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La falta de experiencia dificulta el teletrabajo que se recomienda para evitar el coronavirus

El peligro de que el coronavirus contagie a gran parte de la plantilla de una empresa, con los problemas logísticos que ello puede conllevar para el funcionamiento normal de su actividad, esta llevando a plantear medidas como el teletrabajo. Requiere de una gran coordinación entre los equipos y una infraestructura que garantice la comunicación. Unido a la escasa experiencia hace que sea de difícil aplicación a corto plazo.

Esta semana, el Ministerio de Trabajo publicaba una guía de actuación en el ámbito laboral en relación al coronavirus. Para luego ser desautorizada por el Gobierno, que remitía a los consejos de Sanidad. En la guía de la ministra Yolanda Díaz se anima a las empresas a implantar medidas de teletrabajo para evitar «situaciones de contacto social».

De hecho, algunas empresas, como Bankia, EY, Vodafone o BBVA, ya han puesto en marcha este tipo de medidas de trabajo a distancia, junto a la cancelación o limitación de viajes.

En España sólo el 4,3 % de los ocupados trabajaba habitualmente desde casa, según los datos de Eurostat de 2018, frente al 5,2 % de la media europea y por debajo de las tasas de países del entorno como Alemania (5 %), Portugal (6,1 %) y Francia (6,6 %).

En Estados Unidos, hay más de cuatro millones de teletrabajadores, lo que representa sólo el 3,2 % de toda la fuerza laboral del país. Todos están lejos de la experiencia de países como Holanda o Finlandia, donde el 14 % y el 13,3 %, respectivamente, de los ocupados teletrabaja.

Según los datos que recoge la estadística del Ministerio de Trabajo, en España sólo 47 convenios colectivos (el 4 % del total) recoge entre sus cláusulas las condiciones para aplicar el teletrabajo a los 376.863 trabajadores que amparan (el 15,3 % de los que están bajo convenio).

El trabajo a distancia, advierte el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, puede entrañar riegos para la salud, entre los más importantes, los de carácter psicosocial. En el teletrabajo, hogar y puesto ocupan un mismo sitio físico, lo que puede afectar a la conciliación de la vida familiar, a la socialización dado el menor contacto con sus compañeros, o a las dificultades para desconectar del trabajo ante un acceso más permanente.