Rubén Olmo: «Es necesario proteger la jota como Patrimonio de la Humanidad»
El Ballet Nacional de España actúa en el Teatro Principal hasta el domingo 9 de marzo
Rubén Olmo es bailarín, coreógrafo y tiene su propia compañía


Nuestro país puede sentirse orgulloso de contar con Rubén Olmo como director del Ballet Nacional de España. Con sólo 39 años, ganó en 2019 el concurso para dirigir este ballet. Bajo su dirección, esta compañía de danza nacional fue la única en el mundo que decidió no bajarse de las tablas, y siguió haciendo giras internacionales durante la pandemia.
Olmo es un bailarín precoz. Cuenta su madre que con dos años empezó a bailar. Con sólo 9 años, empezó las carreras de ballet clásico y danza española a la vez. Lo que hizo que con sólo 16 años obtuviera los dos títulos. Es además coreógrafo y tiene su propia compañía.
Dicen de él que tiene corazón flamenco y cuerpo de ballet clásico. Rubén Olmo es ejemplo de sacrificio y disciplina, y puede decir con orgullo que siempre ha sido fiel a su estilo. Cualquiera que mire a los ojos a este Premio Nacional de Danza (2015), quedará impresionado al encontrarse una mirada humilde que irradia amor.
El sevillano no esconde el gusto por el toreo. Ha creado tres obras de máxima profundidad filosófica y artista: Belmonte, la danza hecha toreo; Llanto por la muerte de Sánchez Mejías y Diálogo de navegante.
OKDIARIO conversa con este artista en el hall del Teatro Principal de Zaragoza, donde vuelve, bajo su dirección, el Ballet Nacional de España, con Generaciones, un programa mixto de repertorio y nuevas coreografías donde reivindica la necesidad de recuperar los clásicos sin perder de vista las nuevas tendencias. El espectáculo estará hasta el próximo domingo, día 9 de marzo.
Rubén Olmo y los orígenes
PREGUNTA.- Generaciones incluye una obra de jota, llamada Aragón. Rubén, ¿es necesario volver a nuestros orígenes?
RESPUESTA.- Este espectáculo que es un amplio abanico de lo que es la danza española, precisamente se llama Generaciones porque hay algunos ballet dentro del espectáculo, donde diferentes generaciones han ido pasando por estos ballets convirtiéndose en clásicos.
Yo digo que atrapa al público por eso, porque tiene el clasicismo y las nuevas tendencias. Necesitamos saber de dónde venimos, cómo somos, para poder crecer y llevar la danza española un poco más allá. Si se puede… (risas).
P.- ¿Se puede encontrar el cordón umbilical de nuestras danzas?
R.- En este espectáculo, abre un ballet que se llama Ritmos, que se convirtió en un clásico. Fue estrenado en 1984 en el Teatro de la Zarzuela, bajo la dirección de María de Ávila, una gran maestra que fue de Zaragoza. Ella fue directora del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza.
Igual que la jota de Aragón, del maestro Pedro Azorín, que perteneció al Ballet Folklórico Nacional, después al Ballet de María Rosa hasta que forma parte del Ballet Nacional como un clásico. Esta pieza es una joya.
P.- El flamenco está reconocido en todo el mundo. Por el contrario, la jota pese a hacer llorar a la gente cuando se interpreta de corazón,gfvhgyu no está tan reconocida. ¿Dónde encuentras la magia de una y otra?
R.- El flamenco ha tenido mucho crecimiento durante todos estos años y ha estado menos encorsetado. Pero la jota de Aragón es una maravilla. Los aragoneses lleváis muchos años pidiendo el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y es necesario que se proteja. ¡Encontramos partituras de la jota desde el siglo XVIII!
P.- Generaciones es un espectáculo que necesita muchísima logística. Sois 40 bailarines, unos 200 trajes, el vestuario es patrimonio nacional…
R.- Yo siempre digo que el Ballet Nacional debe ser el corazón de lo que pasa en la danza en toda España. Debe estar en la vanguardia, pero también crear en el espectador una magia, que se siente en la butaca y que no tenga que pensar en una obra de argumento, sino que contemple belleza, como es el hecho de contemplar a 40 bailarines en escena y lo que es el alma bailando en escena.
P.- ¿Qué significa para ti la danza? ¿Cómo es tu vocación?
R.- Para mí, la danza es mi vida. Nace uno elegido. Somos personas muy sensibles… Yo tuve mucha suerte de tener una madre de que lo vio desde muy pequeño y luchó por mí. Yo no sé hacer otra cosa que bailar… Yo con el baile encuentro la libertad de mi alma.
P.- ¿Qué crees que puede aportar la danza en una sociedad tan inconexa consigo misma?
R.- La danza cura. Nosotros tenemos programas dentro del Ballet Nacional con síndrome de Down, con gente con Pá.rkinson, y ves cómo la danza sana. Yo creo que esas personas que se sienten un poco perdidas y tienen la suerte de encontrar una academia de baile, a veces, se encuentran con un sueño que te hace feliz.
P.- Rubén, tú que has actuado en tantos teatros… ¿Qué tiene de especial este Teatro Principal frente al resto?
R.- Nosotros estuvimos en 2021 en el Auditorio de Zaragoza, un escenario más cómodo para 40 bailarines, pero toda la arquitectura nueva necesita hacer historia. ¡El Principal no! Este huele a esa historia de los 225 años donde sabes que en este escenario han estado Pilar López, Antonio El Bailarín, Fernando Bujones, Alicia Alonso… Han estado todos. Yo creo que volver con el Ballet Nacional de España para nosotros es un orgullo y una inspiración.