Andalucía
Inmigración ilegal

Motines en Almería: los inmigrantes acogidos en hoteles exigen wifi, papeles, trabajo y mejor comida

La Guardia Civil ha intervenido tres veces en lo que va de año por episodios de violencia y desobediencia

Los inmigrantes protestan por su situación legal y las condiciones de los hoteles donde permanecen meses

La estancia de alrededor de 200 inmigrantes africanos en el hotel ELE Andarax, situado en la calle Santa Fe de Aguadulce (Almería), ha derivado desde enero en una serie de episodios de violencia, motines y protestas que están tensando la convivencia en este establecimiento turístico convertido en centro de acogida. El episodio más grave hasta la fecha tuvo lugar el pasado 21 de mayo, cuando un inmigrante senegalés con orden de traslado se atrincheró con una actitud extremadamente violenta en su habitación, obligando a intervenir a nueve patrullas de la Guardia Civil y Policía Local. Además, se han venido produciendo motines y protestas por parte de los inmigrantes ilegales acogidos, que exigen tener conexión wifi, trabajo, papeles y mejor comida.

Según consta en el atestado, el conflicto comenzó pasadas las tres de la tarde, cuando el responsable del programa de protección internacional comunicó al inmigrante que debía abandonar el hotel para ser trasladado a otro centro de la capital, en cumplimiento de una orden de expulsión e ingreso en otra instalación. Lejos de aceptar la instrucción, el joven reaccionó de forma hostil, encerrándose en su habitación y amenazando al personal de la ONG Accem que gestiona el recinto, acompañado de varios compañeros que también se sumaron a los altercados.

Cuando los agentes intentaron mediar y explicarle la situación con ayuda de un intérprete, el inmigrante desobedeció las indicaciones, negándose a recoger sus pertenencias y abandonar el hotel. La situación se agravó cuando otros jóvenes africanos comenzaron a rodear a los guardias civiles, increpándoles e insultándoles, lo que obligó a los agentes a refugiarse dentro de la habitación junto al individuo para garantizar su propia seguridad y la del personal presente.

Tras solicitar refuerzos, las dotaciones de apoyo se desplazaron hasta el lugar y procedieron a la detención del inmigrante senegalés, quien fue trasladado al cuartel de la Guardia Civil de Roquetas para la instrucción de diligencias. Sin embargo, el conflicto no finalizó ahí. El resto de los inmigrantes alojados en el hotel continuaron alterando el orden público, golpeando puertas, volcando papeleras y causando daños en el mobiliario del establecimiento. La Guardia Civil y la Policía Local se vieron obligadas a proteger tanto a los trabajadores de la oenegé como al personal del hotel frente a los actos vandálicos de los amotinados.

Este es ya el tercer incidente grave en apenas cinco meses en el hotel ELE Andarax, que acoge a inmigrantes procedentes de las Islas Canarias dentro del dispositivo de emergencia habilitado por el Gobierno para gestionar la llegada masiva de personas a las costas españolas. La primera intervención policial en el hotel tuvo lugar el pasado 11 de enero, apenas unos días después de la llegada del grupo. En aquella ocasión, seis patrullas de la Guardia Civil y dos más de la Policía Local tuvieron que intervenir ante la protesta airada de los inmigrantes, que se mostraron indignados por la comida que se les servía y por la ausencia de conexión wifi, lo que dificultaba su comunicación con familiares y amigos.

Los agentes desplazados desde el puesto de Roquetas y la compañía de apoyo informaron de actitudes violentas y agresivas por parte del grupo, si bien aquella revuelta, adelantada por Diario de Almería, se resolvió sin que fuera necesaria una carga policial ni se registraran detenciones ni heridos.

En el mes de mayo se produjo un nuevo episodio de tensión en el mismo hotel, esta vez sin detenidos. En torno a las dos de la tarde, varios inmigrantes se concentraron con pancartas y gritos exigiendo «papeles y trabajo», en una protesta espontánea que remite a la registrada el año anterior en el hotel Alegría de El Toyo, también en la provincia de Almería. Entonces, medio centenar de inmigrantes recorrieron a pie el trayecto hasta la puerta de la Comisaría de Almería para protestar por los retrasos en la tramitación de sus citas de asilo ante la Oficina de Extranjeros y por la falta de ropa y dinero para cubrir sus necesidades básicas.

Desde finales de octubre de 2023, el Gobierno de Pedro Sánchez ha trasladado a cientos de inmigrantes desde el archipiélago canario hasta varios hoteles y centros de Almería, dentro de un plan de acogida humanitaria supuestamente temporal. El primer vuelo trajo a 321 personas que fueron alojadas en el hotel Alegría de El Toyo. Posteriormente, nuevos contingentes se han repartido entre el Centro de Atención de Emergencia y Derivación (CAED) de Cruz Roja en la capital, el hotel de Almerimar, el ELE Andarax de Aguadulce y otro establecimiento en Roquetas. Incluso se barajó abrir un nuevo centro en un hotel sin actividad de la pedanía de Puente del Río de Adra, una idea que fue descartada por la fuerte oposición vecinal y del propio ayuntamiento.

Conformismo del Gobierno

El modelo de gestión, calificado por el Gobierno como «flexible», está basado en recursos que «abren y cierran en función de las necesidades». Para ello, la administración central recurre a organizaciones como Cruz Roja, Accem o Cepaim-Almería Acoge. Sin embargo, la prolongación de las estancias, la falta de recursos y la saturación de los centros están generando crecientes tensiones que se traducen en conflictos como los vividos en el hotel ELE Andarax.

Mientras tanto, los vecinos de Aguadulce y el personal que trabaja en estas instalaciones alertan de un clima de inseguridad creciente, con hostilidades entre grupos de inmigrantes —especialmente senegaleses y malienses— y un sentimiento generalizado de abandono institucional. La promesa de una acogida temporal se ha transformado en una situación crónica que, lejos de resolverse, parece empeorar con el paso de los meses.