Estos son las alternativas más saludables al aceite de oliva
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De acuerdo con los datos del estudio de la OCU, los productos que más han subido han sido el aceite de oliva suave de marca blanca (53,6%) y el aceite de girasol de marca blanca hasta un (49,3%). Esta subida de precios ha sido motivada por la falta de stock y ha conllevado además a la utilización de otro tipo de aceites que analizaremos para saber cuáles son los más saludables.
Debemos tener en cuenta la importancia que tiene para la salud en general, pero para el corazón en particular, reemplazar las grasas malas (saturadas y trans) por grasas más saludables (monoinsaturadas y poliinsaturadas). De esta forma, elegir aceites vegetales no tropicales es más sano, como siempre se ha insistido a la hora de hablar de las bondades para nuestra nutrición de la dieta mediterránea o atlántica.
Hay países en nuestro entorno que utilizan de manera habitual grasas sólidas (como mantequilla, aceites hidrogenados, manteca de cerdo y margarina en barra) o aceites tropicales (como aceites de palma y de coco), que pueden contener mucha grasa saturada y que es menos beneficioso para la salud que aceites como oliva y girasol. Sin embargo, hay otras variedades de aceite como soja, maíz o canola que tiene sus particularidades, según diferentes estudios científicos.
En cuanto a algunos aceites especiales, como pueden ser el caso del aguacate, semilla de uva, germen de arroz o sésamo, pueden ser opciones saludables, aunque suelen ser más costosos.
Un consejo general a la hora de elegir un aceite es que no se compre cuando tenga menos de 4 gramos de grasa saturada por cucharada y no es aconsejable los aceites parcialmente hidrogenados o las grasas trans.
Obesidad y diabetes
Teniendo en cuenta que existen multitud de estudios y que cada persona deberá tener en cuenta en su contexto cuáles son los mejores aceites para su despensa, los de oliva o girasol, son siempre acertados, aunque cada uno debe utilizarse para distintas formas de elaborar los alimentos.
Sin embargo, recientemente un estudio ha señalado al aceite de soja, al relacionarlos con la obesidad y la diabetes y, potencialmente, con el autismo, el Alzheimer, la ansiedad y la depresión. Investigadores de la Universidad de California en Riverside examinaron en el laboratorio el intestino de ratones alimentados sistemáticamente con una dieta rica en aceite de soja durante 24 semanas. Descubrieron que disminuían las bacterias beneficiosas y aumentaban las nocivas (en concreto, la ‘Escherichia coli’ invasora adherente), condiciones que pueden provocar colitis.
El aceite de soja es el aceite comestible más utilizado en Estados Unidos y cada vez se utiliza más en otros países, sobre todo en Brasil, China e India. En Estados Unidos, la producción de soja despegó en la década de 1970 para su uso como pienso animal; un subproducto de la creciente tendencia al crecimiento fue el aceite de soja. La soja, una buena fuente de proteínas, es fácil y barata de cultivar.
«Nuestro trabajo pone en tela de juicio la idea de hace décadas de que muchas enfermedades crónicas se deben al consumo excesivo de grasas saturadas de origen animal y que, por el contrario, las grasas insaturadas de origen vegetal son necesariamente más saludables», ha afirmado el investigador adjunto del Departamento de Microbiología y Patología Vegetal, Poonamjot Deol, coautor del artículo, publicado en Gut Microbes.
Otros aceites
El aceite de semillas de lino, aseguran que es rico en omega 3, 6 y 9 y suele ser utilizado en ocasiones con el de girasol para hacer mayonesas. Se cree, por ello, que es un aliado natural para la salud cardiovascular, ya que previene enfermedades como arterioesclerosis al ayudar a disminuir los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre.
En cuanto al aceite de coco, se puede precisar que es mucho más sólido a temperatura ambiente y con sabor y aroma a coco. Supuestamente, este aceite se ha mencionado como saludable porque ayuda a subir el colesterol bueno, acelerar el metabolismo, adelgazar, reducir el apetito e incluso aumentar las defensas. Sin embargo, tiene detractores como Karin Michels, profesora de la Harvard TH Chan School of Public Health que asegura que no es bueno.
Cacahuete. Es típico de países del sudeste asiático y algunas zonas de África. En su caso lo utilizan principalmente para freír y saltear. El aceite de cacahuete es rico en grasas monoinsaturadas «buenas» y bajo en grasas saturadas «malas». Se cree que esto ayuda a prevenir enfermedades cardíacas y reducir el colesterol. El aceite de cacahuete podría ayudar a reducir la acumulación de grasa en los vasos sanguíneos.
Aceite de palma. El aceite de palma, aunque es de origen vegetal, contiene casi un 50% de ácidos grasos saturados, sobre todo el ácido palmítico. Este tipo de grasa no es recomendable en el contexto de una dieta saludable, ya que eleva el colesterol y puede favorecer la arteriosclerosis y enfermedades cardiovasculares.
Proceso para el aceite virgen extra (AOVE)
Cuando la aceituna está en su punto óptimo, se procede a su recolección y, una vez en la almazara, se realiza un primer cribado para eliminar restos de hojas o ramas. El siguiente paso es la extracción del aceite, que se realiza exclusivamente por medios mecánicos, generalmente ejerciendo presión sobre las olivas para extraer el aceite y siempre por debajo de los 27º C. «En nuestro molino, lo hacemos siempre por debajo de 24ºC, lo que se conoce como Primera Presión en Frío. A partir de aquí, se inicia el proceso de cata, que es el que va a determinar las propiedades organolépticas (sabor, aroma, textura) de cada aceite y también su grado de acidez. Ambos conceptos serán los que establezcan la calidad del aceite y su calificación final: virgen o virgen extra. Básicamente, estos aceites se diferencian en que el AOVE es de mayor calidad, puesto que tiene mejores cualidades, sobre todo a nivel de acidez y sabor» como ha precisado el experto de Aceites Bleriot.