Estudio de la Universidad de Rotterdam (Holanda)

Los pacientes con artritis quieren atención a su salud sexual

El tratamiento de la artritis es diferente dependiendo de qué tipo sea.
El tratamiento de la artritis es diferente dependiendo de qué tipo sea.

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Un nuevo estudio publicado en la revista Enfermedades Reumáticas y Musculoesqueléticas, de British Medical Journal, subraya la importancia de la salud sexual en pacientes que padecen condiciones del tenido conectivo, como la artritis, y recomienda encontrar tiempo en la consulta para mejorar su calidad de vida.

Los pacientes con artritis experimentan hinchazón y sensibilidad en una o varias articulaciones. Los síntomas más destacados son dolor y rigidez, que tienden a empeorar con el tiempo. La artritis puede ser fundamentalmente de dos tipos: artrosis (con lesiones en el cartílago que recubre los extremos de los huesos) y la artritis reumatoide (con daños que empiezan en el revestimiento de las articulaciones por acción del sistema inmunológico, que las ataca por error).

El tratamiento de la artritis es diferente dependiendo de qué tipo sea, pero el objetivo es siempre reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida. Ahí entra en juego, según los investigadores, la necesidad de atender a la salud sexual.

«No es solo sexo»

Los autores del nuevo estudio, de la Universidad de Rotterdam (Holanda) han identificado tres puntos de vista de los pacientes (varones) sobre el impacto de la enfermedad en la salud sexual. Dos de esas perspectivas dan fe de que las consecuencias van más allá de las relaciones sexuales en sí, y tienen que ver con aspectos emocionales, mentales y sociales. De hecho, el título de su estudio es: «No es solo sexo: El punto de vista de pacientes varones con artritis inflamatoria sobre el impacto de la enfermedad en su salud sexual».

Los investigadores recuerdan que la salud sexual se define como «un estado físico, emocional, mental y social de bienestar relacionado con la sexualidad». El impacto de la artritis inflamatoria en este aspecto se ha estudiado sobre todo en relación con la disfunción eréctil, pero ese es únicamente un elemento más. Su objetivo era describir los puntos de vista de los hombres con artritis en cuanto al impacto, general, de la enfermedad en su bienestar sexual.

El estudio documenta el importante papel que el daño acumulado y la actividad de la artritis generan para los pacientes. Los expertos también hacen hincapié en que las alteraciones de la sexualidad provocadas por la artritis «no deben considerarse como algo estático e intratable». Si se presta atención al asunto, es posible mejorar la calidad de vida general de los pacientes, plantean.

Para realizar el estudio se reclutaron pacientes con artritis que tenían diferentes características demográficas, sociales, culturales, económicas, religiosas y en cuanto a preferencias sexuales. Los individuos incluidos leyeron afirmaciones sobre cómo la artritis afectaba a distintos ámbitos de su salud sexual y los ordenaron según si estaban muy de acuerdo con ellas o no. Además, se les preguntó por qué estaban de acuerdo o en desacuerdo con ciertas afirmaciones, dando pie para que expresaran sus opiniones. Finalmente, se les pidió que contestaran a un cuestionario para evaluar la enfermedad y descartar síntomas de depresión, que habrían podido distorsionar los resultados de la investigación.

Las opiniones pudieron agruparse en tres categorías. La primera la formaron quienes manifestaban que la artritis afecta a la salud sexual y atribuyen esa afectación al dolor, la fatiga y el estado de ánimo. Esos pacientes declararon experimentar problemas de disfunción eréctil, y también declararon que la enfermedad había contribuido a deteriorar su relación de pareja e incluso, en algunos casos, su papel como padres. El principal motivo por el que no habían hablado con su médico de este tema era la falta de tiempo en la consulta. Eran los pacientes a los que se les había diagnosticado la enfermedad siendo más jóvenes. Las consecuencias de la enfermedad eran mayores en lo físico, lo mental y lo social.

Para el segundo grupo de pacientes también la artritis tenía un impacto negativo en la salud sexual, pero entre ellos la clave era la limitación física por el dolor, sin cambios en la erección ni disminución del deseo sexual respecto a su vida antes del diagnóstico. Sí declararon que se sentían menos atractivos por la deformación de las articulaciones afectadas, pero en general expresaron que sus parejas entendían el problema, aunque no siempre fuera fácil hablar de ello. También dijeron que si no habían hablado con el médico sobre el problema la razón era la falta de tiempo.

El tercer grupo lo formaban individuos que estaban satisfechos con su salud sexual y consideraban que la artritis no afectaba a este aspecto de su vida.

Los autores proponen seguir investigando este aspecto de la enfermedad y buscar intervenciones eficaces para mejorarlo, preferentemente partiendo de las preocupaciones expresadas por los pacientes.

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