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Los científicos dan la voz de alarma: las verduras que comemos podrían estar absorbiendo nanoplásticos del suelo

La presencia de nanoplásticos en el medio ambiente se ha convertido en un tema prioritario para la comunidad científica. Estas partículas, más pequeñas que una célula, son el resultado de la fragmentación de los plásticos que se acumulan en los suelos, ríos y mares. Su tamaño microscópico permite que se infiltren en sistemas biológicos, lo que plantea interrogantes sobre su impacto.

El estudio de la acumulación de nanoplásticos en los cultivos comestibles ha sido hasta ahora limitado debido a las dificultades analíticas que conlleva detectarlos. Sin embargo, nuevos avances en la investigación han permitido demostrar por primera vez que estos fragmentos pueden atravesar las barreras naturales de ciertas plantas.

¿Por qué afirman que las verduras podrían estar absorbiendo nanoplásticos del suelo?

El hallazgo se detalla en un estudio publicado en Environmental Research y su investigación fue llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Plymouth (Reino Unido), que experimentó con rábanos cultivados en un sistema hidropónico que contenía nanopartículas de poliestireno.

Tras cinco días de exposición, los científicos observaron que casi un 5% de los nanoplásticos se había alojado en las raíces de los rábanos. De ese total, una cuarta parte se acumuló en la raíz comestible, mientras que alrededor de un 10% consiguió ascender hacia los brotes y hojas superiores.

Este fenómeno resulta especialmente significativo, ya que las plantas cuentan con una barrera anatómica denominada banda de Caspary, que actúa como filtro natural frente a partículas potencialmente dañinas.

El fisiólogo Nathaniel Clark, uno de los autores del trabajo, señaló que es la primera vez que se demuestra que las partículas de nanoplástico pueden superar esa barrera y acumularse dentro de los tejidos vegetales, con la posibilidad de ser transferidas a otros organismos que los consuman”.

La presencia de nanoplásticos en vegetales, una problemática mundial

Aunque el estudio se realizó en condiciones controladas y con concentraciones de plástico más altas que las estimadas en suelos agrícolas reales, los investigadores subrayan que los resultados reflejan un principio general aplicable a la agricultura mundial.

Los nanoplásticos son lo suficientemente pequeños como para atravesar las defensas naturales de las plantas y llegar a los alimentos.

Según Clark, «no hay motivo para pensar que este fenómeno sea exclusivo del rábano». Esto abre la posibilidad de que diversos tipos de hortalizas y frutas estén incorporando fragmentos plásticos durante su crecimiento, especialmente en regiones donde la contaminación por plástico es elevada.

El estudio también sugiere que esta contaminación podría producirse en cualquier entorno agrícola. A medida que los residuos plásticos se degradan, liberan nanopartículas que pueden integrarse en el suelo. Desde allí, las raíces de los cultivos actúan como puerta de entrada, permitiendo que los nanoplásticos se distribuyan dentro de la planta.

¿Por qué lo que se encuentra en el suelo podría ser una amenaza silenciosa?

Los científicos lograron identificar partículas con tamaños comprendidos entre los 20 y los 150 nanómetros, pertenecientes a tres de las familias de plásticos más comunes: polietileno, poliestireno y policloruro de vinilo (PVC).

Hasta ahora se creía que la fotodegradación era el principal mecanismo de formación de nanoplásticos, pero el trabajo demuestra que también pueden generarse directamente en la matriz del suelo, sin necesidad de exposición solar.

Esta evidencia plantea un desafío para los sistemas agrícolas, ya que los suelos con alta carga de materia orgánica dificultan la detección y el control de estos fragmentos.

Para superar esa limitación, el equipo británico desarrolló una innovadora metodología que combina la fraccionación por tamaño con el análisis molecular, lo que permitió identificar y cuantificar las partículas plásticas presentes.

El resultado revela un posible canal de exposición humana hasta ahora poco explorado: el consumo de productos vegetales contaminados. Los investigadores advierten que, aunque aún es necesario profundizar en los efectos biológicos de los nanoplásticos, su acumulación en cultivos plantea un nuevo desafío de seguridad alimentaria.

Por último, el biólogo marino Richard Thompson, coautor del estudio, destacó que «esta investigación demuestra que las partículas del entorno no solo se acumulan en productos marinos, sino también en vegetales».