¿Se siguen utilizando los supositorios?
Muchas personas tienen recuerdos de su infancia, donde se usaban los supositorios. Pero, ¿se siguen utilizando los supositorios en la actualidad?
Muchas personas se preguntan si todavía se siguen utilizando los supositorios y la respuesta es que sí, aunque cada vez menos. Generalmente, los pediatras indican el supositorio cuando el niño no tolera un medicamento vía oral, especialmente porque lo vomita. También es común su uso cuando se sospecha que el niño está estreñido. En todo caso, lo mejor es consultar con el médico antes de utilizarlo, para así asegurarse de no someter al pequeño de forma innecesaria a esta opción que resulta un poco incómoda.
¿Cuándo se utiliza el supositorio?
El supositorio es un elemento de mucha ayuda para diferentes casos. Como hemos visto, algunos pediatras lo indican cuando el niño no tolera bien la administración de medicamentos vía oral, ya sea por el malestar en general o porque no le gusta el sabor y termina vomitando el mismo. Es muy común utilizar los supositorios cuando el niño tiene fiebre pero no le gusta o tolera la medicina.
Otro de los casos por los cuales se utiliza con mucha frecuencia el supositorio es cuando el niño tiene estreñimiento. Entendiéndose por estreñimiento, más que la frecuencia de las deposiciones, la consistencia de las mismas. Es decir, si la deposición es muy seca y grande, puede generarle dolor al niño e inclusive generarle unas fisuras. Por supuesto, si pasan varios días sin ir al baño, lo más seguro es que comiencen a endurecerse las heces y sea necesario el uso del supositorio.
Pese a lo anteriormente descrito, es importante destacar que no se debe abusar de este tipo de elementos. Los supositorios sólo deben ser utilizados cuando haya un problema real y no bajo cualquier pretexto. El niño debe estar en capacidad de defecar sin ninguna clase de estimulación externa. Además, en caso de presentar problemas de este tipo, se puede recurrir a cambios en la alimentación del pequeño.
Colocación del supositorio
Además de utilizar los supositorios indicados por el pediatra, es importante colocar el supositorio de forma correcta no solo para que cumpla con su función, sino también para no generarle al niño ninguna clase de molestia.
Para colocar el supositorio, el niño debe recostarse cómodamente en una cama. Hay que impregnar el supositorio con vaselina u otro tipo de lubricante apto para niños, una opción natural puede ser el aceite de oliva. Se colocará el supositorio introduciendo la parte plana primero y no la puntiaguda. A continuación, se cierran las piernas y nalgas del niño durante varios segundos para que no lo expulse.
Los supositorios se siguen utilizando hoy en día aunque con mucha menos frecuencia. Sigue siendo una opción recomendada dependiendo de las causas, lo importante es no abusar de su uso. Y tú, ¿has utilizado supositorios para tus hijos?
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