Salud

Mareos inesperados en los niños: por qué se producen y cuándo preocuparse

Las causas de los mareos infantiles, tratamiento y cuándo preocuparse

¿Por qué los niños sufren mareos por movimiento y cómo tratarlos?

Niño sentado parece mareado mientras su madre le atiende.
Niño mareado siendo atendido por su madre.
Blanca Espada

Los mareos en los niños pueden ser un motivo de gran preocupación para los padres, sobre todo cuando ocurren de manera inesperada y sin un desencadenante claro. Aunque es común que los niños experimenten mareos durante viajes en automóvil o en avión debido al movimiento, existen otras situaciones en las que el mareo puede aparecer sin una causa aparente y estas son las situaciones que merecen una atención especial. Entender las posibles causas de estos mareos y saber cuándo es necesario buscar ayuda médica puede ser crucial para asegurar el bienestar de los pequeños.

El mareo infantil, aunque a menudo benigno, puede ser un síntoma de una variedad de condiciones, algunas de las cuales requieren una evaluación médica detallada. Los mareos pueden estar relacionados con problemas del oído interno, infecciones, deshidratación, o incluso trastornos neurológicos. Los padres deben estar atentos a los patrones y contextos en los que los mareos se producen, ya que esto puede proporcionar pistas importantes sobre su origen. En muchos casos, los mareos son transitorios y no indican un problema grave, pero en otras ocasiones pueden ser un indicativo de condiciones más serias que requieren intervención médica.

Causas comunes de mareos en los niños

Es fundamental que los padres diferencien entre los mareos que son una parte normal del desarrollo infantil y aquellos que son motivo de preocupación. Los síntomas que acompañan a los mareos, como desmayos, confusión, dolor de cabeza severo, o pérdida de la audición, son señales de alerta que no deben ser ignoradas. Además, si el mareo se presenta de manera recurrente o si hay antecedentes familiares de problemas de equilibrio o trastornos neurológicos, es esencial buscar una evaluación médica detallada. A continuación, exploraremos en profundidad las posibles causas de los mareos en los niños y proporcionaremos una guía sobre cuándo preocuparse y buscar ayuda profesional.

Problemas del oído interno

El oído interno juega un papel crucial en el equilibrio y la orientación espacial. Una de las causas más comunes de mareos en los niños es una disfunción en esta área, que puede ser resultado de infecciones como la otitis media o laberintitis. Estas condiciones pueden causar inflamación y afectar el funcionamiento normal del oído interno, llevando a episodios de mareo. Además, los niños pueden experimentar vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), una condición en la que pequeños cristales de calcio se desplazan dentro del oído, causando vértigo.

Infecciones y enfermedades sistémicas

Las infecciones virales o bacterianas pueden afectar el sistema nervioso y el oído interno, resultando en mareos. La meningitis, aunque rara, es una infección grave que puede causar mareos junto con otros síntomas severos como fiebre alta, rigidez en el cuello y confusión. Otras infecciones, como la gripe o la mononucleosis, también pueden causar mareos debido a la debilidad general y deshidratación que suelen acompañarlas.

Deshidratación y problemas metabólicos

La deshidratación es una causa común de mareos en los niños, especialmente durante los meses calurosos o cuando están activos físicamente sin una adecuada ingesta de líquidos. La hipoglucemia, o niveles bajos de azúcar en la sangre, también puede causar mareos. Es importante que los niños mantengan una dieta equilibrada y se mantengan bien hidratados para prevenir estos episodios.

Cuándo preocuparse de los mareos en los niños

Si el mareo viene acompañado de otros síntomas preocupantes, como pérdida de la conciencia, confusión, dolor de cabeza severo, visión borrosa, o debilidad en un lado del cuerpo, es esencial buscar atención médica inmediata. Estos pueden ser signos de problemas neurológicos graves como migrañas, epilepsia o incluso tumores cerebrales.

Por otro lado, los episodios recurrentes de mareo que no tienen una explicación clara y ocurren con frecuencia deben ser evaluados por un médico. Estos pueden indicar problemas subyacentes que requieren un diagnóstico y tratamiento adecuado. Mantener un registro de los episodios de mareo, incluyendo la duración, frecuencia, y cualquier síntoma acompañante, puede ser útil para los médicos en la evaluación del niño.

Es importante también tener en cuenta si hay antecedentes familiares de problemas de equilibrio, migrañas, o trastornos neurológicos, para evaluar los mareos en los niños. Un historial familiar puede aumentar la probabilidad de que los mareos sean un síntoma de una condición hereditaria o genética.

Evaluación y tratamiento del mareo de los niños

Una evaluación médica completa es crucial para determinar la causa de los mareos en los niños. Esto puede incluir un examen físico, pruebas de audición, evaluaciones neurológicas, y posiblemente estudios de imagen como resonancias magnéticas (MRI) o tomografías computarizadas (CT).

El tratamiento de los mareos en los niños dependerá de la causa subyacente. Las infecciones pueden requerir antibióticos o antivirales, mientras que las condiciones del oído interno pueden necesitar tratamientos específicos como la terapia de reposicionamiento para el VPPB. En casos de deshidratación, la rehidratación oral o intravenosa puede ser necesaria.

Manejo en casa

Para manejar los episodios de mareo en casa, es importante asegurar que el niño esté bien hidratado y mantenga una dieta equilibrada. Evitar movimientos bruscos y proporcionar un ambiente seguro puede ayudar a minimizar el riesgo de caídas y lesiones. Además, educar al niño sobre cómo reconocer los signos tempranos de mareo puede ayudar a prevenir situaciones peligrosas.

Los mareos en los niños pueden ser un síntoma desconcertante y, a veces, alarmante para los padres. Aunque muchas causas de mareo son benignas y temporales, es crucial estar atentos a los signos que indican un problema más serio. Entender las diversas causas posibles y saber cuándo buscar atención médica puede ayudar a garantizar que los niños reciban el cuidado adecuado y se mantengan saludables. Los padres deben actuar con diligencia y no dudar en consultar a un médico si tienen preocupaciones sobre la salud de sus hijos.

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