Carme Pinós recogerá este jueves en La Lonja de Palma el Premio Nacional de Arquitectura
Habla la galardonada: "No ha sido fácil siendo mujer y estando sola, pero no me gusta quejarme. Mi lucha servirá para las que vienen detrás". "El arquitecto es el que construye el espacio que se socializa"
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La arquitecta Carme Pinós recogerá «con mucha satisfacción» este jueves, en la Lonja de Palma, el Premio Nacional de Arquitectura 2021 con una máxima durante su carrera: «El arquitecto es el que construye el espacio que se socializa». Tanto es así para Pinós, que establece un paralelismo con la moda: «Un vestido da una protección individual y la arquitectura ofrece el espacio de protección donde socializamos».
En una entrevista a Europa Press, Pinós confiesa que, de no haber sido arquitecta, se habría dedicado a la arqueología o a la moda. Su niñez en una casa de Lleida donde había restos árabes, romanos e íberos despertó en ella las ganas de ser arqueóloga. Sin embargo, fue su padre el que le inculca el amor por el arte, razón por la que acaba siendo arquitecta.
«Cuando uno empieza a crear tiene que ser antropóloga, arqueóloga, detective, socióloga… Como arquitecta tienes que conocer la cultura y la historia del lugar», subraya a la vez que insiste en que el arquitecto es todo: «Sociólogo, artista, empresario… Es una profesión muy completa y que adoro».
Su andadura profesional la comenzó junto al arquitecto Enric Miralles. Juntos alcanzaron reconocimiento internacional con proyectos como el Parque-Cementerio de Igualada o las instalaciones olímpicas para Tiro con Arco en Barcelona.
En 1991 arriesga y comienza su estudio propio. Recuerda esa etapa como «muy dura», pero prefiere no entrar en detalles porque considera que «todo el mundo tiene sus dificultades». «No ha sido fácil siendo mujer y estando sola, pero no me gusta quejarme. Mi lucha servirá para las que vienen detrás», defiende.
Desde que comenzó, subraya que las cosas han cambiado «mucho» para la mujer en la arquitectura. De hecho, recalca que su trabajo en solitario fue reconocido antes internacionalmente que a nivel nacional, «algo que siempre pasa», apunta.
De ahí que este Premio Nacional de Arquitectura, que este jueves recibirá en Palma de la mano de la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, suponga una «gran satisfacción» ya que se ha sentido «arropada» en casa.
El jurado considera su trabajo y su trayectoria un referente para la arquitectura, así como destaca de Pinós la responsabilidad social y la sostenibilidad perseguida en sus proyectos. Sobre estos conceptos, defiende que «siempre» los ha tenido presente en su trabajo: «He reivindicado el sentido común y el papel social que tiene la arquitectura».
Pinós, que dirigió la rehabilitación del hotel Son Brull, en Pollença, afirma que la arquitectura pasa «por un momento difícil en la que nadie quiere asumir riesgos». Así, describe la actualidad arquitectónica con despachos «enormes para hacer edificios espectaculares que en el fondo son estándar».
«La arquitectura de autor, la que asume riesgos, se va diluyendo con estos grandes despachos con los que ya no sabes ni quién es el arquitecto», reconoce, mientras critica esta tendencia en la que «no se tiene cuidado con nada».
Para Pinós, «la arquitectura es tanto el marco de la puerta como la idea brillante de la solución estructural». «En todo hay la misma intensidad, cosa que en la mayoría de arquitectura actual es simplemente una idea y después un despacho que lo saca adelante. Carece de alma y se nota», expresa.
Ella también ha sufrido las consecuencias de la pandemia ya que dos grandes proyectos se pararon, pero asume que volvería a ser arquitecta si tuviese que elegir profesión de nuevo. «La Carme que te habla es la arquitecta. Cada profesión te amolda la cabeza. No sé cómo sería, si hubiese elegido otra profesión», termina.