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Obesidad: mejorar el acceso a los nuevos tratamientos para ahorrar más de 142.000 millones al año

Si se controlan los factores de riesgo, se puede prevenir hasta el 50% de los eventos cardiovasculares

Una experta analiza cada uno de los fármacos para la obesidad: así es como se deben usar

En el marco del último encuentro anual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que acaba de celebrarse en Oviedo, Ana de Hollanda, coordinadora del Área de Obesidad de esta sociedad científica, ha indicado que los nuevos medicamentos para la obesidad han supuesto un «avance significativo» en el manejo de esta enfermedad y sus complicaciones. Los fármacos se han asociado con una pérdida de peso mantenida en el tiempo y reducen el riesgo de que los pacientes desarrollen comorbilidades (enfermedades asociadas), incluyendo condiciones cardiovasculares, ha asegurado la especialista. De Hollanda ha hablado en la sesión titulada «Retos y oportunidades en el tratamiento farmacológico de la obesidad».

El perfil de paciente que puede recibir estos medicamentos está definido por los criterios que se han utilizado para los ensayos clínicos: personas que tienen un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30 o con un IMC entre 27 y 30 que presentan comorbilidades (enfermedades asociadas) como diabetes tipo 2, hipertensión o enfermedades cardiovasculares. El IMC es la relación entre la altura y el peso.

Los medicamentos, por sí solos, no resuelven el problema. La especialista ha insistido en que hay que comprometerse a adoptar también cambios en el estilo de vida junto con un seguimiento adecuado por parte de un profesional para evaluar en general la salud del paciente, los posibles efectos secundarios y el éxito del tratamiento. Indica que es «fundamental» que desde las instituciones se promuevan campañas de educación y concienciación sobre la obesidad como una enfermedad que requiere un enfoque integral y multidisciplinario.

Por otra parte, considera crucial facilitar el acceso a tratamientos eficaces a través de políticas públicas, sobre todo para los pacientes con mayor riesgo.

La factura derivada de la obesidad

Prevenir las complicaciones coronarias (deterioro de las arterias que suministran sangre y oxígeno al corazón) de la obesidad podría reducir a la mitad la factura de estas enfermedades en Europa: 282.000 millones de euros cada año.

Jaume Marrugat, responsable del grupo de investigación REGICOR en el Hospital del Mar (Barcelona) ha indicado que la predisposición a padecer enfermedades o desarrollar factores de riesgo cardiovascular está escrita en nuestros genes… con la salvedad de que la mayor parte de las enfermedades incluyen la combinación de un componente genético (invariable) y otros elementos en los que sí se puede influir.

La enfermedad coronaria es la causa de muerte más frecuente en el mundo (24% de todos los fallecimientos) y supone un coste para Europa de más de 282.000 millones de euros al año, lo que equivale a alrededor del 5% de su gasto sanitario total, ha recordado el experto.

Por eso, la prevención es esencial en el abordaje de las enfermedades cardiovasculares porque, como recuerda este especialista, si se trataran los factores de riesgo, toda la población llevara una dieta saludable y practicara ejercicio físico se podría prevenir aproximadamente el 50% de los casos de estas enfermedades.

«Cuando la enfermedad ya ha aparecido es imprescindible iniciar el tratamiento lo antes posible para minimizar los daños que ocasiona», especifica.

Medir el riesgo a diez años

La prevención se basaba hasta hace poco tiempo en la estimación del riesgo de desarrollar alguna forma de cardiopatía isquémica o enfermedad cardiovascular, en un plazo estimado de diez años, con funciones matemáticas que incluían información sobre factores de riesgo en cada persona (edad, sexo, consumo de tabaco, diabetes, hipertensión, colesterol total y HDL). Sin embargo, el experto ha aludido también a la importancia de la medicina de precisión, ya que en las últimas décadas se ha abogado por mejorar el pronóstico mediante la introducción de nuevos factores.

En palabras del Dr. Marrugat, «uno de los esfuerzos más efectivos que ha conllevado la orientación de la medicina personalizada es el desarrollo de puntuaciones genéticas de riesgo, ya que con alrededor de 12 características genéticas se puede calcular una puntuación que mejora significativamente la predicción de las funciones de riesgo».