Salud

¿Cómo saber si un niño es alérgico?

El polen, los ácaros, el pelo de animales, el moho y algunos alimentos son los principales alérgenos a los que los niños pueden ser sensibles. Cómo entender si un niño es alérgico desde los primeros síntomas y prevenir dolencias.

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Blanca Espada

¿Cómo saber si un niño es alérgico? Cuando se trata de prevención contra los agentes alergénicos que pueden afectar a nuestros hijos, la premisa a seguir puede variar en función de la alergia a tratar. No será lo mismo la alergia al polen, que a los ácaros del polvo y tampoco a los alimentos, de modo que debemos estar alerta y saber a qué se corresponde cada tipo de alergia con el fin de que podamos saber si el niño sufre alguna o no. Lo mejor, para salir de dudas, será consultar al médico aunque queremos detallaros cómo es cada alergia y qué síntomas suele tener para que de este modo podamos entender si es algo que padece el niño o niña.

¿Cómo saber si un niño es alérgico?

Cuando hablamos de alergias, existen tres niveles de prevención a implementar dependiendo de la sensibilidad del niño y de cómo entender si un niño es alérgico:

  • Primaria: es la primera forma de atención, necesaria si el niño está en riesgo, es decir, si tiene predisposición a las alergias por familiaridad (padres o hermanos alérgicos), pero aún no ha manifestado los síntomas;
  • secundaria : tiene como objetivo evitar el desarrollo de alergias en niños que ya están sensibilizados, es decir, tienen pruebas de alergia positivas;
  • terciaria : se refiere a aquellos que ya han experimentado una reacción alérgica y tiene como objetivo evitar el empeoramiento de los síntomas.

¿Qué se puede hacer para evitar la alergia al polen?

Un tercio de los niños menores de 12 años padecen alergias, de estos, el porcentaje de los que padecen alergia al polen es muy alto: cerca de un 30% de jóvenes en nuestro país.

Quienes son alérgicos a la parietaria, por desgracia, tienen que lidiar con el alérgeno todo el año, quienes padecen alergia a las gramíneas (trigo, arroz, cebada, pero también a las malas hierbas), después de la primavera, tienen por delante un largo período de respiro. Como medida preventiva secundaria, para niños alérgicos, se aconseja limitar las actividades deportivas al aire libre, los paseos cerca del césped recién cortado y la apertura de ventanas entre las 10 y las 18, horas en las que los pólenes están más activos. Para ventilar la casa, es bueno preferir las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde. A efectos preventivos, durante la ventilación del dormitorio, es bueno tapar la almohada, para evitar que el polen se asiente sobre ella. Para las vacaciones es bueno preferir el mar o la montaña por encima de los 1.100 metros de altura, donde los pólenes son menos numerosos y la parietaria no está presente.

Para saber si el niño sufre este tipo de alergia, podemos identificar síntomas como la tos, el picor de ojos, la mucosidad o también la presencia de rojeces y erupciones cuando el niño ha estado en el exterior, especialmente en primavera. Una prueba de alergia solicitada al médico será la opción a seguir para un diagnóstico definitivo.

¿Cómo aliviar la alergia al polvo?

Los ácaros del polvo (pequeños animales parecidos a arañas invisibles a simple vista) crecen en ambientes cálidos y húmedos, se alimentan de escamas y se reproducen rápidamente. Los ácaros son los principales culpables de la rinitis, el eccema y los ataques de asma alérgica. El elemento que genera alergia no son los parásitos, sino sus excrementos. No faltan los tratamientos, pero es esencial prestar especial atención a la higiene doméstica para contener el trastorno. El ambiente que necesita más atención, tanto por el tipo de mobiliario como por la duración de la estancia, es el dormitorio. El niño también pasa allí 12 horas consecutivas; además, la cama -cálida, húmeda y llena de escamas invisibles de la epidermis- es el lugar ideal para la proliferación de ácaros.

