Una banda de estafadores ingresa a una anciana en una residencia de Madrid para desvalijarla

La policía ha evitado en el último momento que una banda de estafadores vendieran la vivienda de una anciana de Madrid. Aprovechando la enfermedad mental de la víctima contactaron con ella, saquearon sus cuentas y la ingresaron en una residencia de Los Nogales en Madrid para poder vender su vivienda.

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Una imagen de la residencia de ancianos del grupo Los Nogales en el barrio madrileño de Pacífico.

Sola y con alzhéimer, una anciana de Madrid se convirtió en la víctima perfecta para una banda de depredadores que diseñó y ejecutó paso a paso un plan para desvalijarle sus cuentas bancarias, sacarla de su vivienda y vender el inmueble en menos de seis meses.

El grupo de estafadores compuesto por una mujer y tres hombres de nacionalidad española, argentina y alemana, aprovecharon que uno de ellos conoció en el pasado a un hermano de la víctima. Fue la excusa para acercarse a la anciana y tejer una falsa amistad encaminada a robarle todo su dinero. Poco a poco, y beneficiándose de la indefensión de la víctima que padecía alzhéimer, se ganaron su confianza para que fuera sacando dinero de sus cuentas con diferentes engaños. Así le robaron más de 10.000 euros de sus cuentas, pero el banco avisó a los policías del grupo de estafas de la Jefatura Superior de Madrid alarmados por la actitud de las personas que acompañaban día tras día a la anciana a sacar dinero. Sin prisa para no despertar sospechas pero sin pausa ya habían desvalijado parte de sus cuentas pero eso sólo era un aperitivo.

El objetivo final era sacarla de su vivienda para poder venderla, así los estafadores la aislaron por completo de algunos familiares con los que apenas mantenía contacto. La convencieron de que debía ingresar en la residencia del grupo Los Nogales del barrio madrileño de Pacífico alegando que nadie se hacía cargo de la mujer salvo ellos. Ya habían obtenido firmas y autorizaciones diversas de la anciana, incluido un poder general que les confería el control total de todos los bienes de la víctima, el llamado “poder de ruina”. Gracias a éste poder iban a dar el último paso: vender la casa de la mujer y dejarla en la ruina.

Sin embargo la Policía trabajaba contra reloj para evitar que la estafa se consumara por completo. Alertados por el banco, con la ayuda de la residencia de Pacífico, descubrieron que los estafadores ya habían cambiado la cerradura de la casa de la anciana y se preparaban para escriturarla a su nombre. El mismo día de la firma para quedarse con la casa, los investigadores detuvieron a los cuatro. Ahora los estafadores están en libertad con cargos pero con una orden de alejamiento de la anciana que conserva sus propiedades.

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