El Barça echa a Gustavo Maia tras jugar ocho partidos con el filial y costar 4,5 millones
Uno de los últimos fichajes de Josep María Bartomeu al frente del Barcelona fue la adquisición de Gustavo Maia. El delantero costó a la entidad culé 4,5 millones de euros en el verano de 2020 y acaba de ser despedido por el club tras apenas poder disputar en todo este tiempo ocho partidos, todos ellos con el equipo filial.
Gustavo Maia se marcha al Vila Nova, de la Segunda División brasileña, tras un paso más que discreto por la disciplina azulgrana. El delantero, que provenía del Sao Paulo, no ha encontrado la continuidad en un club culé del que se marcha sin haber conseguido marcar un solo gol.
El jugador de 22 años vivió en sus propias carnes cómo se le negaba una oportunidad en el primer equipo azulgrana, mientras experimentaba cesiones en equipos como el Internacional o el Valencia Mestalla. El brasileño nunca llegó a rendir acorde a su precio y nunca alcanzó el nivel suficiente para alcanzar el fútbol profesional.
Gustavo Maia apenas disputó 283 minutos con el filial azulgrana saliendo cada minuto a 15.901 euros. El jugador estaba llamado a ser una suerte de Vinicius o Rodrygo –quienes eligieron jugar en el Real Madrid– para quedarse en un delantero que puede estar en el límite de poder estar en el fútbol de máximo nivel.
El delantero no es el primer brasileño ‘random’ que se la pega en el Barcelona. A la memoria de todo el mundo se viene cuando Laporta, en su primera época, se gastó 14 millones en fichar a Keirrison, quien nunca debutó en el primer equipo. Tampoco es fácil olvidar a un Henrique, quien también es de esa era, y que costó 8 millones para no debutar en el Camp Nou.
Más reciente es el caso de Matheus Fernandes, quien llegó en 2020 al equipo por un montante de 7 millones fijos más 3 en variables. El Barcelona pronto se percató de su bajo nivel despidiéndole del club. El jugador recurrió a la Justicia Ordinaria y la entidad fue condenada a pagar 8,5 millones por despido improcedente. Gustavo Maia engrosa una nueva página negra en la política de fichajes azulgrana.
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