Hallazgo fascinante: descubren cientos de agujeros negros ocultos, y creen que podría haber muchos más
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En el vasto espacio exterior, los agujeros negros fueron tradicionalmente uno de los mayores desafíos para los astrónomos. Su naturaleza invisible y el entorno extremo que los rodea dificultan su identificación y estudio. No obstante, gracias al uso combinado de tecnologías avanzadas y datos históricos, se logró un avance significativo en su detección.
Un nuevo descubrimiento, publicado en diciembre de 2024, amplía el conocimiento sobre los agujeros negros supermasivos, a la vez que podría modificar su papel en la evolución de las galaxias. Los resultados sugieren que aún queda mucho por explorar en las profundidades del universo.
¿Qué son los agujeros negros?
Los agujeros negros son reconocidos como los objetos más densos del universo. A pesar de su capacidad para generar un brillo intenso al devorar materia, muchos de ellos permanecen fuera del alcance de los telescopios tradicionales debido a que están envueltos en densas nubes de gas y polvo.
Y es que estas nubes bloquean la luz visible, dificultando su identificación desde la Tierra.
Según el nuevo estudio, al menos el 35% de los agujeros negros supermasivos están oscurecidos, una cifra significativamente superior al 15% estimado previamente. Incluso, los investigadores no descartan que la proporción real pueda alcanzar el 50%. Este dato obliga a replantear los cálculos sobre la cantidad total de estos objetos en el universo.
¿Cómo se detectan los agujeros negros ocultos?
Los investigadores combinaron los datos del satélite infrarrojo IRAS, que operó en 1983, con las capacidades avanzadas del telescopio de rayos X NuSTAR. Esta técnica permitió identificar fuentes luminosas de alta energía en el rango infrarrojo que, tras ser analizadas, resultaron corresponder a agujeros negros escondidos.
Los pasos clave en el proceso de detección incluyeron:
- Identificación inicial: localizar posibles candidatos mediante bases de datos infrarrojas.
- Confirmación posterior: usar telescopios ópticos y de rayos X para distinguir entre agujeros negros y galaxias en formación.
- Análisis avanzado: diferenciar entre fenómenos astrofísicos similares, maximizando el potencial de las tecnologías utilizadas.
El papel de los agujeros negros en las galaxias
Si bien estos objetos pueden ser fascinantes por su densidad y propiedades físicas, lo más increíble es el papel que desempeñan en la formación y evolución de las galaxias.
Situados generalmente en el centro galáctico, los agujeros negros interactúan con el entorno mediante la atracción de gas y polvo. Este fenómeno limita la formación de estrellas y afecta directamente el crecimiento de las galaxias.
Uno de los aspectos más intrigantes de este hallazgo es la posibilidad de responder preguntas clave:
- ¿Cómo influyen estos objetos supermasivos en la distribución del polvo y gas que los rodea?
- ¿Cuál es su impacto real en el entorno galáctico?
De acuerdo con Poshak Gandhi, coautor del estudio, estos objetos masivos son determinantes en la configuración del cielo nocturno: «Si no tuviéramos un agujero negro supermasivo en nuestra galaxia, podría haber muchas más estrellas en el cielo».
Avances en la investigación del espacio
El uso de estas tecnologías mejora nuestra capacidad de observación y sienta las bases para futuras misiones espaciales enfocadas en regiones más remotas y oscuras del universo. Además, esta metodología podría aplicarse a investigaciones dentro de nuestra propia galaxia, incluida la observación de Sagitario A, el agujero negro situado en el centro de la Vía Láctea.
Así, los avances en la detección de agujeros negros están marcando un nuevo paradigma en el campo de la astronomía. El uso combinado de tecnologías antiguas y modernas demuestra la importancia de aprovechar al máximo los datos existentes.
A medida que nuevos telescopios entren en funcionamiento, como el telescopio James Webb, los científicos esperan obtener información aún más detallada sobre los agujeros negros supermasivos.
Estos instrumentos, junto con el conocimiento adquirido en este estudio, podrían acercarnos a comprender mejor el universo y la relación entre los agujeros negros y las galaxias.
En palabras de Peter Boorman, otro de los autores de la investigación, «estos hallazgos revelan que aún estamos lejos de comprender la magnitud real de los agujeros negros en el universo».