La ciencia responde: la razón por la que te dan ataques de ira cuando conduces

La ira es una de las emociones más poderosas, razón por la cual puede llevarnos a hacer cosas que en condiciones normales no haríamos. Esto resulta especialmente peligroso cuando estamos al volante, ya que los ataques de ira durante la conducción multiplican el riesgo de accidente por 10, nada más y nada menos.

Todos nos hemos sorprendido a nosotros mismos en alguna ocasión gritándole a otro conductor o tocando el claxon de manera reiterada. Pues bien, ahora un estudio ha averiguado cuál es la razón por la nos dan ataques de ira cuando nos ponemos al volante.

La investigación, bautizada como ‘Influencia de la agresividad en accidentes de tráfico’ la realizó la Fundación Línea Directa en el año 2018. Según los datos aportados, en España 2,6 millones de conductores admiten que se han peleado con otro conductor alguna vez. Mientras, 3,6 millones reconocen que han retado a otro a salir del vehículo para solucionar sus diferencias.

Aunque cada persona es un mundo, todo apunta a que la agresividad durante la conducción es el resultado de la suma del entorno y el temperamento. La mayoría de conductores que han participado en el estudio alegan que la agresividad se debe al estrés del día a día, sobre todo en el ámbito familiar y en el trabajo.

También hay quienes señalan que los motivos por los que sufren ataques de ira cuando conducen son las maniobras y conductas que hacen los demás. Cabe señalar que la sensación de anonimato, esto es, el no volver a ver más al otro conductor, fomenta este comportamiento.

El acompañamiento también tiene una gran influencia en la conducta. Y es que, mientras viajar solo o con amigos aumenta la agresividad, hacerlo con la pareja, los hijos o un compañero de trabajo, la reduce.

¿Cómo es el conductor agresivo?

Por su parte, el psicólogo Jerry Deffenbacher, de la Universidad Estatal de Colorado, halló que las personas que se identificaban a sí mismas como conductores agresivos compartían una serie de rasgos.

En primer lugar, tienen pensamientos hostiles y es más probable que insulten a otros conductores. En segundo lugar, a la hora de ponerse al volante asumen más riesgos, sobre todo en lo que respecta a circular superando la velocidad máxima permitida en la vía.

En tercer lugar, se enfadan más rápido y cabe la posibilidad de que el enfado les dure todo el día. Y, en cuarto y último lugar, tuvieron el doble de accidentes en simulaciones de conducción.