Final Four Euroliga: Real Madrid vs Fenerbahce

Y Tavares asustó

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Tavares, rodeado de jugadores del CSKA en la Final Four. (Euroliga)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

«Es muy joven, dadle tiempo». «Cuando coja confianza ya veréis». «Puede dominar los partidos a voluntad. Es inmenso». Todos estos mensajes y la figura de Eddie Tavares han estado en constante unión en estos últimos meses desde que aterrizase en el Real Madrid. Todo el mundo esperaba la versión que apareció del caboverdiano en las semifinales ante el CSKA de Moscú después de no cumplir con las expectativas en la ronda anterior ante Panathinaikos.

Pablo Laso quería un Tavares agresivo, influyente en defensa y con hambre y se quedó encantado con lo que vio ante los rusos. Apenas duró ocho minutos en la cancha porque tanta agresividad unida a su inexperiencia en las Final Four trae consigo una factura, pero el tiempo que estuvo en cancha decidió y para bien para los blancos.

Tavares tuvo un ataque de hiperactividad en los 8 minutos que permaneció en cancha ante el CSKA. Le dio tiempo a ser expulsado por cinco faltas, también puso tres tapones e intimidó a los gallos rusos como De Colo o Higgins, firmó un matazo y hasta falló tres tiros libres. Si no hubiese sido expulsado, habría jugado más minutos que Gustavo Ayón en el periodo decisivo, porque Laso estaba encantado con la versión con cafeína de su gigante de 2.21.

«Tavares ha dominado mientras ha estado y he tenido la sensación de que cada jugador en pista podía dominar en su parcela», dijo el técnico, que ya sabe que ante el bestial Jan Vesely –el mejor pívot de la Euroliga y en el primer quinteto de la competición– sabe que cuenta con un jugador que también puede volar hasta el techo del pabellón si ante el Fenerbahce se diese esa situación.

Todo suma a estas alturas en un Real Madrid que no se esperaba un partido tan solvente contra todo un campeón de la temporada regular como el CSKA. «Se nota que estamos todos. Cada uno ha puesto su granito de arena y hemos jugado como un equipo», comenta Felipe Reyes. «No sabemos el techo de este equipo y eso al final es peligroso para los rivales porque no han tenido la oportunidad de conocernos, como nosotros también, cuando estamos todos juntos», zanja Laso. Y a esa guerra se ha apuntado un Tavares que no sólo quiere dominar en la ACB.

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