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Cuidado con el olor a persona mayor: comienza mucho antes de la vejez y así se puede suavizar

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Es probable que en algún momento de tu vida hayas notado un aroma peculiar en las personas mayores. Un olor que, lejos de ser agradable, puede ser algo incómodo, casi como si estuviera asociado a la falta de higiene. Sin embargo, lo que muchas personas no saben es que este aroma no tiene nada que ver con una falta de cuidado personal, sino con una serie de cambios biológicos que ocurren con el paso de los años. Aunque no es un tema que se hable mucho, el conocido «olor a persona mayor» está relacionado con un proceso natural y comienza mucho antes de llegar a la tercera edad.

Con el paso de los años, nuestro cuerpo experimenta cambios hormonales que afectan la producción de aceites y lípidos en la piel, lo que a su vez altera su olor. A pesar de que este olor suele asociarse con los mayores, es algo que comienza a manifestarse alrededor de los 40 años, cuando nuestro organismo empieza a experimentar la peroxidación de los ácidos grasos. A través de un complejo proceso biológico, ciertos compuestos químicos, como el 2-nonenal, emergen, dándole ese toque característico al aroma de los adultos mayores.

¿Cuándo surge el ‘olor a persona mayor’?

Aunque muchas veces asociamos el olor corporal de los ancianos con la edad avanzada, es un proceso químico natural que empieza mucho antes de llegar a la vejez. El principal culpable de este cambio en el aroma corporal es una molécula llamada 2-nonenal, un compuesto producido por la oxidación de los ácidos grasos que se encuentran en la dermis. Esta sustancia tiene un olor que algunos describen como herbáceo, graso y algo desagradable.

Lo curioso es que este compuesto no se puede detectar antes de los 40 años, pero después de esta edad, su presencia aumenta notablemente, sobre todo en personas que están envejeciendo. Esto está directamente relacionado con los cambios hormonales que ocurren con el paso del tiempo.

A medida que las personas envejecen, las glándulas sebáceas y sudoríparas, responsables de regular la cantidad de grasa y sudor en la piel, cambian su funcionamiento. Esta alteración en la producción de lípidos y la disminución de la capacidad antioxidante de la piel favorece la aparición de la peroxidación, el proceso que desencadena la formación del 2-nonenal.

A medida que nuestra piel pierde su capacidad natural de defensa y la actividad de las glándulas sudoríparas se ve alterada, el olor corporal empieza a cambiar. La composición de los lípidos en la piel cambia y, con ello, el equilibrio de las bacterias que habitan en ella. Esta microbiota cutánea también juega un papel importante en la emisión de olores, ya que las bacterias presentes en nuestra piel descomponen los aceites y los sudores que liberamos, lo que influye directamente en el aroma que percibimos.

Factores

El envejecimiento no es el único factor que contribuye a este cambio en el olor corporal. De hecho, la genética, el estilo de vida y ciertos hábitos pueden acelerar o modificar la manera en que percibimos el olor de una persona.

Además, las enfermedades renales y la diabetes pueden contribuir a cambios en el olor corporal. Las personas con diabetes, por ejemplo, a menudo experimentan un olor dulce o afrutado en su sudor debido a la acumulación de ciertos compuestos en la sangre. De manera similar, las enfermedades renales pueden generar un olor característico a amoníaco debido a la incapacidad de los riñones para metabolizar adecuadamente la urea, un producto de desecho del cuerpo.

Por otro lado, el estrés, la falta de sueño y el consumo de alcohol también pueden alterar el aroma corporal. La sudoración excesiva, comúnmente conocida como hiperhidrosis, puede hacer que el cuerpo libere más compuestos odorantes, lo que contribuye al aumento del mal olor.

También es importante tener en cuenta que la percepción del olor varía según el sexo, ya que las mujeres tienen una mayor sensibilidad olfativa, especialmente en ciertas etapas de su vida, como durante la menstruación o el embarazo.

Trucos

Aunque no se puede evitar por completo el fenómeno del «olor a persona mayor», existen varias maneras de suavizarlo y hacer que sea menos notorio. Lo primero y más importante es mantener una buena higiene personal. Aunque este fenómeno no está relacionado directamente con la falta de higiene, la limpieza regular puede ayudar a reducir la acumulación de bacterias y compuestos que contribuyen al mal olor.

El uso de desodorantes y antitranspirantes también es una opción efectiva para controlar el olor corporal. Estos productos no sólo ayudan a eliminar el sudor, sino que también contienen compuestos que neutralizan los olores desagradables.

Algunos expertos sugieren la depilación de las axilas o la zona inguinal, ya que el vello puede atrapar el sudor y prolongar el tiempo en que las bacterias interactúan con él. Además, una dieta balanceada puede ser clave para reducir los compuestos sulfurados en el cuerpo.