El Papa denuncia en Egipto la violencia «en nombre de Dios» y el populismo

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El Papa Francis y el presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sisi (Foto:AFP)

El Papa Francisco ha proclamado este viernes 28 de abril durante su primer discurso en Egipto que ha pronunciado ante líderes musulmanes, un «no fuerte» a la violencia en nombre de la religión al tiempo que ha advertido del peligro de instrumentalizar la fe.

«Repitamos un ‘no’ fuerte y claro a cualquier forma de violencia, venganza y odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios», ha subrayado el Papa durante la Conferencia Internacional sobre la Paz que se lleva a cabo en Al-Azhar, la más antigua Universidad islámica.

Francisco ha afirmado que su deber es «desenmascarar la violencia que se traviste de presunta sacralidad» y ha instado a «excluir cualquier posición absoluta que justifique formas de violencia». «La violencia, de hecho, es la negación de toda religiosidad auténtica», ha concretado.

Por ello, les ha pedido que centren sus esfuerzos en desenmascarar «los intentos de justificar cualquier forma de odio en nombre de la religión y condenarlos como falsificaciones idólatras de Dios». De este modo, ha reclamado de los responsables religiosos una denuncia de «las violaciones contra la dignidad humana y contra los derechos humanos». «Solo la paz es santa y no se puede perpetrar ninguna violencia en nombre de Dios porque profanaría su nombre», ha especificado.

Por otro lado, durante su discurso ha aludido a los riesgos que existen cuando la religión se acerca al poder político porque, según ha señalado, podría quedar «absorbida por la gestión de los asuntos temporales» y «tentada por la seducción de los poderes mundanos que en realidad la instrumentalizan».

El viaje del Papa a Egipto se produce 20 días después de que 44 cristianos coptos murieran como consecuencia de un ataque terrorista que fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) durante el Domingo de Ramos.

Francisco ha reiterado su condena al tráfico de armas y ha señalado que para prevenir los conflictos y construir la paz hay que eliminar las situaciones de «pobreza y explotación, donde más fácilmente actúan los extremismos, y bloquear los flujos de dinero y de armas hacia quienes fomentan la violencia».

«Para enfrentarse a la barbarie de quien insufla odio e incita a la violencia hay que acompañar y hacer madurar a nuevas generaciones para que respondan a la lógica incendiaria del mal con el crecimiento paciente del bien», ha añadido.

Finalmente, ha defendido el diálogo y la apertura hacia el prójimo, «reconociendo los derechos y las libertades fundamentales, especialmente la religiosa» porque, según ha apreciado, solo a través del diálogo y la «civilización del encuentro» se puede contrarrestar «lo incívico del enfrentamiento».

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