Tecnología
gadgets

Los grandes mitos tecnológicos que seguimos creyendo (y no siempre son ciertos)

  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

La tecnología avanza tan rápido que, paradójicamente, muchas ideas que damos por ciertas se han quedado ancladas en el pasado. Los mitos tecnológicos forman parte de nuestro día a día y condicionan cómo usamos el móvil, el ordenador o internet, aunque en muchos casos no tengan una base real. Algunos nacieron hace años y otros se han reforzado con la desinformación en redes sociales, creando una sensación de desconfianza constante hacia la tecnología.

El móvil no te espía como imaginas

Uno de los mitos tecnológicos más repetidos es la idea de que el móvil escucha nuestras conversaciones para mostrarnos anuncios personalizados. A casi todos nos ha pasado, hablar de un producto y verlo poco después en Instagram o en Google. Sin embargo, el funcionamiento real de la publicidad digital es mucho menos conspiranoico y bastante más aburrido.

Las plataformas publicitarias de compañías como Google o Apple se basan en búsquedas, navegación, ubicación aproximada, intereses compartidos y comportamiento previo. Escuchar conversaciones de forma masiva supondría un consumo brutal de recursos, además de un problema legal de primer nivel. No hace falta que el micrófono esté activo: con lo que hacemos online ya se pueden trazar perfiles muy precisos.

No, cargar el móvil toda la noche no lo mata

Durante años se ha repetido que dejar el móvil cargando mientras dormimos destroza la batería. Este mito viene de épocas pasadas, cuando las baterías eran mucho más simples. Hoy, los smartphones incorporan sistemas de carga inteligente que detienen o ralentizan el proceso cuando se alcanza el 100 %.

Lo que realmente degrada una batería de iones de litio es el calor y los ciclos extremos de carga, no el hecho de estar enchufado ocho horas. De hecho, muchos móviles ajustan la carga para completarla justo antes de que te despiertes, reduciendo el estrés químico interno.

Cerrar apps no siempre ahorra batería

Otro gesto automático para muchos usuarios es cerrar todas las aplicaciones en segundo plano pensando que así se ahorra batería. En realidad, tanto iOS como Android están diseñados para gestionar la memoria de forma eficiente. Las apps en segundo plano suelen estar “congeladas” y apenas consumen recursos.

Forzar su cierre implica que, cuando las vuelvas a abrir, el sistema tenga que cargarlas de nuevo desde cero, lo que puede aumentar el consumo energético. Solo conviene cerrar una app si se ha quedado bloqueada o funciona mal, no como hábito diario.

Más megapíxeles no significan mejores fotos

En fotografía móvil, los números grandes venden bien. Durante años se nos ha hecho creer que cuantos más megapíxeles tenga una cámara, mejores serán las fotos. La realidad es bastante más compleja. El tamaño del sensor, la calidad de la lente, el procesamiento de imagen y la estabilización influyen mucho más que la cifra de mpx.

Por eso hay móviles con sensores modestos que hacen mejores fotos que otros con números espectaculares sobre el papel. La fotografía computacional ha cambiado por completo las reglas del juego. Y, oviamente, influye el ojo y la mano de quien dispara.

El modo incógnito no te vuelve invisible

El último de estos mitos tecnológicos afecta directamente a la privacidad. El modo incógnito no evita que las webs te rastreen ni que tu proveedor de internet vea lo que visitas. Simplemente impide que el navegador guarde el historial, las cookies o los datos de formularios en tu dispositivo.

No es una capa extra de anonimato, sino una herramienta pensada para usos puntuales, como iniciar sesión en otra cuenta o navegar sin dejar rastro en el equipo, Confundirlo con una protección total es un error bastante común.

Creer en estos mitos tecnológicos es comprensible, pero conocer cómo funciona realmente la tecnología ayuda a usarla mejor y con menos miedos innecesarios. En muchos casos, la realidad es más simple y menos inquietante de lo que parece.