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Champions League: FC Barcelona 3 - Nápoles 1

Messi se apunta a Lisboa

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barça consiguió pasar a los cuartos de final de la Champions en un partido muy efectivo de los culés. Un rato de Messi inspirado permitió a los culés anotar tres goles y dejar sentenciado a un Nápoles que fue mejor en la segunda mitad, pero que no tuvo la calidad suficiente como para meter el miedo en el cuerpo de los de Setién.

Los azulgrana, otra vez andando, pudieron contener a unos italianos que perdonaron en exceso en un partido en el que el VAR tuvo protagonismo anulando un gol a Messi, concediendo un gol dudoso a Lenglet y determinando un penalti a Leo al final de la primera mitad.

El partido comenzó con un Nápoles muy metido y acosando a un Barça que parecía estar en su versión Liga. En una jugada de tesón, Insigne perdonó la campanada tras soltar un latigazo en el minuto tres que se estrelló en el poste. Los culés, de milagro, se salvaron de tener que escalar una montaña.

Los culés se tranquilizaron poco a poco recuperando la posesión y a través de ella se acercaron a las inmediaciones del área del Nápoles. A los 10 minutos de juego, Lenglet se sacó de encima a Demme y remató franco de cabeza al fondo de las mallas el primer gol del partido. Sin hacer nada, los azulgrana encarrilaban el duelo.

El Nápoles estaba con la duda de atacar o esperar porque un único gol les metía en la prórroga. Messi no les dio mucho tiempo para pensar en ello porque en una jugada en la que ejerció de Juan Palomo se marchó por empeño y técnica de cuatro rivales con algún rebote favoreciéndole, pero sacando un remate en desequilibrio que evidencia que el argentino tiene mucha calle en sus botas. Ospina pudo haber hecho algo más.

La estrella culé se afinó aún más para desesperación de un Gattuso que parecía querer entrar en el terreno de juego por la falta de sangre de los suyos. Messi, por si fuera poco, casi sentencia el partido a la media hora con un gol que fue anulado por mano a instancias del VAR. El argentino recibió un pase excelente de Frenkie de Jong con el exterior, pero todo quedó invalidado.

El Barça, jugando caminando, dominaba al Nápoles hasta niveles extremos. El equipo napolitano se encontraba totalmente intimidado por un Messi desencadenado. Hasta presionó el argentino en lo que fue la jugada que propició el 3-0 y que fue un robo de cartera a Koulibaly que despejó el tendón de aquiles de un Leo que salió maltrecho de la jugada haciendo encender todas las alarmas. Suárez se encargó de anotar el 3-0 y la cosa parecía vista para sentencia.

El Nápoles, también en el descuento, se aferraba a la vida con un penalti tonto de Rakitic para que Insigne acortase distancias. El equipo italiano, en la siguiente jugada, tuvo hasta la oportunidad de acortar una segunda vez el marcador antes del descanso, pero Callejón se quedó a milímetros de lograrlo.

Apagón culé

La segunda mitad permitió ver las costuras a un Barça que bajó su rendimiento físico de forma alarmante. El equipo culé cedió la posesión y el Nápoles tuvo las ocasiones, aunque se notó que no es un equipo top de Europa como los rivales que esperan a los azulgrana por el camino.

Messi, que siguió pese a sus molestias, estuvo muy desaparecido, al igual que toda la delantera azulgrana en la segunda mitad. Especialmente preocupante es el caso de un Griezmann que ha vuelto a su versión apática como extremo zurdo.

Insigne se convirtió en una pesadilla para la defensa culé llevando todo el peso del ataque del Nápoles, pero Gattuso quizá pecó de amarrategui metiendo poca pólvora arriba para la remontada. El equipo italiano llevó más peligro en los córners que en jugada, pero Piqué fue un frontón en el juego aéreo.

El Nápoles se quedó a las puertas de meter el miedo a un Barça en modo ahorro a 10 minutos del final. Milik anotó de cabeza un gran gol, pero el linier determinó que estaba en claro fuera de juego. Setién y su banquillo respiraron porque no lo tenían claro. A esas alturas del partido no habían hecho ni un cambio.

El Barça se dedicó a defender con la posesión mientras pudo con el Nápoles volcado a la desesperada. Los culés no terminaron pidiendo la hora, pero evidenciaron que físicamente no aguantan los 90 minutos al 100%. La buena noticia para Setién y los suyos es que un rato de Messi vale para meter el pánico en los rivales, pero la duda continúa siendo si les da para ganar la Champions. Viendo a los rivales quizá sea complicado, pero con el argentino enchufado nunca se sabe.