Cómo es la dieta sin microplásticos: las pautas para evitar comerlos y beberlos
Los nano y microplásticos están por todas partes, son muy difíciles de eliminar o de evitar, es prácticamente imposible sortearlos
Cada vez aparecen más estudios y noticias que indican la presencia de los microplásticos y nanoplásticos en la dieta y en el cuerpo humano, un componente ya omnipresente en muchos de los hábitos de consumo diarios y que recalan en los puntos más insospechados de nuestro organismo.
La dieta ideal para eliminar los microplásticos es prácticamente difícil de implementar por su gran presencia, pero existen ciertas pautas que podemos incorporar en nuestro día a día para reducir su existencia en los alimentos y poner barreras en su ingestión.
Los nano y microplásticos están atrayendo cada vez más la atención por parte de la comunidad científica al estar en todas partes, desde las nubes hasta el mar, llegando a nuestras mesas de múltiples formas. Y no olvidemos que todo gira en torno a un objetivo: preservar nuestra salud y la del planeta.
Cinco gramos por semana
Un estudio del año 2019 de WWF afirmaba ya entonces que llegamos a ingerir unos cinco gramos por semana. Para hacernos una idea sería el equivalente a los que pesa una tarjeta de crédito.
Han pasado prácticamente seis años desde entonces, por lo que debemos afirmar que su presencia ha aumentado y nos obliga a empezar a activar fórmulas concretas para limitar nuestra ingesta de nano y microplásticos.
Las cifras de contaminación por plástico son abrumadoras, ya que las proyecciones científicas apuntan a que a partir de 2030 produciremos unos 600 millones de toneladas de plástico al año.
Nano y microplásticos en el mar
Además, se destaca que en 2050 todas las especies de aves marinas consumirán plástico regularmente y que sólo el 9% de los residuos plásticos producidos hasta ahora se ha reciclado en todo el mundo.
Los nano y los microplásticos son pequeños fragmentos de plástico, más pequeños que un grano de arena e incluso un virus. Estos diminutos polímeros industriales provienen de la degradación de objetos plásticos de mayor tamaño.
Y es que este material, muy común y que aporta muchas soluciones en nuestra vida diaria, es prácticamente indestructible y tiene la particularidad de que no se descompone, sólo se rompe en pedazos más pequeños. Posteriormente, estas partículas se acumulan en el medioambiente (agua, aire, etc.) así como en los organismos vivos (animales y humanos).
En nuestro cuerpo
Hoy en día, los científicos están descubriendo que las partículas de plástico encuentran su camino en casi todas partes de nuestro cuerpo, incluido el cerebro, la sangre, la leche materna, los pulmones y la placenta.
Pero recientemente se ha superado una nueva barrera: investigadores holandeses han descubierto partículas de microplásticos en el cuerpo de los seres humanos. Ocurrió al estudiar la sangre y el tejido pulmonar de 13 pacientes hospitalizados, descubrieron 39 tipos diferentes de microplásticos.
PET, PE o PS
Pero hay más evidencias científicas que dan datos que nos ponen una vez más en alerta y que hace casi imposible el mantener una dieta sin microplásticos: un estudio publicado en la revista Environmental Science and Technology afirma que cada año, de media, una persona consume entre 39.000 y 52.000 partículas de plástico.
Para ello, se clasifican la mayor parte de los microplásticos en varios nombres:
- Tereftalato de polietileno (PET), que se encuentra principalmente en botellas de agua.
- Polietileno (PE), utilizado en envases de alimentos y bolsas de plástico.
- Poliestireno (PS), utilizado en algunos envases de comida rápida y vasos de espuma.
Entonces, ¿cómo comer o beber menos microplásticos, cómo modificar nuestra dieta para evitarlos? Esta es la pregunta correcta que podemos aventurar, ya que de alguna manera los ingerimos involuntariamente y la labor para descartarlos se hace casi inabordable, por lo que se impone el limitar su presencia en nuestras vidas.
¿Dónde hay más microplásticos?
La completa y muy consultada web de PlasticList hace un seguimiento exhaustivo de los alimentos con los niveles más altos de sustancias químicas relacionadas con el plástico, como los ftalatos. Incluso los alimentos etiquetados como orgánicos no están necesariamente libres de microplásticos.
Un estudio reciente por parte de los creadores de la web, publicado el pasado 27 de diciembre, refleja cómo se embarcaron en el análisis de alimentos cotidianos para detectar la presencia de sustancias químicas plásticas. Todo ello recolectando 775 muestras de 312 alimentos durante seis meses, centrándose en los productos comunes que se consumían en un área concreta de Estados Unidos. El estudio llevó medio año y costó alrededor de 500.000 dólares.
