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Madrid

Palacios y jardines: la joya oculta de Madrid que muy pocos conocen y merece una visita

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En la ciudad de Madrid hay lugares que son bien conocidos por todos, como el Palacio Real o el Parque del Retiro, pero también hay otros que pasan completamente desapercibidos, y bien merecen una visita, como el barrio de El Pardo. Se encuentra en el distrito de Fuencarral-El Pardo, ubicado al noroeste de la capital.  Aquí se encuentra el monte El Pardo, históricamente un coto de caza de reyes, y reconocido como uno de los bosques mejor conservados en Europa.

El Pardo, uno de los lugares más interesantes y desconocidos de Madrid

El Monte de El Pardo, mucho antes de convertirse en residencia de Francisco Franco, tuvo un destacado rol en la historia. Su origen se remonta al siglo XV, durante el reinado del rey Enrique III de Castilla, quien estableció una gran casona en este frondoso lugar, convirtiéndolo en un punto clave para la caza real. El lugar, abundantemente rico en fauna, se convirtió en un distinguido coto de caza, incluso antes de la consolidación de la corte en Madrid.

Bajo el reinado del Emperador Carlos V, la construcción existente se transformó en un palacio, pero fue durante el siglo XVIII, bajo el gobierno de Carlos III y con la influencia de Sabatini, cuando este palacio se amplió hasta adquirir su apariencia actual. Durante esta época, el monarca pasaba alrededor de tres meses al año en esta residencia, que también albergaba la Corte durante varios inviernos.

A lo largo del tiempo, se establecieron nuevos emplazamientos como la Quinta del Duque del Arco o el Palacio de la Zarzuela, y diversas figuras históricas ocuparon sus estancias. En el Palacio de El Pardo, Alfonso XII falleció por tuberculosis, y Francisco de Goya vivió durante varios años en la antigua casa de postas, que ya no existe.

Más adelante, Francisco Franco estableció su residencia habitual aquí, con un extenso personal, guardias y personas de confianza. Tras la transición, el uso del lugar se destinó a actos públicos y para alojar a diversas personalidades extranjeras y políticos de todo el mundo que formaban parte de las distintas casas reales.

Palacio Real de El Pardo

El Palacio Real de El Pardo, un monumento de gran relevancia histórica, es el principal atractivo del barrio. Sus orígenes datan del siglo XV y ha sido testigo del paso de numerosos miembros de tres dinastías monárquicas: Trastámara, Austrias y Borbones, a lo largo de la historia española. El palacio exhibe una destacada colección de relojes, majestuosas lámparas de araña y valiosas obras pictóricas, aunque muchas de las más relevantes se perdieron en un incendio a principios del siglo XVII.

Casita del Príncipe

A unos 400 metros del Palacio Real, por el Paseo de El Pardo, se encuentra la Casita del Príncipe. Este edificio, construido como residencia de recreo para los entonces príncipes Carlos IV y Maria Luisa de Parma, fue diseñado íntegramente en 1783 por el renombrado arquitecto Juan de Villanueva, destacado exponente del estilo neoclásico español.

Villanueva consideró su fachada como un preámbulo de lo que plasmaría posteriormente en el Gabinete de Historia Natural, ahora conocido como el Museo del Prado. Los frescos en la bóveda del comedor son excepcionales, aunque los expertos subrayan principalmente los bordados de seda que adornan siete de las nueve estancias de esta residencia principesca.

Sala histórica de la Guardia Real

Este es la Sala histórica de la Guardia Real, donde se conservan objetos, uniformes, vehículos y documentos de las tropas que han resguardado a la Casa Real desde el siglo XVI (la Guardia Real se estableció en 1504) hasta la actualidad. Entre las piezas más destacadas se encuentra el modelo de Mercedes Benz G 4 W31 que Adolf Hitler obsequió a Franco en 1940, así como el Rolls Royce utilizado en la proclamación de los reyes Juan Carlos I y Felipe VI.

El Cristo de El Pardo

Cerca del río Manzanares se encuentra una colina que se puede ascender a pie o en coche hasta el Convento de los Padres Capuchinos, datado del siglo XVII, aunque su fachada ha sido modificada desde su origen. Lo más notable de este lugar religioso es una escultura alojada en una urna acristalada en la capilla lateral: el Cristo yacente, conocido como el Cristo de El Pardo.

Esta talla en madera policromada, creada por el artista Gregorio Fernández, fue encargada por el rey Felipe III y donada al convento en 1615 con motivo del nacimiento de su primer hijo varón, quien luego sería Felipe IV. Esta obra barroca, una pieza maestra de la escultura, cuenta con una notable devoción tanto en El Pardo como más allá de este distrito madrileño.

Palacio de la Quinta del Duque de Arco

Los jardines de la Quinta del Duque del Arco destacan por sus esculturas y fuentes distribuidas entre sus terrenos, que se crearon entre 1726 y 1737. Además, este entorno natural fue el escenario principal utilizado en la serie de televisión «La cocinera de Castamar».