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Más pruebas avalan que la vitamina D previene cáncer, demencia o problemas cardiovasculares

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Los beneficios de la vitamina D, más allá de que puede causar debilidad de los huesos, que se llama raquitismo en los niños y osteomalacia en los adultos, apuntan ya, según la comunidad científica, a una menor posibilidad de tener un cáncer y un reciente ensayo clínico publicado por The BMJ (British Medical Journal), evitar el riesgo de eventos cardiovasculares graves en personas mayores.

La principal fuente de vitamina D es la exposición solar (90%), como explica a OKSALUD la coordinadora del Grupo de Metabolismo Mineral y Óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la Dra. María Cortés.  

La mayoría de la gente obtiene al menos algo de vitamina D que necesita al exponerse a la luz del sol. Las fuentes dietéticas incluyen unos cuantos alimentos que contienen vitamina D naturalmente, como lo es el pescado graso, el aceite de hígado de pescado y los huevos. Sin embargo, la mayoría de la vitamina D proviene de alimentos fortificados con vitamina D, como la leche, los jugos y los cereales del desayuno.

Recientemente, en una ponencia magistral llevada a cabo por el Dr. Alberto Muñoz, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), abordó las distintas terapias contra el cáncer que hay en estos momentos en estudio. En esa disertación, dejó ver la importancia que tenía la vitamina D, para evitar cualquier tipo de cáncer. Por ello, la importancia de controlarla a lo largo de nuestra vida. Sin embago, hay que tener en cuenta que un exceso de la misma puede tener toxicidad, por lo que en todo momento, deberán ser los médicos quienes nos pauten posibles tratamientos.

Por su parte, el Instituto Nacional del Cárncer, sugiere tras una investigación epidemiológica inicial, que los índices de incidencia y de mortalidad por algunos cánceres eran más bajos en los individuos que viven en las latitudes del sur, en donde los grados de exposición a la luz solar son relativamente altos, que en quienes viven en las latitudes del norte. Ya que la exposición a los rayos ultravioleta de la luz solar conduce a la producción de vitamina D, los investigadores formularon hipótesis de que la variación de las concentraciones de vitamina D pudiera ser responsable de esta asociación. Sin embargo, se requiere investigación adicional que se base en diseños más fuertes de estudios para determinar si las concentraciones más altas de vitamina D tienen relación con índices más bajos de incidencia o de mortalidad por cáncer, aclaran.

Los valores en España de la población en cuanto a esta importante vitamina, señalan que entre el 70 y el 90% de la población tiene índices por debajo de los normales. Una situación que se acentúa tanto en jóvenes como adultos, mujeres con menopausia y los mayores.

No debe ser suplementada de manera altruista

En los sistemas de urgencias y de Atención Primera se ven casos de manera constante de pacientes que, de manera autónoma o por indicaciones de personas que no son médicos, han iniciado un proceso para suplementar la vitamina D. Algunos han acabado en muy mal estado debido a que es necesario una correcta dosificación.

La vitamina D sin control favorece una excesiva acumulación de calcio en la sangre, lo que provoca un amplio abanico de síntomas (mareos, confusión, apatía, psicosis, depresión, estupor, coma, anorexia, dolor abdominal, vómitos, estreñimiento, úlceras pépticas, pancreatitis, tensión sanguínea alta, ritmo cardíaco anormal, enfermedad inflamatoria ocular, artralgia, pérdida de audición y daños renales).

Otros beneficios

Una investigación del Trinity College de Dublín (Irlanda) y de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) ha estudiado la asociación entre la vitamina D y el covid-19, y ha descubierto que la radiación ultravioleta B (UVB) ambiental, que es clave para la producción de vitamina D en la piel, protegía fuertemente contra la enfermedad grave y la muerte, según publican en la revista Scientific Reports.

De otra forma, el estudio a gran escala publicado en la revista Alzheimer’s & Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring, ha detectado un 40% menos de diagnósticos de demencia en el grupo que tomaba este tipo de suplementos con supervisión médica.

Investigadores del Hotchkiss Brain Institute de la Universidad de Calgary (Canadá) y de la Universidad de Exeter (Reino Unido) han estudiado la relación entre esta vitamina y la demencia en más de 12.388 participantes del Centro Nacional de Coordinación del Alzheimer de Estados Unidos, con una una edad media de 71 años y no padecían demencia en el momento de inscribirse. Del grupo, el 37% (4.637) tomaba suplementos de vitamina D.

En toda la muestra, 2.696 participantes evolucionaron hacia la demencia a lo largo de diez años; entre ellos, 2.017 (75%) no tuvieron exposición a la vitamina D en todas las visitas previas al diagnóstico de demencia, y 679 (25%) tuvieron una exposición basal.

Quimioterapia

El Doctor Esteban Jódar haciendo referencia al cáncer de mama, en una entrevista en OKSALUD, ha explicado que «la insuficiencia en vitamina D puede asociarse a un mayor fracaso en la quimioterapia». En este sentido, ha pedido igualmente cautela, pero señaló que «hay datos experimentales en laboratorio donde muchos genes que son necesarios o juegan un rol en la aparición del cáncer de mama y que, como sabe, además tienen muchos tipos que son muy diferentes y que tienen muy diversa evolución y pronóstico, muchos de esos genes pueden estar modulados por el sistema hormonal D. Y también hay algunos datos recientes muy interesantes que demuestran que adecuadas concentraciones de vitamina D pueden asociarse a una menor tasa de fracaso a los tratamientos quimioterápicos.

«Esto también es atractivo, pero, nuevamente, no sabemos en qué medida es un epifenómeno o si hay una relación causal».