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Creerás que estás en el Caribe sin salir de España: la playa de aguas cristalinas que está siempre vacía porque casi nadie conoce

La playa de la Comunidad Valenciana que hará que pienses que estás en el Caribe

Poder pasar unas vacaciones en una de la playas paradisíacas del Caribe es el sueño de muchas personas. Sin embargo, si lo piensas, este tipo de viajes son bastante caros pero además, España tiene una oferta de playa que no desmerece para nada lo que encontramos en el Caribe. Puede que no sean playas tan grandes o con una arena que sea completamente fina y blanca, pero hay playas de España que son realmente un paraíso. Uno que te transporta de inmediato al Caribe. Es el caso de la playa de la que ahora te hablamos. Está en la Comunidad Valenciana pero pocos la conocen.

La playa en cuestión se encuentra en Xilxes, un pequeño municipio costero de Castellón, y tiene todo lo que suele verse en una de esas postales del Caribe. Pero además, lo mejor de todo es que sigue siendo un secreto a voces ya que nadie suele hablar de ella. De este modo, no tienes que esperar colas, ni echar a correr o pelear por encontrar un hueco. Y como no, tampoco se requiere  cruzar el Atlántico para sentir que está en el paraíso. En esta playa, el tiempo se ralentiza y el Mediterráneo se presenta en su mejor versión. Sin duda una playa de aguas cristalinas que una vez descubras querrás visitar siempre.

La playa de España con aguas cristalinas que está siempre vacía

Puede que sea uno de los tramos de costa más sorprendentes de toda la Comunidad Valenciana. No por su tamaño, ni por grandes lujos, sino porque tiene ese equilibrio entre belleza natural y tranquilidad. En Xilxes, a escasos 3,5 kilómetros del núcleo urbano, se extiende un litoral que parece sacado de otra latitud. La playa se divide en dos zonas: El Cerezo, más amplia, y Les Cases, algo más urbana, pero ambas comparten lo esencial: aguas limpias, arena suave y muy pocos visitantes.

El Cerezo es la que más recuerda a ese Caribe que todos imaginamos. Con sus dos kilómetros de longitud y unos treinta metros de anchura media, no hay sensación de agobio. Al contrario: da gusto extender la toalla sin tener a nadie pegado al lado. El mar es tan transparente que puedes ver tus pies mientras caminas dentro, y la entrada al agua es progresiva, ideal si vas con niños o simplemente te gusta el baño tranquilo.

Además, no por ser una playa poco concurrida renuncia a los servicios: hay duchas, lavapiés, baños públicos, aparcamiento cómodo, socorristas y zonas de juegos. Incluso está adaptada para personas con movilidad reducida. Y sí, todo eso sin perder el encanto de lo natural. Porque aquí no hay bloques de hormigón, ni urbanizaciones masivas. Solo mar, cielo y ese silencio que cada vez es más difícil de encontrar.

Un paseo marítimo que te encantará

Otro de los grandes aciertos de Xilxes está justo al lado de su playa: su paseo marítimo. No todos los paseos tienen ese equilibrio entre funcionalidad y belleza, pero este sí. Con un trazado de kilómetro y medio, está pensado para caminar, sí, pero también para parar. Hay bancos en los que sentarse a mirar el horizonte, zonas verdes, esculturas, y también espacios para los más pequeños y jardines.

Un paseo marítimo en el que no hay ruidos excesivos ni tráfico molesto, por lo que invita a relajarse, disfrutar de las vistas y olvidarse un poco del ruido constante en las ciudades. Y todo esto, a muy pocos metros de una playa que te hace olvidar que estás en el Mediterráneo y que incluye restaurantes donde puedes comer con vistas al mar.

Un pueblo pequeño con mucha historia

Pero Xilxes no es sólo una playa que parece un paraíso. El propio pueblo tiene ese encanto discreto de las localidades que no han perdido su esencia. Con algo menos de 3.000 habitantes, se recorre en poco rato, pero invita a hacerlo con calma. Las calles peatonales del centro, como Arbelló o la plaza Alfonso XIII, están llenas de detalles. Desde la iglesia barroca de la Asunción hasta la fuente histórica de La Unió, todo parece pensado para disfrutarse a pie, sin prisas.

Y si te gusta la historia, aquí también la hay. En 2007 se descubrió una necrópolis cristiana con tumbas que datan de los siglos XIII al XVIII, un hallazgo que habla de un pasado que va más allá del turismo de verano. También es interesante el entorno natural del municipio: marjales protegidos, montañas cercanas y campos de cítricos que perfuman el aire. Hay rutas señalizadas como el Sendero Azul, perfecto para caminar o hacer un poco de bici mientras se observa la fauna local.

En definitiva, todo forma parte de la misma experiencia. Y estando de vacaciones, no vienes sólo a bañarte, sino a desconectar. A pasear. A reencontrarte con ese Mediterráneo que todavía es capaz de sorprendernos. ¿A qué esperas entonces para conocer un rincón diferente y casi único en plena comunidad valenciana?.