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La expresión que usamos sin parar en España desde hace más de 100 años y casi nadie sabe de dónde viene

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuando alguien nos dice «no me vengas con monsergas», todos entendemos el mensaje: basta ya de rodeos, excusas, discursos largos o historias innecesarias. Esta expresión, que utilizamos en España desde hace más de 100 años, tiene un significado muy claro, pero su origen no lo es tanto. De hecho, la Real Academia Española (RAE) indica expresamente que se trata de una palabra «de origen incierto». Aun así, filólogos y lingüistas han propuesto diversas hipótesis.

Uno de los datos clave para cualquier investigación etimológica es la documentación histórica. En el caso de la palabra «monserga», aparece por primera vez en la edición de 1843 del Diccionario de la Academia Usual, donde se definía como «lenguaje confuso y embrollado».

‘No me vengas con monsergas’

La teoría más sólida es la teoría del prestigioso filólogo Joan Corominas. En su Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana, sugiere que monserga podría derivar del occitano mensorga, que significa «mentira», y éste a su vez del francés mensonge. Según esta hipótesis, el término habría llegado al español a través de contactos lingüísticos con el sur de Francia o el ámbito catalano-occitano. Sin embargo, en español, una monserga no implica necesariamente falsedad, sino pesadez o confusión. Por eso, algunos lingüistas consideran que la evolución semántica no está del todo justificada.

Una teoría alternativa, más especulativa, relaciona monserga con el término «sergas», que durante siglos se utilizó para definir hazañas o proezas. El ejemplo más famoso es «Las sergas de Esplandián», novela de caballerías del siglo XVI.

Según esta teoría, las sergas serían relatos épicos y grandilocuentes, y las monsergas una versión degradada de estos relatos: historias contadas una y otra vez, exageradas, interminables y, finalmente, tediosas. Sin embargo, no hay ninguna documentación que confirme la relación entre ambos términos. Además, la palabra «serga» desapareció del lenguaje coloquial mucho antes de que apareciera monserga. Asimismo, no se explica la función del prefijo -mon en la palabra.

La teoría de las telas y tejidos

Otra posibilidad apunta a que serga fue el nombre de un tipo de tejido, similar a la sarga. Dado que estos tejidos podían enredarse o resultar difíciles de manejar, algunos han sugerido que monserga podría aludir metafóricamente a algo embrollado o complicado.

El problema, de nuevo, es la falta de pruebas. No existe ningún texto que relacione el trabajo con estas telas con el significado figurado de discurso pesado o repetitivo. Además, el salto semántico resulta forzado y no se sostiene con documentación histórica.

¿Un origen latino?

También se ha planteado la posibilidad de un origen latino, jugando con la coincidencia de mons («monte») y erga («hacia»). Sin embargo, esta teoría carece por completo de respaldo filológico. No se ha encontrado ningún texto latino que contenga una expresión similar ni que justifique una evolución fonética coherente hacia monserga.

‘Origen incierto’

La Real Academia Española no ha establecido nunca una etimología definitiva para monserga. Cuando una palabra se considera «de origen incierto», significa que ninguna de las hipótesis existentes cumple plenamente los criterios de certeza filológica. En este caso, aunque la propuesta de Corominas es la más aceptada, no cuenta con suficiente consenso ni pruebas documentales concluyentes como para ser oficializada.

En definitiva, decir «no me vengas con monsergas» es una forma eficaz de cortar un discurso pesado. Aunque sepamos perfectamente qué significa, no sabemos con total seguridad de dónde viene. La etimología más aceptada apunta a una influencia occitana o francesa relacionada con la idea de engaño o excusa, pero no existen pruebas definitivas. Mientras tanto, monserga sigue cumpliendo su función comunicativa: recordarnos que, a veces, lo mejor es ir al grano… y dejarse de monsergas.

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