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Si tu hijo hace esto, su inteligencia emocional es mayor que la de otros niños

En la crianza de los hijos, uno de los objetivos fundamentales es asegurarnos de que crezcan sanos y con todo lo necesario para un desarrollo óptimo. Sin embargo, más allá de la salud física y el bienestar material, hay un aspecto crucial que no debe ser pasado por alto: la inteligencia emocional. Esta capacidad no sólo influye en su felicidad y éxito en la vida, sino que también les ayuda a manejar las relaciones y los desafíos de manera más efectiva. Sin embargo no todas las personas, incluso cuando somos pequeños, estamos al mismo nivel de modo que debes saber que si tu hijo hace esto, su inteligencia emocional es mayor que la de otros niños

Desarrollar la inteligencia emocional en los niños no es una tarea sencilla, pero es de vital importancia. Los padres juegan un papel esencial en este proceso, actuando como modelos a seguir y creando un entorno que fomente el reconocimiento y la gestión adecuada de las emociones. Las investigaciones han demostrado que los niños que desarrollan una alta inteligencia emocional suelen ser más empáticos, resilientes y capaces de establecer relaciones saludables. Esto no sólo mejora su calidad de vida, sino que también les proporciona herramientas valiosas para el futuro. Para ayudar a los padres en esta misión, es útil saber qué señales indican que un niño está desarrollando una inteligencia emocional superior a la media y en concreto, y según una experta que lleva años de estudio en el campo de la inteligencia emocional de los niños, hay seis cosas concretas que hacen todos aquellos niños que tienen un buen nivel de este tipo de inteligencia.

Si tu hijo hace esto tiene mucha inteligencia emocional

Según la experta en crianza consciente y fundadora de The Connected Discipline Method , Reem Raouda, existen ciertos comportamientos clave que pueden observarse en niños emocionalmente inteligentes. A continuación, se detallan estos comportamientos y se ofrecen estrategias para fomentarlos.

Reconocen señales no verbales

Los niños con alta inteligencia emocional actúan como observadores atentos, capaces de percibir los sentimientos de los demás a través de su lenguaje corporal y expresiones faciales. Es fácil por ejemplo que te digan que notan a un amigo o amiga del colegio triste, o incluso que nos pregunten si estamos bien. Esta capacidad de observación muestra una habilidad desarrollada para entender las emociones ajenas. Para fomentar esta habilidad, es útil tener conversaciones reflexivas sobre su día y las emociones que han notado en los demás.

Muestran empatía y compasión

Los niños con mayor inteligencia emocional, no sólo perciben las emociones de los demás, sino que también muestran genuina preocupación y ofrecen asistencia. Por ejemplo, si mientras juega nota que su amigo se ha enfadado es capaz de animarle al acabar de jugar y proponerle otro juego en el que puede que lo haga mejor. Esta acción refleja una profunda comprensión de las necesidades emocionales de los demás. Para desarrollar esta habilidad, los padres pueden modelar empatía. Por ejemplo ayudar a quienes nos rodean.

Pueden expresar verbalmente sus emociones

Los niños con alta inteligencia emocional son expertos en expresar sus sentimientos. Cuando tu hijo dice: «Estoy contento porque hemos ido al parque» o «Estoy enfadado porque nadie quiere jugar conmigo», está identificando y comunicando sus emociones con claridad. Para fomentar esta habilidad, es útil etiquetar las emociones regularmente. Expresiones como «Me siento mal porque he llegado tarde» o «Estoy un poco abrumado con todo el trabajo que tengo que hacer» ayudan a los niños a reconocer y verbalizar sus propios sentimientos.

Saben adaptarse

Un niño que maneja cambios en las rutinas o noticias decepcionantes con serenidad muestra una notable madurez emocional. Por ejemplo, si se cancela una salida  debido a la lluvia y tu  hijo sugiere hacer otra cosa, está demostrando una gran capacidad de adaptación. Para desarrollar esta habilidad, los padres deben ser ejemplos de flexibilidad y calma. Invitando a sus hijos a pensar en alternativas ante un cambio de planes.

Saben escuchar

Los niños con alta inteligencia emocional perciben señales sutiles que otros podrían ignorar. Al escuchar sobre tu día, no sólo prestan atención a tus palabras, sino también a las emociones que las acompañan, haciendo preguntas y mostrando un interés genuino. Para fomentar esta habilidad, es crucial prestar atención plena a tu hijo cuando te cuenta algo, estableciendo contacto visual y reflexionando sobre lo que dice, lo que demuestra que realmente escuchas y valoras su perspectiva.

Saben controlarse

Estos niños son capaces de gestionar emociones intensas, mantener la calma en situaciones difíciles y tomar decisiones acertadas. Por ejemplo, si tu hijo pierde en un juego, en lugar de frustrarse, podría tomarse un momento para respirar y luego continuar jugando con una actitud positiva. Para desarrollar esta habilidad, los padres deben controlar sus propias reacciones y modelar una respuesta tranquila. Enseñar técnicas como «pausa y respira», donde el niño aprende a respirar profundamente o contar hasta 10 en momentos de tensión, puede ser muy útil. Al observar a sus padres manejar situaciones difíciles con serenidad, los niños aprenden a hacer lo mismo.

En definitiva, la inteligencia emocional es una habilidad vital que puede ser cultivada desde una edad temprana. Al reconocer y fomentar los comportamientos que indican una alta inteligencia emocional, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar una base sólida para la vida. Este proceso no solo mejora la capacidad de los niños para gestionar sus propias emociones, sino que también les permite establecer relaciones más saludables y enfrentar desafíos con mayor resiliencia. Como padres, tenemos la responsabilidad y la oportunidad de guiar a nuestros hijos hacia un futuro emocionalmente saludable y exitoso.