DESAPARICIONES

Prisión provisional para el empresario agrícola detenido por el homicidio de un temporero senegalés

El empresario agrícola se niega a declarar y acaba en prisión de forma provisional

Se le investiga por homicidio y tenencia ilícita de armas

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Momento de la detención del empresario agrícola en Jaén.
Ángel Moya

Ginés Vicente, el empresario agrícola de 53 años detenido por la desaparición de uno de sus temporeros  ha sido enviado a prisión provisional por el juez del caso tras negarse a declarar. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil había agotado el plazo legal de 72 horas para trasladar al detenido al Juzgado donde ha prestado declaración durante toda la mañana. Los investigadores le acusan de la desaparición de Ibrahima Diouf en el año 2021 tras discutir con su patrón.

Ahora, el empresario está investigado por el homicidio del temporero y por tenencia ilícita de armas. Ginés Vicente ya fue absuelto por falta de pruebas por la desaparición de otro de sus temporeros en el año 2013 aunque fue condenado por explotación laboral.

El temporero senegalés de 31 años fue visto con vida por última vez en enero del año 2021 camino de la casa del detenido, un empresario agrícola de la aceituna a quien acababa de acusar de explotación laboral. El temporero, casado y con dos hijos, iba a exigir a su patrón lo que le debía antes de marcharse a trabajar a otra explotación, pero se le perdió la pista desde entonces.

Los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil siempre han considerado al empresario agrícola como el principal responsable de la desaparición del temporero y le detuvieron por orden del juzgado el pasado lunes. Desde entonces se han sucedido los registros en varias propiedades del sospechoso y de su familia, sin éxito hasta el momento.

Analizan una pistola

Precisamente durante esos registros la Guardia Civil detuvo a la mujer del patrón tras hallar una pistola de su propiedad sin registrar en la casa de unos familiares.

Tras el hallazgo la Guardia Civil arrestó y puso en libertad  a última hora del martes a la mujer, acusada de un delito de tenencia ilegal de armas. Entre tanto, los guardias se centran en analizar la pistola ilegal que ha hallado durante los registros para averiguar si pudiera tener relación con la desaparición del temporero.

Otra desaparición en 2013

El empresario agrícola ya fue arrestado en 2013 por la desaparición de otro jornalero maliense que trabajó para él en la recogida de aceituna, aunque fue absuelto. Sí fue condenado por explotación laboral. «Aquí el negro soy yo», manifestó antes del juicio.

Se trata de Tidiany Coulibaly, de 22 años, su rastro se perdió después de que él y otros trabajadores inmigrantes de su cuadrilla mantuvieran una discusión con el empresario tras reclamarle un salario digno. El patrón, que tenía a varios empleados sin dar de alta, pagaba entre 20 y 30 euros diarios a sus trabajadores, según dio por probado la Audiencia de Jaén. Fue detenido después de que la Guardia Civil encontrara unas orejeras del jornalero con su ADN en una finca de olivos gestionada por el empresario y en la que nunca trabajó el joven maliense.

En 2016 el empresario agrícola fue condenado a un año de cárcel y multa de 4.200 euros por «explotar» a sus trabajadores, a los que «engañó y abusó de ellos» aprovechando que eran «inmigrantes extranjeros, algunos de ellos sin papeles, y que apenas conocían nuestro idioma». El tribunal también condenó a Ginés Vicente por un delito de obstrucción a la Justicia por tratar de coaccionar a dos testigos para falsear su declaración, además de una multa de 1.200 euros por defraudación de fluido eléctrico, pero fue absuelto del delito de desaparición por falta de pruebas.

«Aquí el negro soy yo»

Justo antes del juicio,  el acusado manifestó a los medios de comunicación:  «Sé que me van a condenar, porque yo ya he sido condenado. Me han estigmatizado, con el matiz del negrito desmayado que acusa al empresario. ¿A quién van a escuchar? A la parte más noble, por así decirlo».

«Estos chavales me inspiran compasión, pero en el fondo nadie les obliga a estar aquí, y serán nómadas o como quieran llamarlos, pero tienen dinero, porque no gastan y nosotros les damos hasta la ropa que llevan. Hay gente de los nuestros que lo está pasando mal y son incapaces de pedir un kilo de garbanzos, pero esta gente se pone mil veces en la cola para pedir», relataba a la citada revista. Además, el empresario jienense afirmaba que la Guardia Civil había decidido ensañarse «con el más pobre», porque «aquí el negro soy yo».

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