Un argelino destroza la cara a un interno y agrede a un viandante: dos arrestos en 24 horas en Palma
Una de las víctimas presentaba la nariz fracturada, el pómulo roto, una pieza dental arrancada
Los afectados recibieron una paliza tan brutal que estremeció incluso a los sanitarios que lo atendieron.

Fin de semana de auténtico desconcierto y alarma en Palma después de que un hombre fuera detenido en dos ocasiones consecutivas por dos agresiones extremadamente violentas en apenas 24 horas. Los hechos, que mantuvieron en vilo a los vecinos y obligaron a una rápida actuación policial, terminaron con el individuo ingresando en prisión provisional tras una sucesión de ataques que dejaron víctimas gravemente heridas y a los agentes completamente sorprendidos por la ferocidad de su comportamiento.
Todo comenzó el sábado en un centro donde varios internos conviven bajo vigilancia. Una patrulla del Grupo de Atención al Ciudadano, de la Policía Nacional recibió un aviso urgente por una fuerte pelea en el interior de las instalaciones. Al llegar, el panorama era impactante: uno de los usuarios presentaba la nariz fracturada, el pómulo roto, una pieza dental arrancada y un preocupante derrame de líquido en la zona craneal, una combinación de lesiones tan graves que el equipo sanitario tuvo que intervenir de inmediato y solicitar radiografías urgentes.
Según relató un responsable del centro —que tuvo que ejercer de traductor debido a las dificultades de comunicación— el origen de la pelea fue un robo de ropa entre internos. La discusión, inicialmente verbal, se inflamó en cuestión de segundos hasta desatar una agresión descontrolada. Testigos describieron una sucesión de puñetazos «contundentes», tan intensos que la víctima quedó aturdida, sangrando y sin capacidad de defenderse. Los trabajadores alertaron a la policía mientras intentaban socorrerlo, pero el daño ya estaba hecho: una paliza tan brutal que estremeció incluso a los sanitarios que lo atendieron.
Ante tal escena, los agentes detuvieron al presunto autor por un delito de lesiones, sin imaginar que ese arresto sería solo el primero de una cadena de hechos violentos. Sin embargo, la tranquilidad no duró. En la madrugada del día siguiente, ya en la calle Manacor, un hombre que simplemente había detenido su paso para orinar se convirtió en la siguiente víctima.
El agresor apareció por detrás, sin previo aviso, y le lanzó un puñetazo directo a la mandíbula, tan fuerte que lo tiró al suelo inmediatamente. Lejos de detenerse, continuó golpeándolo con puñetazos y patadas mientras la víctima intentaba protegerse inútilmente. Aprovechando su estado indefenso, el atacante le robó el móvil, la cartera con 350 euros, una pulsera de oro y un reloj valorado en 4.000 euros antes de huir entre las sombras de la madrugada.
Aun dolorido, el hombre logró pedir ayuda y dos patrullas iniciaron una búsqueda urgente por la zona. La sorpresa llegó en cuestión de minutos cuando los agentes localizaron al sospechoso escondido por las inmediaciones, todavía en posesión de casi todos los objetos robados. La identificación confirmó una realidad alarmante: era el mismo individuo detenido el día anterior por partir la nariz y el pómulo a otro interno.
Los agentes procedieron a su segunda detención en menos de 24 horas, esta vez por un delito de robo con violencia, y lo trasladaron nuevamente a dependencias policiales, donde se verificó la reiteración de los hechos.
Finalmente, el detenido fue puesto a disposición judicial. Tras analizar la gravedad de las agresiones y el riesgo evidente de reincidencia, el juez decretó prisión provisional, poniendo fin momentáneamente a un fin de semana marcado por el miedo, la sorpresa y una violencia tan súbita como descontrolada.