Se centraron en los productos químicos que se utilizan para mejorar el rendimiento del plástico. Una clase son los ftalatos, que se utilizan para hacer que los plásticos sean más blandos y flexibles, y otra clase son los bisfenoles, que se utilizan para hacer que los plásticos sean más duros (por ejemplo, el BPA).
86% de los alimentos
Destacan que «no se añaden intencionadamente a los alimentos, pero pueden acabar en ellos durante la producción o al filtrarse de los envases. Lo que hace que estos productos químicos sean interesantes es que se sabe que algunos de ellos son hormonalmente activos en los seres humanos y se cree que afectan a los embriones y adultos en desarrollo de diferentes maneras».
La conclusión es demoledora reflejando que «detectamos sustancias químicas plásticas en el 86% de los alimentos que analizamos. Se encontró al menos una de las 18 sustancias químicas en todos los alimentos para bebés, suplementos prenatales, leche materna, yogur y helados que analizamos, por nombrar sólo algunas categorías. También encontramos sustancias químicas de plástico en todos los productos que analizamos de Starbucks, Gerber, Chobani, Straus, Celsius, Blue Bottle, RXBAR, Coca-Cola, Tartine y Ghirardelli».
El informe de PlasticList
Relatan que, prácticamente todos los productos de alta calidad y saludables que analizaron también contenían sustancias químicas de plástico: leche cruda y carne de res directamente de la granja, 22 alimentos orgánicos y 20 productos saludables de Whole Foods. Menos una marca de huevos ecológicos todos esos productos contenían sustancias químicas de plástico.
Imposible resumir aquí todos los análisis y conclusiones del informe de PlasticList, pero las recomendaciones apuntan a no consumir agua embotellada en plástico, huir de las comidas rápidas y procesadas, los lácteos procesados, mariscos y productos de uso diario, como el arroz y la sal, también dieron positivo en pruebas de contaminación por microplásticos.
Soluciones para una dieta sin microplásticos
Entre las precauciones y consejos para una dieta sin microplásticos, que encontramos de la mano de expertos que buscan el vivir sin plástico, sin nano y microplásticos, resumimos las soluciones o recomendaciones más comunes son:
- Beber agua del grifo o filtrarla. El agua de grifo no está libre de sustancias plásticas, pero su presencia se reduce a la mitad que en una botella de un sólo uso. Las botellas desechables liberan partículas de plástico en el agua con el tiempo: en promedio, se encuentran 240.000 partículas de nano y microplástico en un litro de agua embotellada u otro tipo de líquido, según un estudio de 2024 de la Universidad de Columbia en Nueva York.
- Utilizar una botella de vidrio o acero inoxidable para rellenarla.
- Pescado y alimentos procesados: Los peces pueden absorber plásticos de aguas contaminadas y los alimentos procesados suelen tener niveles más altos de microplásticos debido al contacto con plásticos durante la fabricación.
- No calentar los alimentos en plástico, mejor en recipientes de vidrio.
- Huir lo máximo posible de los moldes de silicona y de utensilios que contengan este material.
- Cambiar recipientes de plástico por otros con materiales más seguros como el vidrio, la cerámica, el acero inoxidable.
- Usar utensilios de cocina de madera, bambú o acero inoxidable.
- Cocinado: Para cocinar mejor recipientes de hierro fundido o acero inoxidable. Las sartenes antiadherentes, especialmente si están dañadas o se calientan a altas temperaturas, pueden liberar microplásticos en los alimentos.
- Optar por alimentos a granel, tienen menos micropartículas que los alimentos envasados en recipientes de plástico o envasados en film estirable.
- Evitar las tablas de cortar de plástico, mejor las de vidrio, acero inoxidable o madera.
- Evitar los vasos desechables para llevar, por ejemplo, cuando pedimos una bebida caliente. Aparte de la tapa de plástico, las tazas de café de un solo uso no están hechas únicamente de cartón. Su interior está revestido con una fina capa de plástico, como polietileno (PET) o ácido poliláctico (PLA), que evita que se filtre su contenido.
- Favorecer los alimentos frescos, evitar alimentos procesados o ultraprocesados
- Enjuagar bien el arroz antes de cocinarlo: Según un estudio de la Universidad de Queensland en Australia, simplemente enjuagar bien el arroz antes de cocinarlo puede reducir su contenido de microplásticos entre un 20 y un 40%.