Puigdemont temía ser detenido fuera de Bélgica

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Carles Puigdemont en el Parlament de Cataluña.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La detención del ex presidente Carles Puigdemont en territorio alemán trunca sus planes de seguir burlando a la Justicia y tratar de dilatar al máximo la euro orden de detención, activada por España.

La detención fuera de Bélgica, y así se lo había advertido su propio abogado, endurece el futuro inmediato para el ex president. Los procedimientos burocráticos en Alemania son más ágiles y la cooperación policial  y judicial con España, también, lo que implicaría que la entrega a las autoridades españolas podría producirse ya en los próximos días.

Puigdemont tenía previsto llegar a Bélgica, donde tiene instalada su residencia, procedente de Finlandia, país en el que en los últimos días había participado en unas conferencias. En las últimas semanas, el ex presidente catalán se había movido con libertad por distintos países europeos, pero en esta ocasión, y después de que el juez del Supremo Pablo Llarena, activase la orden de detención, el CNI le seguía sus pasos.

Según su abogado, Jaume Alonso-Cuevillas, el dirigente independentista tendría intención de ponerse a disposición de las autoridades belgas en cuanto llegase a este país. Ha sido detenido en la frontera alemana, concretamente en una autopista y mientras el vehículo en el que viajaba repostaba en una gasolinera. A unas siete horas de su vivienda de Waterloo.

La detención añade incertidumbre a la situación de los dos ex consellers que todavía permanecen en Bélgica, Toni Comin y Meritxell Serret. Clara Ponsatí, otra de las consejeras que hasta hace unas semanas permanecía en el país belga, se encuentra ahora en Reino Unido.

El Código Penal alemán es duro contra quienes intenten cambiar el orden constitucional e incluyen un delito similar al de rebelión, que se le imputa.

Así, la legislación penal alemana castiga con  un «mínimo de diez años de prisión hasta una condena de por vida».

El Código Penal alemán establece, en su título II, el delito de «alta traición» contra la Federación, lo más parecido a los delitos de rebelión y sedición. Este se aplica a aquel que “intente con violencia o por medio de amenaza con violencia perjudicar la existencia de la República Federal alemana o cambiar el orden constitucional que se basa en la Constitución de la República Federal de Alemania”.

“Será castigado con pena privativa de la libertad de por vida o con pena privativa de la libertad no inferior a diez años”, se advierte.

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