el caos, en el desorden, en la velocidad, en subir esa escalera hacia el infinito.
Lo contó mejor y con más crudeza que nadie Peyter Baelish: “El caos no es un pozo. El caos es una escalera. Muchos de los que intentaron escalarla fallaron, nunca podrán probar de nuevo. La caída les rompió. Y algunos a los que se les dio la oportunidad de escalar, se aferran al terreno, a los dioses o al amor. Sólo la escalera es real. La subida es todo lo que hay”.
Siéntense y disfruten. El juego de tronos está a punto de comenzar.
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