El ‘vell marí’ citado por Homero y por el comandante Cousteau vuelve a Baleares

La foca monje está considerada como una de las 10 especies más amenazadas del planeta

A mediados del siglo pasado desapareció de Baleares debido a la caza masiva

Identifican ADN de ‘vell marí’ en los parques de Cabrera y Sa Dragonera

Vell Marí
Una foca monje cazada a principios del siglo XX en Menorca.

Los rastros de ADN de foca monje localizados en Cabrera y Sa Dragonera suponen un descubrimiento excepcional para la fauna marina de Baleares y da ciertas esperanzas a la recuperación de esta especie que fue habitual en las Islas hasta principios del siglo XX. Desapareció hace 65 años aunque en 2008 se pudo ver una foca monje aparentemente perdida, en la reserva marina de la isla del Toro, Calvià.

La foca monje del Mediterráneo (Monachus monachus), vell marí, es un mamífero marino en peligro de extinción. Se cree que quedan menos de 600 individuos en todo el mundo y está considerada como una de las diez especies más amenazadas del planeta.

Citada por primera vez en la Odisea de Homero, se han encontrado restos óseos de estas focas en cuevas de Málaga pertenecientes a los periodos Magdaleniense y Epipaleolítico hace entre 14.000 y 12.000 años. Las marcas, fracturas y quemaduras detectadas en estos huesos indican que los humanos  de esos periodos utilizaba a las focas no sólo  por la carne, sino también por la piel y la grasa.

En Baleares, el vell marí convivió con los humanos desde la llegada de los primeros habitantes a las Islas, hace unos 7.000 años, hasta mediados del siglo pasado. La presencia de la foca monje en el Mediterráneo la citó Homero en la Odisea y más recientemente el comandante Cousteau, que escribió sobre esta especie en su libro El Mundo Silencioso.

La foca monje sobrevivió en Baleares escondiéndose en cuevas costeras para protegerse del hombre. A  mediados del siglo pasado desapareció debido a la caza masiva de este animal. Fue vista por última vez en 1958.

El vell marí se alimenta de peces y grandes invertebrados marinos —como los pulpos— que captura en zambullidas de una duración habitual de cinco o seis minutos. Los científicos descubrieron recientemente que la foca monje se puede sumergir hasta quinientos metros y que, por tanto, no depende de manera tan estricta de la costa como se pensaba.

Originariamente, el vell marí debía reproducirse en las calas y las playas, especialmente en las islas, donde no había depredadores que amenazaran a los cachorros. Parece que la persecución humana cambió sus hábitos y optó por buscar la seguridad en las cuevas litorales de las muchas que hay en la costa de Mallorca.

En principio, es un animal gregario, que forma colonias de tamaño muy variable. El parto es de una cría (raramente dos), que pasa las primeras semanas en el suelo, hasta la primera muda de pelo, y debe ser amamantada cuatro meses (un tiempo muy largo para la familia de los fócidos). La madurez sexual es adquirida a los tres o cuatro años.

El aumento de observaciones de foca monje en Italia y en el Mediterráneo central hicieron pensar a los investigadores que la población podría haber aumentado, tanto en el Atlántico como en la cuenca del Mediterráneo.

Por este motivo, la profesora italiana Elena Valsecchi puso en marcha el proyecto Spot the monk, para constatar su presencia en Mallorca. Un proyecto de investigación que ahora ha dado sus primeros resultados positivos.

Concretamente en el Parque Natural de sa Dragonera se replegaron muestras en las cuevas donde se tiene conocimiento de que había antiguamente ejemplares de foca monje. Valsecchi ha desarrollado una técnica nueva para ver rastros de ADN del vell marí en el medio marino más cercano.

Lo último en OkBaleares

Últimas noticias