Desalojan a los okupas de un piso de la plaza de Santa Pagesa en Palma tras meses de calvario vecinal
Los vecinos, desesperados cada noche por ruidos y música a todo volumen, colgaron pancartas de ‘okupas fuera’
Hoy viernes a las 10:00 horas agentes de la Policía Local procedieron al desalojo del inmueble por orden judicial


Después de un verano de desesperación y hartos de las molestias, ruidos y problemas que generaban los okupas de un piso de 140 metros cuadrados de la plaza de Santa Pagesa de Palma, por fin han sido desalojados en la mañana de este viernes.
Se pone fin así a un auténtico calvario que han padecido los residentes de este céntrico edificio de la capital balear y la propietaria del piso okupado, que de la noche a la mañana vio cómo habían usurpado su vivienda un grupo de jóvenes, en su mayor parte sudamericanos. Tras meses de reforma de la vivienda que la titular tuvo que abandonar por las obras que allí se realizaban, cuando decidió regresar a su casa, la propietaria se encontró con que se la habían okupado.
Durante estos meses los okupas han vivido a sus anchas en el piso donde había un continuo trasiego de gente que entraba y salía de noche.
Hartos de la pesadilla diaria que estaban aguantando con constantes ruidos, molestias, insultos y provocaciones de todo tipo, los vecinos procedieron incluso a colocar pancartas en sus balcones con mensajes como Okupas fuera, No podemos dormir o SOS okupas para llamar la atención de las autoridades de lo que allí estaba pasando.
Este viernes a las 10.00 horas un grupo de agentes de la Unidad de Intervención Inmediata (UII) ha puesto fin a lo que Inma Regolta y Anabel Busquets, vecinas de la zona, denunciaron al portavoz y concejal de Vox en el Ayuntamiento de Palma, Fulgencio Coll, que se desplazó este verano al barrio.
«Es una situación inadmisible, insostenible, insoportable. Estamos francamente hartos. Nos hemos visto en la necesidad de colocar estas pancartas porque el trasiego nocturno es constante y continuo. No podemos dormir, no podemos descansar debidamente. Hay tráfico de drogas, prostitución. Viene un chulo cada noche con cuatro chicas que entran, bajan dos, suben cuatro, vuelven a bajar, así hasta 7:00 horas. La música está las 24 horas del día. Te pones pared con pared y pumba, pumba, pumba… Entre las doce de la noche y las siete de la mañana es cuando más molestan, porque claro, hay niños pequeños que se despiertan a altas horas de la madrugada. Una situación francamente insoportable», denunciaron estas dos vecinas.