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Todas las razones del porqué te mareas en el coche

Si has aprovechado las vacaciones para desplazarte hacia algún destino español o europeo conduciendo, probablemente tú o alguno de tus acompañantes habrá sufrido una sensación de mareo en algún punto del viaje. Sobre todo, en los caminos con numerosas curvas, es muy común padecer náuseas o vómitos. Y los principales perjudicados son quienes no están conduciendo. Ahora bien, ¿cuál es la explicación de este fenómeno? ¿Hay respuesta a la pregunta de por qué te mareas en el coche?

Lo primero que hay que aclarar es que algunas personas son más propensas que otras a sentirse mal cuando van en coche. Incontables son los casos en que tampoco tienen buenas experiencias cuando se trasladan en aviones, barcos y demás.

Volviendo al ejemplo de los coches, todo se debe a que posees un sistema del equilibrio más sensible que el de otros. Esta predisposición genética es irreversible y aunque no puedes hacer nada por eliminarla, sí que puedes controlar sus síntomas.

Razones del porqué te mareas en el coche

La cinetosis es el nombre que lleva la sensación de mareo con la que conviven especialmente los acompañantes de los coches que atraviesan carreteras con infinitas curvas y contracurvas. El secreto está en cómo nuestro organismo obtiene información para verse con respecto a su entorno. Al cambiar constantemente los datos que recibe se provoca el desequilibrio con los mareos.

Esa información contradictoria que debe procesar el cerebro es la que genera el malestar. Hay varias formas de reducir los síntomas, como sentarte erguido y dejar de lado las distracciones como los libros o el teléfono. Cuanta más información recibe el cerebro, más probable puede llegar a un punto en el que aparezcan las náuseas y los vómitos. Mira al frente y concéntrate en el paisaje si puedes.

¿Por qué no te mareas si eres quien conduce?

Seguramente habrás notado que el conductor del vehículo no se marea con la misma frecuencia que el resto de los pasajeros. Justamente, eso se debe a que todos sus sentidos están centrados en la carretera y la información que recibe es mucho menor.

Al mirar un punto fijo delante en la carretera, el conductor percibe que está quieto y no que se está moviendo permanentemente. Gracias a ello, el sistema nervioso central trabaja enfocándose en un sólo objetivo y se reducen las probabilidades de mareos.

En cualquier caso, vayas al volante o no, es indispensable que no haya maniobras bruscas para que nadie en el coche se maree.