Un padre acaba detenido por grabar un vídeo de su hija negándose a quedarse con su ex mujer
La juez le ha impuesto una orden de alejamiento de su ex mujer y le prohíbe ver a la niña de 11 años
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El pasado 2 de septiembre en Boadilla del Monte se produjo un incidente en la vía pública que para quienes lo vieron pudo quedar en una mera disputa entre padres separados. Sin embargo, lo que pasó aquella tarde entre Iván, el padre, la madre y la hija de ambos merece ser contado al detalle, no sólo porque sea la consecuencia de una década de disputas entre un matrimonio roto, sino porque un vídeo de más de cinco minutos de grabación ininterrumpida pone de manifiesto que el papel lo aguanta todo. Hoy, el hombre que grabó el vídeo que revela OKDIARIO, tiene una orden de alejamiento de su ex pareja y le ha sido suspendido el régimen de visitas. El hombre acabó detenido por grabar una auténtica batalla entre su ex mujer y su hija en la vía pública.
Iván y su ex mujer se separaron hace más de una década, con su hija siendo una niña muy pequeña. «Me ha denunciado varias veces, siempre en relación con delitos vinculados con la violencia de género, pero sobre todo por lo que ella consideraba coacciones, y no he sido condenado ni una sola vez», explica Iván a este periódico en lo que parecen unas declaraciones sinceras, pero que languidecen con la documentación que obra en poder de este diario.
Para empezar la diligencia de detención de este padre, fechada pasada la medianoche del 3 de septiembre en el cuartel de la Guardia Civil de Boadilla del Monte. La redacción del documento es contundente: «El presunto autor, conocedor de que la hija que tiene en común con la víctima, debía estar en casa de la madre a las 19:30 horas, según la sentencia de un juzgado de Móstoles, impide en el lugar de los hechos, que la madre coja a su hija para llevarla a su domicilio, interponiéndose entre madre e hija con los brazos extendidos y empujando a la víctima con el pecho, mientras éste gritaba que ella no iba a tocar a su hija».
Según el atestado de los agentes nos encontramos ante un delito de «coacciones en ámbito familiar, violencia de género». Para culminar lo anterior los agentes aseguran que se han valido de «la manifestación de la víctima en el lugar de los hechos, un parte médico de la víctima, fotografías, declaraciones testificales y una rueda de reconocimiento». Demoledor, sin duda, de no ser por tres elementos obviados en el atestado que explicaba por qué se había detenido al hombre en presencia de su hija.
La Guardia Civil no valora el vídeo de más de cinco minutos grabado por el padre de la menor que reproduce este periódico íntegramente. Tampoco explican que Iván no estaba en la escena en el momento de comenzar la discusión. Consciente de la mala relación con su ex mujer el padre decidió no acompañar a su hija hasta la puerta de la casa de su ex. Les pidió el favor a sus padres, personas mayores, mientras él esperaba en el coche a varias decenas de metros de distancia. El problema es que ni Iván, ni sus padres ni nadie se oponen a que la niña de 11 años se vaya con su madre. Es ella, la menor, quien opuso real resistencia a marcharse con su madre. Sólo cuando la situación se volvió insoportable el hombre detenido decidió bajar y asistir a la escena en la que estaba sufriendo su hija de cerca para grabar todo con su teléfono móvil.
¿Quién avisó a la Guardia Civil?
Hay otro dato para tener en cuenta en esta historia. ¿Quién estaba en ese intercambio de la menor? Su madre, su tía, un tío por parte de su familia materna, los abuelos paternos y el padre. ¿Quién decidió llamar la atención de una patrulla de la Guardia Civil que pasaba por la zona? Petri, la abuela, la madre del presunto maltratador, convencida de que su nieta debía ser inmediatamente protegida de una situación que la estaba poniendo al límite de sus jovencísimos nervios. Pero de eso nada dice el acta de detención del padre.
Al día siguiente de ser detenido Iván fue puesto a disposición del Juzgado de Violencia sobre la mujer número 1 de Móstoles. La juez, en aras de proteger a la denunciante, la ex mujer de Iván, decidió imponer una orden de alejamiento a Iván de 500 metros además de prohibirle comunicarse con ella por cualquier medio. También decidió suspender el régimen de visitas con su hija quien quedaba reintegrada íntegramente a la madre, quien ostenta la guarda y custodia. Tales medidas debían sustentarse en argumentos muy sólidos.
«Tales indicios se desprenden (dice la juez en su auto) de la declaración de la denunciante y de su hermana, quienes relatan que el investigado junto a sus padres trataban de impedir que la hija en común de ambos volviera al domicilio materno, retrasando la entrega, dando instrucciones a la menor para que no entrara en casa y grabando con móviles las reacciones de la menor con su madre». La juez tampoco hace alusión al vídeo al que ha tenido acceso este periódico y cuyas secuencias se parecen muy poco a lo descrito en los documentos. Por cierto, la madre de la niña asegura que ésta es víctima de alienación por parte del padre y sus abuelos. Este periódico tiene en su poder una carta escrita por parte de la niña al padre. «Lo que has hecho no lo hace cualquiera por su hija papá», les escribió la chiquilla a Iván.
Es sólo una frase de una carta de dos páginas, pero la cuestión es: ¿por qué la niña le escribió a su padre? Porque a unos guardias civiles no se les ocurrió mejor idea en medio del ataque de nervios de una menor de edad que llevarse detenido y esposado a su padre. La niña garabateó unas frases que le entregó a sus abuelos para que se la dieran a su padre. Todo lo anterior son los hechos, documentados en cada fase del suceso. Nadie había podido ver en vídeo lo que cuentan los papeles. Desde hoy ya pueden hacerlo y sacar sus propias conclusiones.