UNDÉCIMO TÍTULO DE RAFA EN EL ATP 500 DE BARCELONA

Nadal, Conde de Barcelona

rafa Nadal
Rafa Nadal muerde el trofeo de campeón del Conde de Godó. (AFP)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Príncipe en Montecarlo, Conde en Barcelona y Rey de la tierra. Cuando llega la hora de la verdad, pocos deportistas en la historia rinden con nivel superior a Rafael Nadal. El tenista español completó su pleno de victorias en la final del Conde de Godó y arrolló a la sorpresa del torneo, Stefanos Tsitsipas, por un claro 6-2, 6-1, para hacerse con su undécimo entorchado en la Ciudad Condal y mantener el número uno del mundo una semana más.

El partido contra Carreño pudo servir al adolescente Tsitsipas para acostumbrarse al sufrimiento de jugar contra un jugador español especialista en tierra, pero la diferencia entre Pablo y su rival en la final, el mismísimo Rafael Nadal, es abismal, teniendo en cuenta la reciente reaparición del asturiano tras lesión. Stefanos, por tanto, se presentó al partido sin casi referencias, más allá de los vídeos observados de su ídolo, al cual iba a tener enfrente en su primer partido por un título ATP.

Con la confianza por las nubes, Stefanos comenzó sin sufrir al saque y haciendo sudar a Rafa con el suyo. El griego se beneficiaba de unas condiciones climatológicas que se asemejaban más a una película de terror que a un domingo primaveral en Barcelona, pero el sol iba a salir en la Ciudad Condal, lo cual, paradójicamente iba a significar el apagón en Tsisipas.

Rafa comenzó a golpear sin fallo, habiendo ajustado la maquinaria para dar su mejor versión en el partido clave, y Tsitsipas no pudo adaptarse a las cualidades del rey de la tierra, quien le golpeaba alto, bajo, antes de finiquitar los puntos con un golpe definitorio. Marca de la casa.

La impecable tarjeta de Tsitsipas en Barcelona sumaba su primera mancha en forma de set en contra, algo totalmente esperado pero que podía cambiar la actitud del griego, acostumbrado a jugar con viento a favor durante toda la semana. Nadal no iba a aflojar y así lo demostró con el break inicial del segundo set, que abría la veda de lo que se convertiría en un monólogo del diez veces campeón. 

Tsitsipas también se rinde ante Nadal

Los pensamientos negativos inundaron la cabeza de Tsitsipas a la vez que recibía una clase magistral de juego por parte de Nadal, superando la versión mostrada ante Goffin y descrita como «la mejor de la semana» por parte del manacorense. El segundo break del segundo set vino acompañado del delirio de la grada, merced a los winners que Rafa estaba convirtiendo en costumbre en su pista.

De los ganadores pasó a Nadal a la defensa insuperable de la que él hace gala con cierta normalidad en tierra batida. Tsitsipas, cuando atisbaba un halo de esperanza en forma de bola de break, se encontró con un muro al otro lado de la pista, que evitaba que sus palos fueran puntos, convirtiéndoles en inertes de cara al marcador. Esa es la mayor virtud de cuantas tiene el rey de la tierra. Ante su presencia, todos parecen menos de lo que son.

El servicio le dio a Tsitsipas la oportunidad de no marcharse en blanco en el segundo set, pero una vez evitado el rosco, el griego no tuvo más remedio que caer al igual que le pasó a otros durante diez años, ahora ya once, en Barcelona, el condado de Rafael Nadal.

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