Curiosidades
Alimentos

Los científicos alaban las propiedades de las sardinas: todos deberíamos comerlas

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las sardinas son una excelente fuente de nutrientes y se utilizan en diversas preparaciones culinarias. Tienen un alto contenido en ácidos grasos omega-3, proteínas, vitaminas B12 y D, y minerales como el calcio y el fósforo.

Beneficios de las sardinas para la salud

Ahora, un estudio liderado por la profesora e investigadora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) Diana Díaz Rizzolo, avala las propiedades de las sardinas para la salud. Su consumo regular tiene un efecto preventivo ante la diabetes tipo 2, tal y como recoge la revista ‘Clinical Nutrition’.

«Nos interesaba buscar un tipo de pescado que fuera muy rico en ácidos omega 3 (EPA y DHA) y que, además, tuviera taurina ya que habíamos realizado algunos estudios previos y podría tener efectos hipoglucemiantes y que, además, tuviera muy bajos niveles de contaminantes. De ahí resultó la sardina, que además es accesible económicamente y todo el año», explica la doctora a ‘Alimente’.

En el estudio también han participado investigadores de la Universidad de Barcelona, CIBERDEM, el Departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona,  el Fatty Acid Research Institute (EE.UU) y el Laboratorio de Investigación en Diabetes y Obesidad y del Grupo de Investigación en Atención Primaria.

Participaron 152 pacientes de 65 años, todos con prediabetes, cuyos niveles de glucemia en ayunas oscilaban entre 100 y 124 mg / dl. Un grupo añadió a su dieta 200 gramo de sardinas a la semana. Se les recomendó que comieran las sardinas enteras, incluido el esqueleto, ya que esta parte es especialmente rica en vitamina D y calcio.

El grupo que no incluyó sardinas en su dieta comenzó con un 27% de personas con un riesgo muy elevado de sufrir diabetes. Transcurrido un año desde el inicio del estudio, el 22% seguía teniendo esa clasificación. Mientras, el grupo que sí las comió tenía un 37% de pacientes con un riesgo alto de sufrir diabetes y después de un año el porcentaje se redujo al 8%.

Además, estos últimos tuvieron una mejora significativa en otros parámetros relevantes, como el aumento del colesterol bueno (HDL) y de las hormonas que mejoran el metabolismo de la glucosa (adiponectina) y la disminución del índice de resistencia a la insulina (HOMA-IR). También disminuyeron la presión arterial y los triglicéridos.

El estudio se hizo a pacientes mayores de 65 años, pero la doctora asegura que «los resultados nos hacen pensar que podríamos conseguir un efecto preventivo igual de interesante en personas más jóvenes».