Descubre la cala secreta más bella del sur de Tarragona: casi inaccesible y espectacular
Una cala de belleza agreste, sin chiringuitos ni servicios
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La Costa Dorada, en el sur de Cataluña, alberga 81 kilómetros de litoral. Con playas de arena dorada y aguas tranquilas, certificadas por su calidad, y un clima agradable durante todo el año, es un destino ideal para todo tipo de viajeros, como parejas y familias con niños. Localidades como Salou y Cambrils, así como pueblos pesqueros como Torredembarra, ofrecen desde una vida nocturna muy animada hasta una atmósfera de serenidad y tranquilidad junto al mar.
Asimismo, actividades como el windsurf y los paseos en barco son muy populares, y el parque temático PortAventura World añade un toque de diversión familiar. La cultura también está presente en la provincia Tarragona, con su patrimonio romano y gótico, y en Reus, cuna de Gaudí. Además, la Costa Dorada destaca por su gastronomía, con platos tradicionales como la cazuela de romesco o el arroz negro, acompañados de vinos locales de seis denominaciones de origen, que ofrecen una experiencia culinaria inolvidable
La cala más innacesible de Tarragona
La Costa Dorada es famosa por sus largas playas de arena fina y suave, pero también esconde rincones más salvajes y sorprendentes a lo largo de su costa. La Ametlla de Mar, es ideal para quienes buscan algo más allá del típico arenal urbano junto a un paseo marítimo concurrido. Aquí, los visitantes encuentran una impresionante colección de calas y playas vírgenes.
Aquí se encuentra Cala Roca del Illot. Ubicada a sólo cinco kilómetros al sur del municipio, ofrece una sensación de alejamiento del turismo tradicional, haciendo que uno se sienta como el protagonista de su propia película de aventuras. La Roca del Illot es una pequeña cala de guijarros rodeada por formaciones rocosas de tonos rojizos, donde los pinos se inclinan hacia el mar turquesa.
Este contraste de colores destaca el islote que da nombre a la cala, elevando el paisaje a un nivel bucólico. Es un lugar de belleza agreste, sin chiringuitos ni servicios, donde se puede disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Es un privilegio encontrar un rincón tan salvaje en pleno corazón de la Costa Dorada. El islote rocoso divide la playa en dos. Cuando baja la marea, se conecta a tierra firme por una estrecha franja de arena blanca y fina, formando un delicado tómbolo. A través de él, se accede a la otra parte de la playa, más arenosa y espaciosa.
Ahora bien, llegar a este paraíso no es sencillo. Hay que seguir el sendero GR-92, el más largo del Mediterráneo, que va desde Cataluña hasta Andalucía, bordeando toda la costa. Hay que dejar el coche en la urbanización del Águila y recorrer el hermoso camino de ronda que conecta La Ametlla de Mar con El Perelló. Este tramo está lleno de calas de roca y arena, y transcurre sobre acantilados rodeados de pinos y matorrales mediterráneos. El camino no es excesivamente largo, pero requiere llevar buen calzado.
Los pueblos más bonitos de la provincia
En el corazón de la comarca del Priorat se encuentra una joya escondida: Porrera, una pequeña villa con menos de 500 habitantes. Porrera fue un punto de paso obligado para los comerciantes que se dirigían a Reus. Este hecho, sumado al cultivo de la vid, impulsó su crecimiento durante el siglo XVIII. Un paseo por sus calles adoquinadas revela una gran cantidad de relojes de sol en las fachadas, la iglesia parroquial de estilo neoclásico y la ermita de San Antonio Abat.
En las montañas, Siurana es el mirador más impresionante de la Costa Dorada. El castillo, la iglesia románica y las callejuelas empedradas componen este pueblo, situado en una cornisa rocosa sobre el pantano de Siurana, en medio de la sierra de Montsant y las montañas de Prades.
Altafulla es un encantador pueblo costero con dos partes bien diferenciadas. En la zona de playa, el Barrio de las Tiendas ofrece un paseo lleno de antiguos almacenes y negocios de pescadores convertidos en casas. En la parte alta, se encuentra el castillo de Altafulla, una estructura del siglo XVII rodeada por un casco antiguo, la Villa Closa, declarado Conjunto Histórico Artístico de Interés Nacional.
A media hora en coche de Tarragona, Montblanc alberga el mayor recinto amurallado conservado de Cataluña. Esta localidad alcanzó su esplendor con la construcción de la muralla a finales del siglo XIII y principios del XIV. Una visita a Montblanc incluye recorrer sus murallas y torres, así como el convento gótico de San Francisco y la iglesia románica de Santa María de Montblanc.
Miravet, situado en un peñasco junto al Ebro, se eleva a más de 120 metros sobre el nivel del mar. El Castillo Templario de Miravet es una visita obligada, junto con las casas colgantes sobre el río y la iglesia Vieja de Miravet, construida sobre una antigua mezquita. El entorno natural que rodea el pueblo también es digno de visitar.