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Los primeros ciudadanos que serían reclutados si España entrara en guerra

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La situación actual en el mundo es alarmante, con conflictos bélicos en diversas regiones que amenazan la estabilidad global, razón por la cual hay quienes se preguntan qué ocurriría si España entrara en guerra. La guerra entre Israel y Gaza ha intensificado los temores de un conflicto mayor, mientras que el conflicto entre Rusia y Ucrania continúa sin perspectivas de solución. Ante este panorama, la inquietud por un aumento de las tensiones bélicas ha llevado a muchos estados a reforzar sus fuerzas armadas y a agrupar recursos militares.

En el caso de España, la Constitución establece claramente que «los españoles tienen el derecho y deber de defender a España». Este mandato implica que, en caso de que las fuerzas armadas no cuenten con los efectivos necesarios, el reclutamiento de ciudadanos podría convertirse en una realidad. De esta manera, la población civil podría verse obligada a contribuir en la defensa del país. La posibilidad de ser llamados a filas plantea preguntas sobre la preparación y la disposición de los ciudadanos ante un conflicto potencial. En este contexto, la seguridad y la defensa se convierten en temas centrales para el futuro del país.

¿Qué ocurriría si España entra en guerra?

Desde el año 2001, España cuenta con un Ejército profesional tras la abolición del servicio militar obligatorio, conocido popularmente como la mili, durante el mandato del Gobierno de José María Aznar. Actualmente, las Fuerzas Armadas están compuestas por aproximadamente 120.000 efectivos, quienes serían los primeros en actuar en caso de un conflicto armado. Sin embargo, ante la posibilidad de que se requieran más efectivos, es necesario revisar la legislación vigente para determinar quiénes podrían ser reclutados en una situación de crisis.

La ley de la carrera militar, aprobada en 2007, establece tres categorías de reservistas: los de especial disponibilidad, los voluntarios y los obligatorios. La incorporación de estos reservistas se activaría en circunstancias excepcionales, cuando las necesidades de defensa no puedan ser cubiertas por el personal militar profesional. En primer lugar, el Consejo de Ministros convocaría a los reservistas voluntarios y a los de especial disponibilidad, que incluyen a aquellos militares que se retiraron tras cumplir 45 años y a civiles que hayan solicitado unirse a las Fuerzas Armadas. Este grupo podría sumar alrededor de 8.000 personas.

Si estas cifras no fueran suficientes, el Gobierno necesitaría solicitar autorización al Congreso para convocar a los reservistas obligatorios, es decir, a civiles que no tienen vínculo previo con las Fuerzas Armadas. Esta convocatoria afectaría principalmente a jóvenes de entre 19 y 25 años.

El proceso de incorporación comenzaría con el envío de una ficha a los jóvenes convocados, donde podrían aportar información sobre su estado de salud y físico, así como sus preferencias sobre el tipo de unidad en la que les gustaría servir. Posteriormente, se llevarían a cabo reconocimientos médicos y pruebas psicológicas y físicas. Una vez completados estos trámites y tras recibir el uniforme, los nuevos reclutas se integrarían plenamente en las Fuerzas Armadas, asumiendo la responsabilidad de seguir las normas de comportamiento militar y estar sujetos a las leyes penales y disciplinarias correspondientes.

No obstante, aquellos que no deseen participar en el servicio militar tendrían la opción de acogerse a la objeción de conciencia. La ley permite que quienes se nieguen a prestar servicio en las Fuerzas Armadas o en cualquier organización que implique el uso de armas puedan ser reconocidos como objetores. Esta posibilidad les habilitaría para ser asignados a funciones en entidades de interés general donde no se requiera el uso de armamento. Así, aunque España cuente con un Ejército profesional, la ley establece mecanismos claros para garantizar la defensa del país en caso de guerra, sin que esto implique obligar a todos los ciudadanos a participar en conflictos bélicos.

¿Cómo actuar?

Ignacio Ortega, director de la Escuela Española de Supervivencia, subraya la importancia de la información en situaciones de conflicto bélico, ya que permite tomar decisiones adecuadas, según recoge El Español. Uno de sus principales consejos es establecer un protocolo de acción y preparar un sistema de abastecimiento. También es crucial identificar un refugio seguro, como la casa de un conocido o un lugar en el campo, y evitar desplazamientos en horas críticas para no quedar atrapado en atascos.

Ortega destaca que contar con mapas físicos es fundamental, dado que en momentos de crisis puede fallar la tecnología y el acceso a Internet. Además, sugiere tener un inventario de suministros básicos: radio, alimentos, pilas, efectivo y un botiquín. En cuanto a la alimentación, recomienda acumular agua y productos en conserva, así como alimentos que no requieran refrigeración.

En caso de vivir cerca de instalaciones militares, lo más prudente es evacuar hacia el campo, donde hay menos probabilidad de ataques. Por último, se deben tomar precauciones en el hogar, como proteger las ventanas con cinta adhesiva y evitar el uso innecesario de la luz para no convertirse en un objetivo.