¿Qué santos se celebran hoy, martes 8 de abril de 2025?
Julián de San Agustín destaca entre los santos que hoy se celebran
ElPozo Bienstar transforma la Plaza de Callao en una zona de entretenimiento, alimentación y deporte
El gesto que saca a la luz la verdad de la separación de Cristina Pedroche y Dabiz Muñoz


¿Qué santos se celebran hoy, martes 8 de abril de 2025? Cada día del calendario de la Iglesia Católica tiene sus protagonistas, y el 8 de abril no es una excepción. Hoy, la Iglesia recuerda a varios santos cuya vida dejó huella por su entrega a los demás, su fe inquebrantable y su legado espiritual. Uno de los nombres más destacados de esta jornada es el del beato Julián de San Agustín, un franciscano español que vivió con humildad y dedicación. También se celebra la memoria de Santa Julia Billiart, fundadora de una congregación dedicada a la educación cristiana, y de Dionisio de Alejandría, obispo y teólogo del siglo III, considerado una de las grandes figuras eclesiásticas de su época.
Conocer a los santos que se celebran en un día concreto no solo es una forma de acercarse a la tradición cristiana, sino también de conectar con una herencia de siglos que sigue viva en muchas comunidades. Hoy, martes 8 de abril de 2025, recordamos a tres figuras que, desde sus distintas realidades, marcaron la historia de la Iglesia con su ejemplo. A continuación, repasamos sus vidas con detalle para comprender por qué merecen este homenaje litúrgico y además, os enumeramos al resto de santos que hoy se celebran.
Beato Julián de San Agustín
La vida del beato Julián de San Agustín es un testimonio profundo de perseverancia, sencillez y entrega a los más desfavorecidos. Nacido en Medinaceli (Soria) en 1553, su nombre de pila era Julián Martinet Gutiérrez. Fue hijo de Andrés Martinet, un refugiado francés que huía de los calvinistas, y de Catalina Gutiérrez, una mujer humilde y trabajadora. Desde muy joven sintió el llamado religioso, y fue en el convento franciscano de La Salceda donde inició su vida espiritual, aunque no sin dificultades. Su radical vocación de penitencia hizo que fuera rechazado varias veces, pero él insistió hasta ser admitido definitivamente como hermano laico.
Su vida en la orden fue austera, marcada por la limosna, el servicio al prójimo y una inmensa compasión por los pobres. Desde el convento de San Diego de Alcalá, donde pasó gran parte de su vida, Julián ayudaba a los necesitados no solo con alimentos, sino también con palabras de consuelo. Repartía lo poco que tenía, predicaba con el ejemplo y animaba a los ricos a compartir sus bienes. Su caridad no conocía límites. Murió el 8 de abril de 1606, a los 53 años, después de recibir los sacramentos con profunda devoción.
Tras su muerte, fue venerado espontáneamente por el pueblo, el clero y la nobleza. Se le atribuyeron milagros y su tumba se convirtió en lugar de peregrinación. Fue beatificado por el papa León XII en 1825. En Medinaceli se conserva su recuerdo con una ermita erigida sobre su casa natal, donde también reposan sus reliquias. Las fiestas en su honor se celebran a finales de agosto con actos religiosos y populares que siguen manteniendo viva la figura de este humilde franciscano soriano.
Santa Julia Billiart
Santa Julia Billiart, también conocida como Santa Julia de Bélgica, nació el 12 de julio de 1752 en Cuvilly, Francia, en el seno de una familia humilde. Desde pequeña mostró una gran sensibilidad hacia los enfermos y los necesitados, lo que la llevó a destacarse muy pronto en su comunidad por su caridad y piedad. A los nueve años ya había hecho su primera comunión y confirmado su fe, sabiendo de memoria el catecismo y haciendo voto de castidad. En su adolescencia trabajó en el campo para ayudar a su familia, pero sin dejar nunca de ejercer su labor evangelizadora.
Durante la Revolución Francesa, Julia sufrió persecuciones y tuvo que huir, pero su determinación no se debilitó. A pesar de una grave enfermedad que la dejó paralítica durante 22 años, jamás dejó de enseñar el catecismo ni de consagrar su vida a Dios. Incluso desde su lecho, acogía a niños, les transmitía la fe y bordaba para la parroquia. Su recuperación fue milagrosa: en 1804, durante una novena al Sagrado Corazón, se levantó y volvió a caminar. A partir de ese momento, su obra se multiplicó.
Fundó, junto a su amiga Francisca Blin de Bourdon, el Instituto de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur, una congregación centrada en la enseñanza religiosa y en la atención a los huérfanos. En sus últimos años fundó 15 conventos y orfanatos, recorriendo Europa en más de 100 viajes. Murió el 8 de abril de 1816 recitando el Magnificat, después de una vida dedicada a la educación, a las mujeres y a los más vulnerables. Fue beatificada por Pío X y canonizada por Pablo VI en 1969. Hoy es considerada la patrona de las catequistas, y su legado sigue vivo en los colegios y centros educativos dirigidos por su congregación.
San Dionisio de Alejandría
San Dionisio de Alejandría, conocido también como Dionisio el Grande, fue una de las figuras más importantes del cristianismo en el siglo III. Nació antes del año 190 en una familia pagana de Alejandría, pero tras una intensa búsqueda espiritual, se convirtió al cristianismo gracias a una visión que lo impulsó a demostrar su fe mediante el conocimiento. Fue discípulo de Orígenes, el gran teólogo alejandrino, y acabó dirigiendo la escuela catequética de la ciudad, antes de convertirse en obispo en el año 247.
Durante su episcopado vivió momentos turbulentos, como las persecuciones de Decio y Valeriano, que lo obligaron al exilio en Libia. A pesar de las adversidades, nunca dejó de escribir y de acompañar a los cristianos de su diócesis a través de cartas que hoy siguen siendo fuente invaluable para conocer los conflictos de la Iglesia en sus primeros siglos. Defendió la fe frente a las herejías, aunque sus palabras en torno a la Trinidad generaron polémica y fueron objeto de revisión posterior, por su tono aparentemente subordinacionista. Sin embargo, se explicó ante el papa Dionisio y sus escritos teológicos fueron aceptados.
Regresó a Alejandría tras el fin de las persecuciones y continuó guiando a su comunidad en medio de guerras civiles y profundas divisiones. Su sabiduría, firmeza y capacidad de conciliación lo convirtieron en una figura clave para mantener la unidad de la Iglesia. Murió en el año 264, probablemente durante el sínodo de Antioquía, dejando un legado intelectual que inspiró a generaciones posteriores. Aunque no es de los santos más conocidos por el gran público, su fiesta se celebra el 8 de abril en la Iglesia católica, en reconocimiento a su incansable labor pastoral y doctrinal.
Otros santos que se celebran el 8 de abril
Junto a los mencionados, en este día se celebra también a estos otros santos:
- San Agabo, profeta
- Santos Herodión, Asíncrito y Flegón
- San Dionisio de Corinto, obispo
- Santos Timoteo, Diógenes, Macario y Máximo de Antioquía, mártires.
- San Dionisio de Alejandría, obispo
- San Amancio de Como, obispo
- Beato Clemente de Osimo, presbítero
- Beato Julián de San Agustín
- Santa Julia Billiart, virgen
- Beato Augusto Czartoryski, presbítero
- Beato Domingo del Santísimo Sacramento Iturrate, presbítero