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Vecinos de Pere Garau en Palma cargan contra la peatonalización de Nuredduna del ex alcalde Hila

Critican los socavones cada vez mayores que ha provocado el aumento del tráfico en la plaza de Las Columnas

Lo acusan romper la "armonía y sensibilidad estética" de una de las plazas más bellas de todo el Ensanche

Palma Nuredduna
Socavón en la plaza de las Columnas de Palma.
Indalecio Ribelles
  • Indalecio Ribelles
  • Redactor de OKBaleares, información local de Palma, social y política. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

Vecinos de Pere Garau en Palma cargan contra la peatonalización de la calle Nuredduna del ex alcalde socialista, José Hila, dos años y medio después de inaugurarse las obras en octubre de 2022, por el impacto negativo que ha tenido en la colindante plaza Garcia Orell popularmente conocida como plaza de Las Columnas.

Las entidades Flipau amb Pere Garau y la Asociación por la Revitalización de los Centros Antiguos (ARCA) han señalado que este proyecto de peatonalización de una escueta calzada de 275 metros lineales donde el anterior gobierno de coalición de socialistas, independentistas de Més y Podemos gastó más de dos millones de euros, «ha costado calidad del espacio urbano y dinero a la ciudad», según han explicado en un comunicado.

La remodelación de la calle Nuredduna materializada en 2022 incluyó una parte significativa de la plaza Columnas y, desde su punto de vista, esta ha tenido «consecuencias negativas» sobre esta plaza.

Entre ellas, han señalado que «se ha roto la armonía y la sensibilidad estética» del creador de la plaza, Guillem Forteza, y del rehabilitador, Federico Climent. Además, han criticado que se eliminaran los dos pasos de cebra que la unían con Nicolau de Pacs y Barceló Combis, lo que «complica la continuidad peatonal».

Asimismo, han reprochado que se haya concentrado todo el tráfico en el tramo entre Nicolau de Pacs y Francisco Manuel de los Herreros, lo que han asegurado que «ha provocado un socavón cada día más extenso y profundo» en los adoquines, es decir, «destruyéndolos hasta el punto de que se están cubriendo con asfalto».

En cuanto al coste económico, han apuntado que, según un informe de la EMT, el traslado del transporte público de Nuredduna a Aragón y Nicolau de Pacs «tiene un sobrecoste para la ciudad de más de 215.000 euros».

«El dinero que cueste parchear con asfalto lo que era el adoquinado mejor conservado de Palma hasta el año 2023, habrá que sumarlo al debe del proyecto Nuredduna», han censurado.

Las organizaciones han indicado que esta plaza la proyectó Guillem Forteza en 1934 y han reivindicado que se trata de un elemento protegido mediante catálogo del Ayuntamiento de Palma, a la que han calificado como «una de las plazas más bellas del Ensanche».

En el año 2001, el arquitecto municipal Federico Climent finalizó su rehabilitación o remodelación con un coste para la ciudad de casi 222 millones de las antiguas pesetas (actualmente serían poco más de 1,3 millones de euros).

En dicha reforma han defendido que se incluyó un adoquinado de «máxima calidad» que se mantuvo en «perfecto estado» hasta 2023, cuando con la nueva reforma se arrancaron los adoquines de la mitad de la plaza.

Las entidades han reconocido que la intención de la reforma era «reducir la velocidad de los vehículos que la circundaban» y, por tanto, «incrementar la calidad de la estancia en la plaza pública con zona de juegos infantiles, bancos y plantas».

Estas entidades, que desde el primer momento se opusieron a este proyecto, ya acusaron en su momento al ex alcalde de actuar contra el interés general y el sentido común, dando la espalda a la ciudadanía más activa del barrio, además de a los comerciantes del mercado que eran partidarios de crear un eje cívico completo, con prioridad peatonal y transporte público.

A su juicio esta millonaria inversión se debería haber repartido entre otros lugares de Pere Garau y habría sido más justo y democrático, «porque en Nuredduna se ha prohibido la participación real» de la ciudadanía, recriminándole al anterior gobierno municipal de no querer «dialogar, ni escuchar, imponiendo su voluntad para hacerse una foto».

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