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Ni actor ni guionista: la desconocida y sorprendente profesión de Jonathan de ‘Aída’ en la actualidad

Paco León está grabando una película basada en la historia de 'Aída'

Jonathan ha cambiado mucho desde que acabó la serie de Telecinco

Su verdadero nombre es David Castillo y tiene muchos seguidores

Durante años, el rostro de David Castillo estuvo ligado al de un adolescente problemático y algo rebelde que respondía al nombre de Jonathan García. Este personaje, parte esencial del universo de Aída, se convirtió en un icono para varias generaciones que siguieron fielmente las peripecias de una familia de clase trabajadora del extrarradio madrileño. La serie, emitida entre 2005 y 2014, marcó una época en la televisión española y consolidó a Castillo como uno de los jóvenes actores con mayor proyección en su momento.

Más allá del reconocimiento masivo y de su consolidación como intérprete, la historia personal y profesional de David ha dado un giro tan inesperado como fascinante. Hoy, a sus 32 años, su nombre vuelve a sonar, pero no por un papel en televisión ni por un regreso sonado a la pequeña pantalla. Su notoriedad actual se debe a algo más íntimo, más reflexivo: su incursión en el mundo de la poesía, una vocación que pocos esperaban, pero que él ha abrazado con naturalidad.

David Castillo en el rodaje de una película. (Foto: Gtres)

El inicio de la carrera de David Castillo se remonta a su infancia. Con apenas ocho años ya acumulaba experiencia en la industria audiovisual y antes de llegar a Aída ya había pasado por títulos de cierto peso, como Cachorro o la serie Manolito Gafotas. Este tipo de papeles endurecidos por la realidad de barrio parecían hechos a medida para él y fue precisamente esa energía la que lo llevó a encarnar a Jonathan en una de las comedias más vistas de la televisión.

David Castillo, un artista con talento

La popularidad, aunque le abrió muchas puertas, también lo obligó a madurar antes de tiempo. Cuando la serie llegó a su fin en 2014, David tenía 23 años y ya acumulaba más de una década de exposición mediática.

Después del cierre de Aída, el artista no desapareció del mundo del espectáculo. Participó en otras producciones como Amar es para siempre, donde sumó más de 200 capítulos, y también formó parte del reparto de ficciones como El Cid o La última, esta última protagonizada por Aitana Ocaña y Miguel Bernardeau. Pero en paralelo, y casi de forma silenciosa, empezó a cultivar una inquietud más introspectiva, alejada del ruido del plató: la escritura poética.

En 2023 sorprendió a su público con la publicación de su primer libro, Piedra de madera, un poemario donde explora la fragilidad y la fortaleza de las relaciones humanas a través de metáforas extraídas de la naturaleza. Lejos de ser una aventura pasajera, este proyecto refleja una faceta profunda y madura del artista. En sus poemas no hay rastros del joven impulsivo de la serie, sino un adulto que observa con calma el mundo que lo rodea y lo transforma en versos.

La desconocida pasión de David Castillo

La poesía de David Castillo no se queda solo en el papel: también comparte fragmentos de sus textos en Instagram, donde acompaña sus publicaciones con imágenes cuidadosamente seleccionadas y reflexiones que invitan a la introspección. Su tono, pausado y sugerente, ha captado la atención de un nuevo público que quizá nunca lo vio en televisión, pero que ahora lo reconoce como una voz singular en el panorama literario joven.

Lo más interesante del recorrido actual de Castillo es que no ha abandonado la interpretación. Su decisión de abrirse camino en el mundo de la poesía no parte de un desencanto con la actuación, sino de una necesidad de explorar otras formas de expresión que lo conecten con su lado más auténtico.

Al contrario de lo que muchos podrían pensar, su nuevo rol como poeta no entra en conflicto con su identidad como actor. Más bien, ambos caminos parecen retroalimentarse: su sensibilidad como escritor le aporta una profundidad emocional adicional a su trabajo interpretativo y su experiencia como actor le otorga una capacidad especial para dotar de voz e intensidad a sus poemas.

Quienes lo conocen de cerca aseguran que David es una persona extremadamente reflexiva, muy distinta al Jonathan que lo hizo famoso. Y esa dualidad, entre lo que el público espera de él y lo que realmente es, se ha convertido en el motor de su evolución artística.

Una vida privada discreta y hermética

A diferencia de otros actores de su generación, David Castillo ha optado por mantener su vida personal lejos de los focos. Durante un tiempo se le relacionó sentimentalmente con Jara Dominguín, sobrina del cantante Miguel Bosé, aunque esa relación terminó discretamente. Desde entonces, no ha hecho pública ninguna nueva pareja y evita exponer detalles de su intimidad.

Este perfil bajo contrasta con la alta exposición de sus primeros años, y parece responder a una voluntad firme de preservar ciertos espacios lejos de la mirada ajena. Aunque muchos todavía lo identifiquen como el joven rebelde de Aída, la realidad es que David Castillo ha sabido transformar esa imagen en un punto de partida para construirse como artista integral, capaz de reinventarse sin renunciar a lo que fue, pero tampoco aferrándose al pasado.