Para mantener a raya a los ácaros del polvo, se deben adoptar muebles sencillos, se deben evitar las alfombras y  los juguetes de peluche; además, es bueno utilizar una funda antiácaros para cubrir colchones y almohadas. Se trata de un tejido particular, también vendido por metros, que tiene poros de menos de 10 micras, por lo que es capaz de bloquear el tránsito de los ácaros del colchón a la sábana. También es importante lavar la ropa de cama una vez por semana. Para la limpieza diaria, es mejor confiar en una aspiradora equipada con un filtro Hepa (High Efficiency Particulate Airborne) en lugar de usar escobas y trapos. Las fibras de vidrio que componen el filtro son, de hecho, capaces de retener ácaros, esporas, polen, bacterias y otras impurezas, limitando así el riesgo de reacciones alérgicas. Para un rendimiento óptimo,

Alergia a los animales en niños

La caspa y la saliva de las mascotas pueden causar rinitis, conjuntivitis y asma tanto como los ácaros del polvo. En materia de prevención primaria, a la fecha no existe evidencia científica que demuestre que la presencia de un perro o gato en la casa desde los primeros días de vida de un niño elimine la sensibilización, así como tampoco está comprobado que la remoción de mascotas proteja el niño de la posibilidad de desarrollar alergias en el futuro. En el caso de un niño con alergia manifiesta, las medidas deben tomarse caso a caso con el apoyo de un alergólogo. Y no es seguro que la alergia al pelo de gato (la más frecuente) también implique reacciones adversas al pelo de perro.

¿Cómo curar las alergias al moho?

El moho y los hongos representan una clase importante de alérgenos que pueden afectar a los pequeños de modo que es también motivo de preocupación para saber si un niño es alérgico. Los principales hongos responsables de las reacciones alérgicas son: Alternaria (la más extendida en nuestras latitudes); Aspergillus y Cladosporium (menos frecuentes). Los hongos se propagan a través de esporas y están presentes en ambientes húmedos y cálidos, con temperaturas que oscilan entre los 10 °C y los 35 °C. El período de mayor difusión es entre finales de verano y principios de otoño, justo cuando hay mayor presencia de restos vegetales.

Para prevenir reacciones, en caso de que el niño haya mostrado una sensibilización a estos alérgenos, es bueno evitar los paseos por el bosque en otoño. Si vives cerca de campos de maíz, es mejor mantener las ventanas cerradas después de cosechar y mover la tierra: el maíz es rico en moho que desprende esporas. En casa se deben evitar los tapizados, los revestimientos de madera e incluso las plantas ornamentales, cuya tierra puede albergar pequeños hongos. También es importante reemplazar periódicamente los filtros del aire acondicionado y evitar guardar los zapatos en el dormitorio. A menudo se olvida que el moho también puede acechar en el frigorífico: por lo tanto, es necesario limpiarlo cuidadosamente al menos una vez cada quince días y controlar los alimentos frescos todos los días.

Alimentos que pueden causar alergias

Hasta hace unos 20 años se creía que retrasar la inserción de alimentos potencialmente alergénicos en niños predispuestos, es decir, con padres o hermanos alérgicos, era una estrategia eficaz para evitar la sensibilización del niño y que no sea alérgico. Sin embargo, la evidencia científica actual ha demostrado que esta metodología es completamente ineficaz. En el campo de las alergias alimentarias, los investigadores están tratando de entender si hay un momento en la vida (la llamada «ventana de tolerancia inmune») indicado para entrar en alimentos potencialmente alergénicos (productos lácteos, gluten, frutas frescas y secas, pescado, huevos ), y desarrollar la respuesta correcta en el individuo. Algunos estudios incluso han planteado la hipótesis de la inclusión de alimentos de riesgo a una edad temprana, entre los 4 y los 6 meses de vida, para reducir los riesgos. A la espera de certezas científicas, lo mejor es insertar un nuevo alimento a la vez para calibrar el destete, con el fin de identificar de inmediato al responsable de cualquier reacción alérgica.

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