Física cuántica

La carrera por la fotónica cuántica: más allá del silicio

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Francisco María
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La fotónica cuántica se ha convertido en una de las apuestas más ambiciosas de la ciencia y la tecnología contemporánea. Ya no se trata únicamente de usar la luz para transmitir datos, sino de aprovechar las propiedades cuánticas de los fotones, esas diminutas partículas de luz, para procesar información, comunicarse de forma ultra segura o crear sensores imposibles con la tecnología clásica.

Sin embargo, a medida que esta disciplina avanza, muchos investigadores coinciden en algo clave: el silicio, el material que ha sustentado la revolución electrónica durante más de medio siglo, ya no será suficiente para los desafíos que vienen.

El papel del silicio en la fotónica y sus límites

Durante décadas, el silicio ha sido el pilar sobre el que se construyeron tanto los chips electrónicos como buena parte de la fotónica integrada. Su bajo costo, su abundancia y la infraestructura industrial ya establecida lo convirtieron en la opción lógica. La llamada fotónica sobre silicio permite integrar guías de luz, moduladores y detectores en una misma oblea, reduciendo costes y facilitando la producción a gran escala.Biotecnología

Pero cuando entramos en el terreno cuántico, la historia cambia. La manipulación de fotones individuales requiere niveles de precisión y control que el silicio, por sí solo, no puede ofrecer. Para generar y detectar fotones únicos con alta fidelidad, o evitar pérdidas ópticas que destruyan la coherencia cuántica, se necesitan materiales más versátiles.

El problema principal es que el silicio tiene una banda prohibida indirecta, lo que le impide emitir luz de forma eficiente. Además, presenta pérdidas no lineales en ciertos rangos de energía que dificultan la estabilidad cuántica. Por eso, más que reemplazarlo, la tendencia apunta a combinarlo con otros materiales que amplíen sus capacidades.

Materiales y plataformas emergentes

La carrera por ir “más allá del silicio” ha dado lugar a una explosión de innovación. En los últimos años, varios materiales y arquitecturas híbridas se están abriendo paso:

  • Plataformas híbridas: combinan silicio con nitruro de silicio, niobato de litio o cristales ferroelectricos para lograr moduladores más rápidos y con menos pérdida de señal.
  • Materiales III-V (como GaAs o InP): ideales para generar luz y crear emisores integrados, algo que el silicio no puede hacer bien. Los puntos cuánticos de estos materiales pueden producir fotones únicos con gran pureza.
  • Puntos cuánticos y materiales 2D: se están integrando sobre obleas de silicio para crear fuentes y detectores ajustables, lo que amplía la gama de longitudes de onda.
  • Infrarrojo medio y longitudes de onda especiales: hay avances que permiten detectar fotones más allá del espectro visible, algo esencial para comunicaciones seguras o imágenes médicas avanzadas.
  • Moduladores de nueva generación: el uso del niobato de litio acoplado al silicio ha permitido alcanzar velocidades de modulación superiores a los 100 GHz, una cifra impensable hace apenas una década.

¿Por qué la fotónica cuántica importa tanto?

La razón principal es que los fotones son portadores naturales de información cuántica. No se degradan fácilmente, pueden viajar grandes distancias y permiten manipular la información sin apenas generar calor. Gracias a estas propiedades, la fotónica cuántica podría transformar múltiples campos:

  • Computación cuántica: la luz puede usarse para crear qubits más estables y rápidos, además de servir como interconexión entre procesadores cuánticos.
  • Comunicaciones seguras: los sistemas de criptografía cuántica basados en fotones prometen un nivel de seguridad imposible de hackear.
  • Sensores cuánticos: permiten detectar campos electromagnéticos, variaciones térmicas o biológicas con una precisión sin precedentes.
  • Procesamiento ultrarrápido: la luz viaja más rápido que los electrones y genera menos calor, lo que podría reducir drásticamente el consumo energético en centros de datos.

Obstáculos y desafíos por superar

Aun con tanto potencial, la tecnología está lejos de ser madura. Los retos actuales son enormes:

Fotónica cuántica

  • Integración masiva: fabricar miles de componentes cuánticos idénticos sin defectos sigue siendo un desafío.
  • Pérdidas ópticas: cualquier pérdida, por mínima que sea, puede destruir la coherencia cuántica del sistema.
  • Compatibilidad de materiales: integrar nuevos compuestos con el silicio implica procesos térmicos y químicos complejos.
  • Condiciones de operación: muchos dispositivos cuánticos requieren temperaturas cercanas al cero absoluto, lo que encarece su uso.
  • Escalabilidad y costos: pasar del laboratorio a la producción industrial es quizás el obstáculo más grande.
  • Regulación y estandarización: aún faltan normas claras para la fabricación, diseño y prueba de estos dispositivos.

Por eso, la mayoría de los avances que vemos hoy son todavía prototipos o demostraciones de concepto, más que productos listos para el mercado.

¿Cuándo veremos resultados concretos?

Aunque es difícil poner una fecha, los expertos estiman que entre 2028 y 2035 podríamos ver los primeros dispositivos comerciales basados en fotónica cuántica integrada. Los primeros usos llegarían en campos especializados: comunicaciones seguras, sensores médicos de alta sensibilidad o módulos ópticos para inteligencia artificial.

Con el tiempo, conforme bajen los costos y la fabricación se estandarice, estas tecnologías podrían llegar a aplicaciones más amplias: desde redes cuánticas globales hasta procesadores ópticos para ordenadores personales.

Conclusión

Aún estamos en las primeras vueltas de esta carrera, pero el rumbo es claro. En las próximas décadas, los chips que hoy dominan la informática podrían ceder su trono a dispositivos fotónicos cuánticos, donde la luz misma será la protagonista del procesamiento de información.

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