OkSalud
Ictus

Hallazgo: un fármaco para el cáncer podría combatir los síntomas del ictus

En el ámbito científico, no es extraño que buscando un tratamiento para cierta enfermedad se acabe descubriendo una terapia efectiva contra otra patología. La detección de un fármaco para el cáncer podría combatir los síntomas del ictus parece reafirmar dicha teoría pero, ¿cuáles son sus características y por qué los investigadores están tan entusiasmados con este hallazgo?

Tal y como explica InfoSalus, de Europa Press, un estudio del Institut de Neurociències de la Universitat Autònoma de Barcelona pudo demostrar que un fármaco aprobado para combatir en seres humanos un tipo de linfoma cutáneo podría mejorar ostensiblemente, acelerando la recuperación y atenuando las lesiones cerebrales que deja este problema.

Las pruebas, realizadas en ratones de laboratorio, son clave porque el ictus isquémico es la segunda causa de muerte en el planeta. Es provocada cuando el flujo sanguíneo no logra llegar al cerebro debido a una obstrucción. Si durante unos segundos el cerebro no recibe el oxígeno suficiente, eso puede producir un deterioro temporal o un daño definitivo a nivel funcional. Hasta ahora sólo existen unos pocos tratamientos para el ictus reciente, y está reservado a pocos pacientes por sus contraindicaciones.

Sin embargo, con la confirmación oficial de que el vorinostat posee «un enorme potencial» como parte del tratamiento contra el ictus, los médicos esperan que quienes acaban de atravesar un accidente cerebrovascular puedan recuperarse rápidamente más allá de su condición de salud previa. Veamos los síntomas del ictus.

¿Por qué este fármaco funciona en los pacientes con ictus?

Los investigadores hallaron que el vorinostat inhibe las deacetilosas de histonas, unas enzimas que regulan la expresión génica modificando los niveles de acetilación de un grupo de proteínas -justamente, las histonas-. El informe, publicado originalmente en Biomedicine and Pharmacotherapy, una prestigiosa revista del sector, se basa en un conjunto de estudios sobre ratas hipertensas. Éstas evidenciaron un menor déficit neurológico y una mínima respuesta inflamatoria al experimentar el accidente cerebrovascular.

Andrea Díaz, primera autora del artículo, afirmó que «con una única dosis de fármaco, aplicado durante el periodo de reperfusión, se conseguían prevenir múltiples factores asociadas a la patología del ictus». Con esos datos, los expertos aseguran que este fármaco debería pasar a una fase siguiente de investigación más allá de la preclínica.

Especialmente por la prevalencia actual del ictus, un problema de salud individual pero a su vez colectivo por los millones de euros que supone el tratamiento de quienes lo padecen.

En caso de sufrir un ictus, el vorinostat no sólo protege el cerebro sino también los vasos que lo rodean. Además, lo hace prácticamente sin contraindicaciones, recordando que es uno de los limitantes con los que se suelen topar los doctores.

Francesc Jiménez-Altayó, responsable de la UAB y del Área de enfermedades cardiovasculares del Centro de Investigación Biomédica en Red, manifestó por su parte que «dada la necesidad de fármacos para tratar el ictus isquémico agudo y que el vorinostat está aprobado para uso humano, estos hallazgos deben incentivar el abordaje de más investigaciones preclínicas».

¿Cómo es la situación de los accidentes cerebrovasculares en España ahora mismo?

De acuerdo a la literatura disponible, el perfil de incidencia del ictus en España es de 171 a 191 casos por cada 100.000 habitantes. A su vez, la Sociedad Española de Neurología considera que el 90% de los casos de ictus se podrían evitar «con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable» que suponga «el entrenamiento y una alimentación sana».

La misma fuente establece otras curiosidades que ayudan a comprender el fenómeno del ictus en el país.

¿Por qué hay más accidentes cerebrovasculares ahora? Síntomas del ictus

Este incremento del ictus se debe a múltiples factores, ya que si bien los desencadenantes son la presión arterial alta, la frecuencia cardíaca irregular -o fibrilación auricular-, etc., en realidad es el resultado de nuestra rutina sedentaria.

Pasamos demasiadas horas diarias sentados y muchos no hacemos ningún tipo de actividad física. Si a la falta de ejercicios le sumamos una alimentación poco saludable, la consecuencia de este combo explosivo es una probabilidad mayor de experimentar un accidente cerebrovascular.