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FC BARCELONA

Laporta se frota las manos con que Flick sea su salvador como lo fue Guardiola en 2009

Joan Laporta no es la primera vez que vive esto: Pep Guardiola ya le salvó de la quema en 2009 y Hansi Flick está desviando de nuevo el foco

En dos momentos de notables críticas e incertidumbre en torno a la dirección de Joan Laporta, primero Guardiola y ahora Flick acaparan el foco

Flick le devuelve al Barcelona la seriedad en Europa

El fútbol es caprichoso y el Barcelona es un gran ejemplo de ello, de la delgada línea entre la desdicha y el éxito. Desde la llegada de Hansi Flick, en uno de los momentos más difíciles a nivel institucional y deportivo de la entidad culé, en pocos meses, el técnico alemán ha conseguido dirigir el foco meramente al buen ritmo deportivo que está consiguiendo con sus jugadores y no de las dificultades y errores que está acumulando la actual Junta Directiva blaugrana. El presidente Joan Laporta lo anhela, sueña con que Hansi Flick sea su Pep Guardiola de 2009.

Hay que remontarse a 2008, Joan Laporta atravesaba un momento complicado en su primer mandato en el Barcelona, enfrentando una moción de censura y una notable falta de respaldo por parte de la afición. Su aventura apuntaba a ser breve, muy breve. Pero fue la llegada de Pep Guardiola, una de las decisiones más criticadas y que más dudas generó en el entorno culé por la falta de experiencia en la élite del de Santpedor, lo que revivió al club.

Pep Guardiola logró en muy poco tiempo, con unos resultados sorprendentes, silenciar cualquier tipo de crítica y lograr que el foco pasase de las polémicas con la directiva a los logros deportivos. Hoy, en una situación similar, Laporta confía en que Hansi Flick repita esa hazaña y sea el motor de un nuevo ciclo de éxitos para el Barcelona, demostrando que el club está listo para volver una vez más a la cima del fútbol europeo tras varios años en el fango.

Con Hansi Flick en el banquillo, el Barcelona ha dejado de percibir la Liga de Campeones como un reto inalcanzable, como la quimera en la que se había convertido tiempo atrás. Desde la llegada del alemán el salto competitivo de los culés es muy considerable, goleando en cada partido y mostrando una superioridad física y táctica que asombra ya en toda Europa, desplegando un juego directo y vertical, que combina la esencia del fútbol de posesión con una dinámica más rápida y agresiva. En este Barcelona renovado, la identidad sigue siendo cruyffista como ya apostó Guardiola, pero el enfoque táctico es germano: precisión y efectividad al extremo como se pueden ver tanto con sus cifras goleadoras como los fueras de juego que provocan.

Lo que antes era tempestad, ahora es calma en Barcelona para Joan Laporta. La evolución y resultados sobre el verde también ha aliviado al presidente, quien enfrenta la dura realidad económica de puertas para adentro pero sin la fuerte presión que sentía antes. Flick, como ya hizo Guardiola en su primer mandato, está siendo la panacea de los males del dirigente catalán.

Flick ha sabido inculcar en sus jugadores los principios del esfuerzo, la disciplina táctica y la mentalidad ganadora, factores que han hecho de este Barcelona un equipo de nuevo temido y respetado, que recuerda, paso a paso, a la época de Guardiola, con un proyecto que no solo ilusiona a los aficionados, sino que le da a Laporta la fortaleza para capear la tormenta.

La situación actual de Laporta guarda muchos paralelismos con la de 2008. Tras un verano de incertidumbre, con problemas financieros y críticas internas, la confianza en el presidente se tambaleaba más que nunca, incapaz de hacer grandes fichajes más allá de Dani Olmo y con dificultades para inscribir a cada jugador. Sin embargo, al igual que sucedió con Guardiola, el gran arranque de Flick ha cambiado el rumbo, ofreciendo a Laporta una segunda oportunidad de redención, desviando el foco. En 2008, la llegada de Guardiola desembocó en un sextete histórico, y Laporta espera que Flick sea capaz de crear un Barcelona que se le asemeje aunque sea un poco.