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Estudio

El Marañón demuestra los cambios en el cerebro de la mujer asociados a la depresión posparto

Algunas madres que dan a luz presentan un tipo de depresión más grave y de mayor duración, conocida como depresión posparto

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Investigadoras del Hospital General Universitario Gregorio Marañón han demostrado que los cambios que se producen en dos áreas del cerebro de las mujeres al ser madres están relacionados con la experiencia del parto y los síntomas de depresión posparto. En concreto, en el estudio, publicado en la revista Science Advances, los investigadores han descrito variaciones en el volumen del hipocampo y la amígdala, regiones cerebrales implicadas en la memoria y el procesamiento emocional, ha explicado el centro hospitalario en un comunicado.

El nacimiento de un bebé puede generar una variedad de emociones intensas, desde el entusiasmo y la alegría hasta el miedo y la ansiedad. Sin embargo, también puede originar algo que tal vez no se espere como es la depresión. Así, algunas madres que recientemente dieron a luz presentan un tipo de depresión más grave y de mayor duración, conocida como depresión posparto. A veces, se denomina depresión perinatal porque puede comenzar durante el embarazo y continuar hasta el nacimiento del bebé.

Por este motivo, y atendiendo a las conclusiones del estudio, en el momento del embarazo no se produjeron diferencias anatómicas significativas en el cerebro de las mujeres que fueron estudiadas en comparación con las mujeres sin hijos que formaron parte del grupo control. Sin embargo, la estructura de dos regiones cerebrales sí mostró cambios entre el final del periodo de gestación y los primeros meses tras dar a luz en función de la experiencia de parto y los síntomas de depresión posparto.

De este modo, se ha determinado que las madres que tuvieron una percepción negativa de su experiencia de parto experimentaron un mayor aumento en el volumen del hipocampo. Asimismo, en aquellas que mostraron un aumento significativo de síntomas depresivos en el posparto, se observó un incremento mayor en el volumen de la amígdala.

Para llevar a cabo esta investigación se tomaron imágenes de resonancia magnética de 88 madres primerizas en dos puntos temporales: al final del tercer trimestre del embarazo y durante el primer mes posparto. Como grupo control, también se evaluaron mediante resonancia magnética a 30 mujeres sin hijos en el mismo intervalo.

Las investigadoras del Hospital Gregorio Marañón explican que los cambios en el cerebro durante la transición a la maternidad pueden interpretarse como adaptaciones a los eventos desafiantes del parto y la maternidad, así como indicadores de posibles vulnerabilidades.

«El parto y el posparto son momentos de gran intensidad emocional que la madre recuerda durante toda su vida. Cambia su vida y puede cambiar su cuerpo, un cuerpo ubicado también en un contexto e influenciado por él», ha indicado Cristina Ballesteros, investigadora del grupo de Neuroimagen del IiSGM y una de las autoras del trabajo.

Esta línea de investigación continúa el camino trazado por un primer estudio científico lanzado hace siete años. Desde entonces, varios trabajos publicados en Nature Neuroscience por las investigadoras del IiSGM junto a la UAB han demostrado que la transición a la maternidad se acompaña de reducciones en el volumen de sustancia gris durante la gestación, a los cuales se acompañan incrementos en el inicio del posparto, sin llegar a alcanzar la línea de base inicial.

«En los últimos años, hemos visto como los cambios que acontecen durante el embarazo son similares a los que ocurren durante la adolescencia, ambos periodos marcados por una reducción en el volumen de la sustancia gris en el cerebro», apunta María PaterninaDie, también autora del estudio e investigadora del grupo de Neuroimagen del centro.